La Federación Hotelera de Ibiza y Formentera hizo pública ayer su «decepción» con los planteamientos que incorpora la redacción de la ordenanza de circulación para la zona de Dalt Vila. Según precisaron, la prohibición de estacionar dentro del recinto amurallado, en cualquier época del año y lugar, obligará a los establecimientos turísticos de la zona a organizar un sistema de gestión de los vehículos de los clientes «muy gravoso» para su actividad. Además, las medidas que se implantan significarán un aumento del tráfico en el barrio al obligar a los vehículos de los clientes a entrar y salir cada vez.
Más tráfico
Los hoteleros consideran, además, que con estas medidas se hará «más ingrata la vida en el barrio, creando un tráfico que no siempre sería necesario».
«No contribuirán a revitalizarlo las prohibiciones y limitaciones para la accesibilidad de quienes luchan para conseguir actividad y clientes para el barrio. Los establecimientos turísticos son tan vecinos del barrio como cualquier otro», apuntaron, por lo que no entienden que se les quiera «expulsar» al dificultar la accesibilidad. Los hoteleros reiteraron que la ordenanza «parte de un razonamiento falso y enfrenta a unos vecinos con otros. Lo que se quita a unos se da a otros».
La patronal recordó que se va a privatizar el uso de los aparcamientos en beneficio «exclusivo» de los vecinos empadronados, aunque los problemas de aparcamiento en verano «son para todo el mundo». También precisaron que el caso de Ibiza «no es comparable» al no conocerse ningún casco histórico rodeado de playas. «Si de verdad se quiere proteger y conservar el patrimonio, hay que darle vida. No hay tantos negocios en Dalt Vila y se tienen que facilitar las mejores condiciones posibles para que sobrevivan», concluyeron.
La respuesta
Por su parte, desde el Consistorio precisaron que el criterio que están siguiendo desde Movilidad es «el de priorizar las necesidades de vecinos y residentes» y recordaron que Dalt Vila tiene muy pocas plazas de aparcamiento. «Consideramos que es importante que estas pocas plazas estén a disposición de los vecinos del barrio». En este sentido, recalcaron que es «una petición de los vecinos» que respaldan «completamente, ya que son ellos los que vienen todo el año en Dalt Vila y los que dan vida al barrio». Desde Vila aclararon que los residentes en Dalt Vila también tienen restricciones ya que, por ejemplo, sólo tienen permiso para dos vehículos por unidad familiar aunque esté compuesta por seis miembros. «Es decir, se establecen unas ratios de los vehículos con los que cada unidad familiar puede acceder al recinto amurallado», precisaron.
En cuanto a los negocios turísticos, aclararon que se permitirá acceder a los clientes de los establecimientos turísticos y podrán aparcar «para hacer el check-in y dejar las maletas en el hotel. Posteriormente, deberán dejar el vehículo fuera del recinto amurallado o usar el servicio de aparcacoches gratuito que los hoteles ya promocionan en sus webs».
La ordenanza también permite a todos los establecimientos turísticos el acceso de vehículos para carga y descarga. También se permite el paso de los vehículos shutter de los establecimientos turísticos. «No se trata de expulsar a nadie, sino de facilitar las cosas a los que viven en Dalt Vila de manera permanente. Se intenta, en la medida de lo posible, ser flexible y permitir que los establecimientos turísticos puedan realizar todas sus operaciones diarias como acceso, check in, carga y descarga o shutters».
Desde Vila reconocieron ayer que son conscientes de las «características especiales de Dalt Vila» con calles estrechas y en pendiente, por ejemplo, pero tienen claro que no quieren «volver al escenario de los años 70, cuando los coches invadían todos los rincones de Dalt Vila», concluyeron.