El peso del turismo, ese factor que hizo que las Pitiusas capearan mejor las consecuencias de la crisis de 2008, será un lastre para la recuperación económica provocada por la actual crisis sanitaria. Es una realidad objetiva que hace pensar a Antoni Riera, director de la Fundación Impulsa Balears, que la salida de la recesión que ya sufren las Baleares será más costosa en Ibiza y Formentera que en Mallorca o Menorca, con una dependencia menor del turismo.
Uno de los factores que determina esta previsión es la dependencia del turismo de países extranjeros. La evolución de la pandemia en otros lugares marcará la recuperación de las Pitiusas. La construcción o la industria tendrán una recuperación más rápida.
La fundación calcula que en Balears se han producido unas pérdidas económicas de 612,14 millones de euros desde el inicio de la crisis. «El 41% de la pérdida acumulada está directamente vinculada a la rama de hotelería y restauración. Como esa rama pesa más en Ibiza que en el resto de islas el impacto sobre esa rama es también mayor», explica Riera.
Una realidad que, según el economista, no debe suponer un desaliento sino la consciencia de que «la recuperación dependerá de la gestión que se haga de la pandemia. Por lo tanto es muy importante que las administraciones y las empresas elaboren planes de contingencia para afrontar esa situación».
En recesión
Desde la fundación informan que la economía de las islas ya ha entrado en recesión. Durante las dos primeras semanas desde el decreto del estado de alarma se produjo una pérdida del Producto Interior Bruto (PIB) de Baleares de 120,55 millones de euros, mientras que tras el decreto que paralizaba la actividad económica las pérdidas ascendieron a 491 millones de euros.
Este crecimiento exponencial se debe a tres motivos: el frenazo de la economía, una restricción mayor de la actividad y que avanza el calendario hacia la temporada y la actividad prevista en Baleares es mayor.
Es por ello que la previsión es que la cifra de pérdidas de esta Semana Santa sea todavía mayor.
Hasta el 12 de abril, las pérdidas acumuladas suponen el 2% del PIB. El descenso implica pérdidas tanto en el primer como en el segundo trimestre, algo que en economía implica una recesión técnica.
Dado que Ibiza y Formentera crecían por encima de la media balear, un 2,3% frente a un 1,8% de media, Riera señala que el batacazo económico también será mayor. «Es lo mismo que si cayeras de un edificio, otras zonas caerán de un tercer piso mientras que las Pitiusas se caerán de un sexto.
Recetas económicas
La fundación distingue dos etapas en esta crisis: una de emergencia y otra de contingencia.
En la fase de emergencia son necesarias medidas reactivas: flexibilizar las cargas económicas de las empresas, aplazamiento de las obligaciones e inyección de liquidez. Medidas a corto plazo con un impacto muy fuerte. Esta es la receta que se ha seguido hasta el momento, por lo que Riera indica que vamos bien.
En la segunda fase estas medidas no deberían detenerse, pero sí quedar en un segundo plano para dar paso a acciones para: recuperar y reorientar la actividad y reformular la senda de crecimiento.
La crisis actual pone de manifiesto que la recuperación de la crisis de 2008 no se tejió con mimbres sólidos. La situación actual es la muestra, sin embargo, que también concede la oportunidad de corregir para tener en el futuro un sistema económico más preparado. «No volver al punto en el que lo dejamos. Hay que buscar un nuevo punto para prevenir que las futuras crisis tengan el mismo impacto por lo que deberá trabajarse en reformular y reorientar nuestra economía», concluyó.
EL APUNTE
Pruebas PCR masivas
La Fundación Impulsa apunta en su último informe que para poder reducir al máximo la tasa de reproducción del virus y minimizar los costes económicos y sociales asociados se haría necesario que las autoridades pusieran en marcha una estrategia de pruebas PCR masivas combinadas con medidas de restricción de la movilidad interna. Dado que actualmente la capacidad de para hacer pruebas de PCR es limitada, plantean descentralizar este servicio y contar con material existente en la UIB y laboratorios privados como se ha hecho en Alemania o Corea del Sur, acudir a suministro de PCR nacionales o mejorar la logística y gestión de estas pruebas.