Una hora para pasear, para respirar, aunque mejor con mascarilla, y para correr. Tal vez para montar en bicicleta o en patines, aunque claro, si te caes… ir al hospital es más peligroso ahora que curativo, por lo que mejor nos olvidamos de ellos, ¿vale? Y, cariño, no bajes tampoco el balón, estará en contacto con el suelo y puede que sin querer, al hacer una parada, te toque la cara y te invada el monstruo verde. No, peluches y muñecos ya has escuchado en la tele que no se puede, por lo que los dejamos también en casa.
Cielo, tenemos una hora para salir de casa y no podemos alejarnos más de un kilómetro del perímetro establecido que he dibujado en este mapa, así que dime dónde quieres ir. Concreta. No, lo siento mi niño, a la playa no se puede porque es un espacio prohibido. Sí, igual que los parques. Ya sé que lo entiendes pero que es una faena, a mí también me da mucha rabia. En Madrid tampoco se puede ir al Retiro, ya has oído a tus primos. Claro que sería divertido visitar un Zoo, pero imagínate que todos quisiesen hacerlo, estarías muy expuesto. Cuando todo termine lo apuntamos como excursión real número uno.
No, tampoco podemos salir juntos ni con el perro, debes elegir con quién quieres estar, con papá o con mamá. ¡También podríamos dividirnos, chicos! Yo me voy con tu hermana y papá contigo. No es sexismo, así podréis escoger cada uno dónde invertir vuestra primera hora de desconfinamiento. Pero, ¿cómo vamos a ir a ver a los abuelos? ¿qué quieres, ponerlos en peligro, que estén más tristes aún por no poder achucharte? ¿Dónde has oído eso de que si ya han pasado seis semanas es imposible que se contagien? ¡Este niño, tiene unas cosas…!
¿Te has decidido ya? ¿Pero ahora por qué te enfadas?
¿Ya te has tranquilizado? Venga, vamos a prepararnos, ¿lo tienes todo?
Come algo antes de salir, bebe agua y ve al baño, ya sabes que no podrás hacer nada de eso fuera. No, tu hermano mayor no puede acompañarnos, tiene 15 años y está fuera del rango infantil autorizado. Ya lo sé, cariño, yo tampoco entiendo nada, lo importante es que podrás saltar y correr un poco.
La comba tampoco la cojáis, a saber qué virus podríamos traernos luego.
La mascarilla no se pone así, ¿cuántas veces tengo que explicártelo?
No hay guantes de tu tamaño, piensa que están inventados para trabajos de adultos y nunca se había estudiado que fuesen necesarios para niños.
Ven, que te recojo el pelo, no quiero que tengas que apartártelo de la cara. Cuando volvamos ya sabéis, os quitáis la ropa en este cubo, lo tapamos y a la ducha directos.
Ya lo sé, ¡qué complicado es todo! Pero al menos hoy disfrutaremos de nuestra primera hora de desconfinamiento. Mañana será otro día y veremos si nos imponen otro cuento.
Por las noches los monstruos ya no se visten de ‘cocos' ni de vampiros, sino de virus letales que convierten los hogares en cárceles y tras los que la vida deja de ser un juego.