En estos difíciles momentos por los que atraviesa nuestro país, es imprescindible que el Ejecutivo transmita una imagen de solvencia y seriedad de criterio, que genere certeza y confianza. El equilibrio entre la salud y la recuperación urgente de nuestra economía, nada fácil por cierto, NO PUEDE DEMORARSE MÁS.
Lejos de ello, asistimos con creciente preocupación, a la última ocurrencia del gobierno de la nación, la derogación de la reforma laboral.
A la falta de un plan completo y preciso de desescalada (que a día de hoy sigue sin publicarse íntegro en el BOE, como sería exigible en cualquier país democrático) y de reactivación económica, nos enfrentamos a un gobierno de medidas improvisadas, en una aventura diaria: cuarentena sí, cuarentena no; mascarillas no, mascarillas sí; vuelta al colegio sí, vuelta al colegio no…, y así en un retahíla de despropósitos y contradicciones, que no es el caso enumerar por ser de todos conocida.
A los problemas que ya vienen asumiendo nuestras empresas y trabajadores, derivados de esta falta de previsión del gobierno (ERTES que no se están cobrando; una gran mayoría de trabajadores que llevan dos meses sin prestación alguna; desconcierto ante la posibilidad de ERTES ‘escalados', incertidumbre ante inminentes despidos, etc) se viene a sumar ahora la incertidumbre de la reforma laboral. Un problema creado por el mismo gobierno, en palabras de una de sus ministras.
El despropósito es de tal calibre, y viene a interferir y romper de tal modo el diálogo entre empresas y trabajadores, que más que un disparate -que lo es, uno más- parece que obedece a una estrategia para destrozar el tejido empresarial del país, que es a lo que estamos abocados de no terminar pronto esta situación y recuperar el sentido común.
Estabilidad
La CEOE ha roto el diálogo con el Gobierno, en un vuelco preocupante. Y el presidente de la nación, más dubitativo que nunca, acorralado por alguno de sus propios ministros y barones del partido, se echa atrás… en un espectáculo, que a nadie escapa, lamentable. El Ejecutivo ha perdido la poca credibilidad que le quedaba.
En mitad de la tormenta, desde la Cámara nos preguntamos con preocupación: ¿alguien puede no darse cuenta de la imagen que estamos dando a nivel europeo? La economía necesita estabilidad. La seriedad de un país se mide por su nivel de seguridad jurídica. Es fundamental incentivar la inversión, que tanto vamos a necesitar en los próximos meses para ayudar a empresas, autónomos, trabajadores, familias…
En momentos tan cruciales para nuestro futuro, en los que en Europa se debate un posible rescate económico, momentos en los que nos jugamos nuestra economía tan ligada al sector turístico, asistimos con enorme preocupación, a respuestas como la de nuestro país vecino, Francia, que está recomendando no viajar a España, por la inseguridad que les produce nuestra manera de enfrentar el problema de la pandemia.
Llevamos dos meses participando y asistiendo a todas y cada una de las convocatorias que desde las entidades públicas se nos hacen: Govern Balear, Consejerías, Consell insular. Todos intentando encontrar el camino para recuperar nuestra economía y empezar a salir de esta situación. Horas y horas de trabajo y esfuerzo, que en un minuto quedan por el suelo, con un simple gesto del gobierno central.
Asistimos con estupor a una absoluta quiebra de las autonomías. El afán centralizador de este gobierno, barre por completo el esfuerzo que cada autonomía, cada gobierno local. Anula en un un tris-tras nuestra ‘hoja de ruta'.
Es inútil que el Govern de Armengol se esfuerce en presentar a los empresarios ‘planes de reactivación y transformación económica', que no dejan de ser un ‘brindis al sol', llenos de buenas intenciones, pero sin ningún respaldo por parte de un Ejecutivo central, que no respeta ni a las autonomías que son de su mismo color.
Se nos pide a las empresas que hagamos un esfuerzo, que cumplamos una normativa compleja, nada clara y cambiante día a día. Y las empresas, TODAS, el pequeño y el gran comercio, la restauración y la hostelería, el sector industrial, los transportes, los servicios…., TODOS, del primero al último están ahí, respondiendo, cumpliendo, apoyando, intentando sobrevivir, y haciendo frente a esta enfermedad también de nuestra economía.
Pero todo ese esfuerzo que hemos realizado entre todos, empresarios, trabajadores, familias, el esfuerzo sanitario… se traduce en nada cuando cada día nos levantamos con una polémica nueva. Un nuevo problema creado por este gobierno, que sigue a día de hoy sin un plan completo, por lo que nos movemos en un terreno que cambia cada día, con mucha confusión, a golpe de improvisación.Todo son especulaciones, los BOE se publican en el último minuto. Esto no favorece la seguridad ni incentiva ni anima a las empresas a abrir.
Tampoco anima al mercado turístico, que algunos representantes de este gobierno hasta se han atrevido a denostar públicamente. Realmente parece que el Gobierno este jugando a ‘ensayo y error' y nuestra situación económica no nos permite experimentos.
Los empresarios que conformamos el órgano directivo de la Cámara de Comercio, estamos convencidos de que no es el momento de la política. Es el momento de la unidad, de remar entre todos, de buscar soluciones que nos permitan salir cuanto antes de esta situación crítica.
Es absolutamente imprescindible que las autonomías, de las que tanto se ha dudado por este Gobierno, retomen su papel. Tengan esa capacidad que les da la inmediatez, la cercanía a las empresas y ciudadanos para poder tomar decisiones con conocimiento de causa, dejando de lado a un ejecutivo que lamentablemente se dedica más a la ideología que a solucionar problemas reales.
Y lo mismo hay que decir a nivel local. Es el momento de que el Govern de la Sra. Armengol respete las decisiones de los Consells Insulares. No es aceptable reclamar autonomía al ejecutivo, y cercenar capacidad de gestión a los órganos insulares.
Una vez pasada la alarma sanitaria, es el momento de apostar por la descentralización, nuestra Constitución, nuestras leyes nos permiten y facilitan la gestión local que es más necesaria que nunca.
Plan de 45 medidas
Hace unos días nos felicitábamos del plan de 45 medidas para reactivar nuestra economía impulsado por el Consell Insular de Ibiza. El proyecto es fruto de varias y largas reuniones con todos los sectores implicados, incluida nuestra cámara. Se ha trabajado codo con codo para recoger las quejas, necesidades y opiniones de todos los sectores empresariales, consensuado previamente con todos los agentes sociales y partidos políticos, y que permitía a nuestras empresas y autónomos ver un poco de luz al final de este túnel que atravesamos.
Sorprendentemente, el Govern Armengol, que clama por su autonomía en la gestión ante Madrid, trunca la voluntad del pueblo de Ibiza y pretende un Decreto Ley que cercena nuestra libertad y capacidad de decisión en materia urbanística. De nuevo, ideología de manual para afrontar la realidad.
Con este plan, los más de 1.500 empresarios del sector de la construcción y afines en Ibiza, veían un cierto alivio en las medidas urbanísticas impulsadas por el Consell, entre otras, eliminación de trabas burocráticas, reactivación de los procesos de concesión de licencias administrativas, eliminación de las cédulas de habitabilidad, y sobre todo, la posibilidad de incentivar las reformas, la rehabilitación de lo construido, sin consumir nuevo territorio, apostando por la calidad y mejora, y abriendo con ello un sinfín de posibilidades a esas pequeñas empresas del sector de continuar trabajando en estos difíciles tiempos, de mantener sus plantillas, de recuperarse, en una palabra. Todo esto puede convertirse en nada de materializarse el Decreto que proyecta el Govern Balear.
Apoyo al Consell d'Eivissa
Desde la Cámara, todo nuestro apoyo al Consell Insular y a este paquete de medidas, pensadas a nivel local, para ayudar a nuestras empresas y ciudadanos. Al igual que un paquete de planes y ayudas intentando favorecer y poner en valor nuestro mercado interior.
Por último, tenemos que hablar del tema sanitario. Hasta ahora nuestras islas han tenido la situación sanitaria bien controlada, de lo que nos felicitamos, pero nos preocupa el hecho de que no se controle bien la salud de las personas que dentro de poco acudan a las islas. Es imprescindible el control en puertos y aeropuertos. En unos días veremos el resultado de la aplicación de la fases de la desescalada en Ibiza y en Formentera. Al no darse unas directrices claras y precisas, hay mucha confusión, y da la impresión de que se ha transmitido a la ciudadanía un optimismo que nos puede costar caro si se relajan los controles.
Ojalá hagamos entre todos las cosas bien, y logremos tener ese equilibrio entre la situación sanitaria y la reactivación de la economía, absolutamente necesario. Estas semanas van a ser cruciales. No podemos permitirnos un paso atrás, no más ‘palos de ciego' que echarían por tierra las perspectivas un tanto optimistas hoy del sector turístico.
Aún es muy pronto para hacer previsiones, pero nos gustaría pensar que julio y agosto no están del todo perdidos. Lo cierto es que vemos cómo Europa, también confinada hasta ahora, necesita vacaciones, y el hecho de que en Baleares tengamos controlados los contagios, es positivo para nuestra imagen como mercado receptor. Hay que continuar en esta senda, y procurar no cometer errores. Por eso, desde la Cámara animamos a todos, empresarios, trabajadores y ciudadanos a no aflojar en la disciplina que hemos tenido hasta ahora. Hay que continuar con la prevención. Y en paralelo, empezar a ir reactivando, paso a paso, sin demora, nuestra economía.
No podemos permitirnos estar en esta situación de parálisis económica por más tiempo.