Playas, puertos y embarcaciones sostenibles de Balears lucirán este año 54 banderas azules, ocho menos que un año antes. El mapa no varía de forma muy significativa en comparación con el verano anterior, con la excepción de Calvià, que pierde las seis insignias que ostentaba en sus playas el año pasado.
De las 38 banderas azules que este año lucirán las playas de las Islas, dos son nuevas. Se trata de Cala Gran, en Santanyí; y Cala Major, en Palma, que la recupera tras perderla en 2019. En cuanto a las que se pierden, figuran un total de siete: la del Port de Sant Miquel en el municipio ibicenco de San Joan de Labritja; y las seis que lucían el año pasado en Calvià. El motivo por el que Calvià ha perdido sus banderas azules es que este año no presentó ninguna candidatura. Desde el Ajuntament calvianer explicaron que tomaron esta decisión porque se decantan por el sistema de gestión de Q de Calidad, un sistema internacional que «se corresponde más» con sus objetivos ya que cuentan con un sistema de gestión de playas, auditado por AENOR, que les garantiza que sus actuaciones se llevan a cabo de acuerdo a los procedimientos establecidos.
Por su parte, en los puertos de Balears ondearán 13 banderas azules, tres menos que un año antes. Estrenará el distintivo el Real Club Náutico de Palma, mientras que otros cuatro lo han perdido. Los tres barcos de Marcabrera mantienen la insignia como embarcaciones sostenibles.
La Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (Adeac), promotora de la iniciativa, difundió ayer el listado de banderas azules para 2020 e hizo especial hincapié en la «prevención, distanciamiento y aforo en las playas» para reducir riesgos frente al coronavirus. La entidad ha publicado dos guías con recomendaciones y las playas tendrán este año más margen de tiempo para izar la bandera azul y adaptar los criterios a la nueva normativa. Deberán limpiar y desinfectar diariamente las papeleras y depositar correctamente los residuos asociados a la pandemia.
La secretaria de Estado de Turismo, Bel Oliver, aseguró que en las playas no existe «ningún peligro para nada», en relación con la COVID-19, aunque insistió en mantener el control del aforo junto con el distanciamiento social.