Los concesionarios de playa del municipio de Sant Joan están que trinan. Llevan un mes sin haber podido ponerse en marcha y el problema es que, según indican, podría incluso echarse a perder la temporada. Por eso, ayer celebraron una convocatoria en el Puerto de Sant Miquel para alzar la voz y solicitar públicamente «una prórroga de las licencias que teníamos de 2017-2019».
Sara Tur, portavoz del grupo de afectados, reclama «medidas urgentes». «Tenemos alrededor de 60 o 70 trabajadores pendientes de estos puestos de trabajo y, ahora mismo, todos están al amparo de las ayudas del estado. Hay ERTE, paro, ERTE que no llega, ceses de actividad... Son situaciones bastante difíciles y necesitamos una solución», expuso.
En este sentido, solicita una prórroga y afirmó que están «totalmente abiertos a salvar la temporada». «Es una prórroga de cuatro meses para que podamos trabajar y, posteriormente, que revisen. Evidentemente, reduciríamos el número de elementos de las playas para poder cumplir la normativa sanitaria del COVID-19», explicó.
Tur se mostró un tanto «pesimista», pero aseguró que van a «luchar». Incluso iniciarán una recogida de firmas en Change.org. «Estamos muy nerviosos y a la expectativa, a la espera de una solución rápida. No podemos esperar a que lleguen las concesiones en Navidad. Tenemos una estacionalidad y nos dedicamos al sector turístico», apuntó.
Los concesionarios tienen previsto enviar la próxima semana una instancia a diferentes instituciones para trasladar su preocupación y solicitar una prórroga urgente. Mientras, trabajadores como Keita sufren las consecuencias de esta problemática: «Estamos en ERTE y no cobramos el ERTE. No nos dejan trabajar y no sabemos qué hacer. Yo estoy casado, tengo mujer e hijos. ¿Cómo les doy de comer? Llevo tres meses sin cobrar el ERTE y no dejan que mi jefe abra el negocio. Estoy muy preocupado. No duermo ni por la noche».
EL APUNTE
Sin balizamiento en el puerto de Sant Miquel
La playa del Puerto de Sant Miquel permanecía ayer abierta y con bañistas, pero sin el balizamiento necesario para evitar posibles accidentes, lo cual tiene cierto índice de peligrosidad. Las balizas se encargan de situarlas el adjudicatario, pero este cabo está sin atar. Si no se encarga de ello el adjudicatario, en teoría corre a cargo de la administración. Por otra parte, las duchas y la pasarela han sido arregladas por los concesionarios con dinero de su propio bolsillo a pesar de no poder trabajar, problema que impide gestionar las hamacas, sombrillas, elementos náuticos y chiringuitos.