Este fin de semana se ha puesto en marcha el servicio para la vigilancia y control de acceso rodado a la playa de Cala Salada, encargado de regular el paso y estacionamiento de vehículos. Los trámites administrativos del concurso para la adjudicación de este servicio se vio suspendido con motivo del estado de alarma y una vez adjudicado se ha iniciado el servicio que se prolongará hasta el 15 de octubre, en función de las necesidades y la afluencia de turistas que lleguen a la isla.
Desde la apertura de las playas al baño tras el confinamiento, la Policía Local de Sant Antoni se había hecho cargo de controlar el acceso, así como de garantizar la concentración elevada de personas en estas calas como medida de seguridad sanitaria frente al Covid-19, una función que seguirán realizando en sus controles rutinarios para evitar aglomeraciones en las playas.
El sistema de control consiste en la instalación de un punto de vigilancia en el cruce de acceso a la carretera que baja a la playa y otro punto a la altura del aparcamiento, que restringen el paso de coches entre las 09.30 y las 17.30 horas. Se permite dar paso a los vecinos de la zona, trabajadores, personas con movilidad reducida y clientes del restaurante, así como el paso de motos, taxis, bicicletas y personas que accedan a pie.
Bus Cala Salada
Dentro del plan de playa conectada con la red insular de transporte, que gestiona el Consell d'Eivissa, el control de accesos se complementa con la línea de autobús que une la Estación de Autobuses de Sant Antoni con el aparcamiento de Can Coix y Cala Salada. Debido a las circunstancias excepcionales generada por el Covid-19 con la limitación de aforo de las playas, se ha reducido el número de frecuencias del servicio, que esta temporada saldrán cada hora de 10.00 a 20.00 h. desde la estación y de 10.15 a 20.15 desde Cala Salda. En el caso de que fuera necesario por un aumento de la demanda del servicio, el Ayuntamiento solicitará al Consell d'Eivissa valorar la situación para incrementar las frecuencias.