Eran las 17.00 horas de la tarde y el pueblo de Sant Antoni, bajo un intenso calor, iba cogiendo ese aire y ese ambiente que tienen los días grandes que se recuerdan durante décadas. Esos días que muchos imaginan mil y una veces con que se hagan realidad para luego contarlo a nietos, hijos y familiares de la Península. Hay quien sueña con chocar la mano de un deportista, hacerse una foto con una estrella del cine o de la música y otros, como era el caso Sara y Ainhoa, dos jóvenes de 17 años, con ver pasar durante apenas unos minutos a Felipe VI y doña Letizia por delante de ellos, en su pueblo y poder hacer una foto o un vídeo, aunque sea de lejos, y subirlo a las redes sociales.
Además, en el caso de la segunda de ellas la espera tenía además un aliciente más. Sueña con poder trabajar de policía y estaba muy atenta viendo como trabajan las decenas de agentes de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado desplegados para la ocasión. Y también a los guardaespaldas, esos que están en un segundo plano pero que todo el mundo identifica rápidamente por el tamaño de sus espaldas y por eso que llevan pegado al oído para recibir instrucciones.
Junto a Sara y Ainhoa, más gente esperando. Fueron de las primeras porque decidieron llegar pronto buscando una sombra que se cotizaba a precio de oro. Jaqueline se trasladó desde Ibiza a Sant Antoni para ver a sus Majestades junto a sus dos hijas Daila y Daina de 10 y 7 años, e Idaira esperaba pacientemente porque su novio trabaja en uno de los bares del inicio de la avenida Doctor Fleming. Mientras, Teodora, mujer de Rafael Río, muy conocido en Sant Antoni porque llevan más de cincuenta años en el pueblo y casi de paso porque le ha obligado su mujer, soñaba con volver a ver a alguien tan importante «después de ver de cerca con 14 o 15 años al dictador Franco cuando acudió a un acto oficial en las Hurdes extremeñas».
Para ver las primeras banderas de España hubo que esperar a eso de las 17.30 horas. Las llevaba una familia encabezada por Lina y su marido Juan, y que también formaban sus nietos Juan, Claudia y Dani. Algunos incluso llevaban mascarillas con banderas en el dorso mostrando que se sentían «orgullosos de la mejor institución que tenemos en España».
Vox, PP y la bandera de Ángel
Luego, las banderas se multiplicaron en el Passeig de Ses Fonts, donde aguardaba pacientemente unos cuantos artesanos de la Asociación Artesanal Portmany montando sus puestos.
Buena culpa de ello la tuvieron el medio centenar de militantes del Partido Popular llegados hasta Sant Antoni encabezados pro Vicent Roig y José Vicente Marí Bosó y, sobre todo, los representantes de Vox. «Orgullosos» de su bandera y de la monarquía desplegaron una bandera española horizontal justo al pie del Snack Bar Linares y el edificio del antiguo ayuntamiento y repartieron entre los asistentes unos 150 banderines. «Estamos muy felices de que don Felipe y doña Letizia acudan hasta Sant Antoni, visiten el pueblo y descubran que somos una localidad patriota, fiel y leal que es muchas más cosas que no solo turismo de borrachera y desmadre», aseguró a Periódico de Ibiza y Formentera la representante de la formación en el municipio, Esther Fernández. Ella fue la primera pero luego llegaron para sumarse a la muestra de orgullo patrio, casi a la carrera y desde Ibiza, Patricia de las Heras y Jaime Díaz de Entresotos.
Todos, y mientras llegaba la comitiva real pudieron asistir al momento de gloria de Ángel, un vecino de Sant Antoni «de toda la vida» que con un polo con mangas y cuello de España hizo las delicias del público presente mostrando su habilidad con la bandera nacional. «Es lo mejor que tenemos en España, son geniales y por eso estoy muy contento de sentirme español, sacar la bandera y si puedo poder saludar a don Felipe y doña Letizia», confirmó Ángel entre los vítores del público presente en el carrer Ample.
Con cinco minutos de adelanto
Finalmente, en torno a las 18.10 horas y con cinco minutos sobre el horario previsto hicieron su aparición en Sant Antoni sus Majestades. Justo en la playa de S'Arenal, en la Avenida Doctor Fleming, bajaron del coche y se dieron su primer baño de multitudes mientras periodistas y, sobre todo fotógrafos y cámaras de televisión, se las apañaban para no saltarse las estrictas indicaciones de los miembros de la Casa Real.
Afortunadamente entre tanto calor, un ángel de la guarda en forma de miembro de Protección Civil apareció en el lugar con decenas de botellas de agua para todos.
A su llegada fueron recibidos por el alcalde de Sant Antoni, Marcos Serra, y entre vítores y gritos de ¡¡Viva España!! y ¡¡Viva los Reyes!! los primeros comentarios hicieron referencia a la delgadez de la Reina y al vestido que lucía. Unos comentaron en plan jocoso que a doña Letizia tal vez le hiciera falta «un buen pan con sobrassada ibicenca» y otros que su elección para su vestuario, escogiendo un traje de la diseñadora ibicenca de Adlib Moda Ibiza Charo Ruiz, no podía ser más acertada. «Está guapísima, le queda fenomenal, igual que a su Majestad, y es un acierto que haya elegido algo de Ibiza para venir a nuestra tierra», comentaba emocionada Juanita, vecina de Sant Antoni, quien había acudido junto a sus hijos Pep y Lucía.
Después, con la rapidez que marcaba el horario previsto, llegaron a la plaza donde les esperaban los artesanos. Todos ellos de la Asociación Artesanal Portmany que, tal y como explicó su presidenta a Periódico de Ibiza y Formentera, aceptaron la propuesta que les hizo el Ayuntamiento de mostrar los trabajos tradicionales que se hacen en la isla. Junto a ellos don Felipe y doña Letizia pasaron unos diez minutos mientras el público expectante esperaba con sus banderas de España y desesperados por inmortalizar el momento con sus teléfonos móviles.
En donde más tiempo se detuvieron sus Majestades fue en los puestos de Agustí Ribas y en el de al lado, con su mujer Pepita y su compañera Pepa. En el primero se interesaron por la fabricación artesanal de instrumentos del folklore ibicenco como les castanyoles, «las más grandes del mundo y con fama mundial», el tambor o la flaüta que hace Agustí desde que lo aprendió de su padre y siendo actualmente uno de los únicos dos que sigue con la labor. Y en el segundo preguntaron a Pepita y a Pepa como fabricaban sus espardenyes artesanales. Doña Letizia se interesó sobre todo por el material que se emplea pero se marchó sin poderse llevar ninguna de ellas para sus hijas. «Entendemos las instrucciones que nos han dado desde la Casa Real pero es una pena que no se nos deje regalar nada a los reyes porque seguro que a la princesa Leonor se le arreglaba rápidamente la rodilla en cuanto probara a llevar una de nuestras espardenyes tradicionales ibicencas», bromeó Pepa.
El alcalde en todos los planos
Y después, más recorrido entre banderas de España, visita a la iglesia de la localidad, ruta sin pasar por las zonas conflictivas del pueblo y encuentro con los concejales, llaüts tradicionales y marineros al final del Passeig de la Mar. Y todo ello siempre acompañados del Alcalde de Sant Antoni, Marcos Serra, quien acabó la visita en la mente de muchos fotógrafos llegados desde Madrid que no paraban de quejarse de muy malas maneras por estar cerca siempre de los reyes «apareciendo en todos los planos». Parecían no entender que no siempre tu pueblo recibe a unos reyes de España y que él es el representante de todos los vecinos. Y además, en el caso de Sant Antoni, era la primera vez en toda su historia.