Pere Bujosa Trío no se hizo de rogar para el bis en la segunda jornada del Eivissa Jazz 2020. «Después de tanto tiempo sin tocar, es que nos tocamos encima», dijo Bujosa sobre el escenario. Había ganas de tocar frente al público, en vivo, oyendo aplausos. Eso es algo que se ha notado durante toda esta edición. Entrega, agradecimiento y muchas ganas.
El concierto del conjunto de Pere Bujosa fue una muestra de su voluntad de liberarse de los cánones del jazz pero de la mano de la tradición jazzistica. Mientras unas gaviotas formaban una nuve blanca tras el escenario, el grupo iniciaba la noche con un tema ligero, casi aéreo. Una introducción suave que fue en crescendo hacia ritmos más urbanos a lo largo de la hora de concierto.
Los juegos con la poliritmia de algunos de sus temas daban la impresión de que unos instrumentos cazaban a otros, la batería de Joan Terol marcaba un rock que contrastaba con el ritmo del piano de Xavi Torres. Un juego difícil que requiere de mucha concentración para no perder el hilo, que ejecutaron a la perfección.
En el segundo concierto de la noche, Abe Rábade y sus chicos del Eivissa Jazz Experienci Quintet no podían defraudar. Empezaro con un Pi Jam Blues, un tema de Esteve Pi inspirado en el pitido de la puerta de una farmacia. De una melodía repetitiva daba paso a los solo de cada uno de los virtuosos del grupo, Abe Rábade, a cargo del piano y la dirección; Jeffery Davis con el vibráfono y la marimba; Román Filiú, haciendo sonar el saxo tenor; Esteve Pi en la bateria y Horacio Fumero al contrabajo.
Uno tras otro. los integrantes fueron dando cuenta de sus temas, cada uno con su música, su sentir. Desde una canción dedicada al Monopoli a la balada jazz 8 de mayo, que conmemora la salida de Filiú de Cuba y su matrimonio, el mismo día un año después.
El público, bien adiestrado, fue agradeciendo los solos con aplausos, que permitían paliar un poco el fresco que hacía para llevar atuendos veraniegos.
Cierre hasta el año que viene
La Big Band ciutat d'Eivissa arrancó con potencia en la noche de cierre. Santi Pérez, su director, ya lo anunció al inicio, «como sabéis teníamos muchas ganas de tocar». Los solos de Antonio Marín a la trompeta, Muriel Grossman y a Nacho Marí al saxo tenor brillaron en el arranque de una noche de la que ya daremos cuenta; mientras que Chris Kase Quartet cerró una edición que se recordará por las mascarillas y el buen jazz concentrado.