Licencia de navegación en Argelia, conocimiento del mar y un objetivo: ganar dinero aunque sea con la inmigración ilegal. Es el perfil de los patrones de embarcación que trabajan para las mafias asentadas en el norte de Argelia, grupos que en los últimos años han potenciado la «conexión» Dellys-Islas Baleares. Embarcaciones de apenas tres metros de eslora con un motor en las que transportan a grupos de entre ocho y quince personas. Cada una de ellas ha pagado en el puerto argelino de Dellys entre 600 y 1.000 euros, como mínimo. El precio siempre se puede disparar. El ‘capitán' garantiza que la patera llegará a las Islas. Las condiciones no son negociables.
El pasado martes la Guardia Civil interceptó a 23 inmigrantes en dos pateras llegadas a Formentera en una oleada que trajo a más de dos centenares de inmigrantes, unas cifras sin precedentes. 15 días antes, en Formentera era rescatada una patera golpeada por el temporal. Formaba parte de un grupo que también alcanzó las costas de Mallorca. Durante la intervención, agentes de la Policía Nacional en colaboración con el Servicio Marítimo de la Guardia Civil detuvieron a uno de los patrones, un joven argelino de 22 años que forma parte de uno de los grupos más activos en el tráfico de inmigrantes del norte de Argelia a las Islas Baleares.
Modus operandi
La última arribada masiva de pateras coincidió con el fin del verano. Las singladuras se suelen realizar con buen tiempo. Según explicaron fuentes de la Guardia Civil, el trayecto entre Dellys y las Pitiusas dura entre 18 y 22 horas, pero siempre pueden surgir imprevistos o errores de cálculo y verse golpeados por la mala mar. Una odisea de 193 millas -311 kilómetros que separan Dellys de Ibiza en línea recta- que les puede llegar a tener hasta 46 horas en la mar. Este fue el caso de las pateras llegadas la segunda semana de septiembre.
Las mismas fuentes explicaron que cuando las embarcaciones estaban próximas a las costas españolas, los agentes detectaron a una de las personas que ejercía como ‘capitán'. Estos patrones ya cuentan con esa posibilidad. No obstante, en sus planes figura ser repatriado a su país por las autoridades españolas y, una vez allí, reorganizar otra embarcación y volver a repetir un proceso que les da pingües beneficios poniendo e riesgo s miles de personas al año. Inmigrantes que pagan para acabar en CIEs y repatriados, capitanes de barcos que hacen negocio con sus compatriotas inmersos en un negocio oscuro.