El profesorado de todo el país está haciendo un esfuerzo monumental por mantener al alumnado protegido de contagios y poder mantener las clases en este pandémico inicio de curso. Pero, a la vista de los resultados, parecería que este esfuerzo no es suficiente.
En las Baleares ya hay 64 grupos de centros en cuarentena activa repartidos entre 46 centros, nueve de ellos en Ibiza, según los datos ofrecidos este pasado lunes por la Conselleria balear de Educación. Aunque no hay ninguno hospitalizado, hasta 76 niños y jóvenes de entre 0 y 18 años se han contagiado desde el inicio de curso en las Pitiusas, 24 de ellos han dado positivo durante la última semana en Ibiza (20 más que la semana anterior) y uno en Formentera.
Es de entender que las maravillosas puestas de sol y la temperatura perfecta de estos días hace que paseos como el de ses Figueretes se llenen de vida a última hora de la tarde. Parejas de todas las edades pasean, algunas empujan el carrito con sus bebés, todavía hay otras que hablan idiomas extranjeros (¿turistas?), la mayoría lleva mascarilla y guardan las distancias con el resto de paseantes, ciclistas o patinadores. Pero en el recorrido de este paseo, Periódico de Ibiza y Formentera pudo comprobar el lunes por la tarde también cómo numerosos grupos de niños corretean, juegan e interactúan entre ellos a lo largo del paseo bajo la mirada de madres y padres que comen pipas, beben unas cervezas y charlan distendidamente mientras tanto.
Cabe recordar que una de las medidas para controlar el virus en el presente curso escolar es la creación de grupos burbuja para evitar que los escolares se mezclen entre ellos y así, en caso de algún positivo, poder aislar al grupo burbuja y acotar mejor los contactos estrechos. También abundan en el paseo de ses Figueretes grupitos de adolescentes reunidos en lugares más o menos discretos para fumar clandestinamente y escuchar reggaetón en sus altavoces portátiles mientras ríen y juguetean entre ellos. La presencia de las mascarillas, colocadas de las más variadas maneras, es lo único que nos recuerda que estamos atravesando un pandemia que ya ha matado a más de un millón de personas en todo el mundo.
Y es que el tremendo esfuerzo que está haciendo la comunidad educativa parece ser en vano, si las familias no ponen de su parte. Todas las medidas de seguridad que se toman en los colegios a la hora de evitar contacto entre distintos grupos y así esquivar contagios no tienen sentido si al salir de clase no se siguen respetando.
La lógica de dar un paseo con los pequeños es compatible con seguir manteniendo las medidas necesarias para superar esta pandemia y no echar al traste el esfuerzo que está haciendo el profesorado. La responsabilidad de las familias es uno más de los factores determinantes a la hora de poder continuar el curso con cierta normalidad. En este paseo no parece que encontremos ningún buen ejemplo.