Javier Torres Serra (Ibiza, 1991), vicepresidente segundo del Consell d'Eivissa y conseller de Innovación, Transparencia, Participación y Transportes, es desde el lunes pasado nuevo coordinador de Ciudadanos en Ibiza, cargo que ostentaba de forma oficiosa a través de la figura de portavoz. Es técnico superior en informática y en la actualidad está estudiando Ciencias Políticas a través de la UNED. Soltero, vive en compañía de su perrita Lola. Dejó su trabajo al entrar en la primera institución ibicenca. Se llevó las manos a la cabeza al ver el funcionamiento de la institución. Está cómodo dentro del pacto de gobierno con el Partido Popular. Ve estratégico el Centre Bit de Ibiza y pide un modelo de financiación transparente
—¿Cómo se produce su nombramiento como coordinador de Ciudadanos en Ibiza?
—Veníamos de un contexto de interinidad, tanto en Ibiza, como en Baleares, como en España, especialmente después del 10-N y de la dimisión de Albert Rivera. La pandemia lo ha retrasado todo, además. Hace unos días, Patricia Guasp [nueva coordinadora de Baleares] me preguntó si yo estaba dispuesto a asumir el cargo. Acepté encantado; espero que pueda compatibilizar la responsabilidad con mi labor en el Consell d'Eivissa, que para mí es lo primero.
—Un dedazo de toda la vida…
—Es lo que marcan los estatutos. Las primarias se mantienen para las juntas locales de las agrupaciones y para los candidatos de poblaciones donde haya más de 300 afiliados. Todo tiene sus pros y sus contras. En Baleares se ha formado un muy buen equipo y se ha recuperado la ilusión.
—¿Ahora tiene que nombrar un Comité Insular?
—Sí, se replica la estructura del comité autonómico. La semana que viene vendrán desde la dirección nacional para plantear la estrategia y los siguientes pasos. Desde Ibiza propondremos los nombramientos de forma coordinada con los otros secretarios autonómicos (secretario de organización, de comunicación y de acción institucional, adjunto a los secretarios de programas y relaciones institucionales). Hay muchas ganas de pasar página a la tormenta perfecta que hemos tenido.
—¿Tiene autonomía en sus decisiones?
—Sí, claro.
—Da la sensación de que Ciudadanos Ibiza está en permanente crisis interna.
—No, en absoluto. Nos ha faltado tener la estructura interna y eso ha generado disfunciones.
—Que no haya estructura denota cierta crisis.
—No dependía de nosotros, a lo mejor lo hubiéramos acelerado. Hemos sufrido una tormenta perfecta; no hemos podido reorganizarnos cuando habríamos querido. Ahora nos podremos centrar en crecer y en trabajar.
—¿Cuál es el mapa de Ciudadanos en Ibiza en estos momentos?
—Necesitamos nombrar a los miembros del comité insular, tenemos cuatro juntas locales (Sant Antoni, Sant Josep, Ibiza, Santa Eulària-Sant Joan). No tengo el número de afiliados exacto, antes de las nacionales superábamos el centenar, supongo que habremos tenido algunas bajas. En breve, nos pondremos en marcha para la organización de las primarias en las juntas locales.
—¿Qué estrategia y qué objetivos se ha marcado como coordinador insular?
—En 2019 conseguimos entrar con fuerza en las instituciones, con unos buenos resultados. Todos veníamos del mundo privado y lo primero era consolidar la presencia y adaptarnos, especialmente donde gobernamos, Consell y Sant Antoni, y también donde somos oposición, Vila y Sant Josep, donde parece que estamos solos haciendo oposición. Hemos demostrado que somos responsables, que hacemos las cosas con sentido común, evitamos la demagogia. Ahora hay que dejar atrás la interinidad, empezar a crecer, atraer gente al proyecto, fijar el rumbo de un proyecto que puede ilusionar a mucha gente, que se sienta atraída por un equipo de personas que no debe nada a nadie ni tiene mochilas del pasado, lo que nos da una libertad para hacer política muy importante que otros no tienen.
—Bauzá ha sido incorporado al comité regional. Y tiene una amplia mochila.
—Bauzá tiene mucha experiencia; ha sido presidente autonómico, a unos le gustará más a otros menos, pero es incuestionable que nos puede aportar muchísimo y tiene todo el sentido del mundo que un comité autonómico cuente con un expresidente de la Comunidad. También puede aportar como eurodiputado, donde está realizando un gran trabajo y no es un retiro dorado como hacen muchos otros también en el Senado. Lo valoro positivamente.
—¿Y cómo valora que no esté el portavoz parlamentario y anterior candidato, Marc Pérez Ribas?
—Podría haber estado, pero Patricia (Guasp) ha hecho el equipo con las personas que ha considerado. Están todo el día juntos en el Parlament, así que no hay que darle más importancia.
—No sé si es la mejor manera de lograr la normalidad interna…
—Cada partido se organiza a su manera. Estamos relanzado el partido. Inés (Arrimadas) está haciendo un gran trabajo, es la mejor persona para recuperar el nivel de los 50 diputados. Patricia Guasp ha estado manteniendo la organización durante estos meses. Ciudadanos ha de renacer, el proyecto y la esencia son las mismas, pero cuando algo no funciona, hay que hacer cambios.
—¿Debe Cs apoyar los Presupuestos Generales del Estado?
—Según cómo sean los presupuestos. No soy partidario de líneas rojas de inicio. Si podemos influir en tener unos presupuestos más moderados, centrados, realistas y evitar privilegios a unos en detrimento de otros, entre ellos los ibicencos, por pactos con PNV, Bildu y Esquerra, bienvenido sea. Ya sabemos que Sánchez es capaz de cualquier cosa.
—¿Qué es lo que más le ha sorprendido de sus primeros meses en política?
—He confirmado unas cosas y otras no. Las personas son más importantes que las siglas. Lo que me ha sorprendido negativamente es que el Consell funcionaba peor de lo que pensaba. Esto nos obliga a picar piedra cada día, para cambiar inercias negativas arrastradas desde hace muchas legislaturas, actitudes de ciertos funcionarios, acabar con el desánimo. La covid ha trastocado los planes y será la legislatura más difícil de la historia con una crisis económica y social con la que no contábamos, obviamente. Hemos de trabajar en una recuperación rápida y confiamos en el potencial de la marca Ibiza.
—¿Qué la pareció el rapapolvo del presidente a la interventora en el pasado pleno?
—El presidente lo que hizo fue defender a los funcionarios. La inmensa mayoría de los funcionarios están muy implicados; yo a veces envió un correo el sábado por la noche y me contestan el mismo sábado, fuera de su horario. He visto gente llorar de frustración porque le ponían impedimentos a que salieran las cosas… La arenga del presidente iba por ahí, en defensa de funcionarios que quieren hacer y no les dejan. Es muy importante que los que quieren que funcione sepan que estamos con ellos.
—¿A qué episodio se refiere cuando dice que ha visto gente llorar?
—Es muy frustrante querer sacar cosas adelante y no poder. Hay gente que en lugar de facilitar las cosas, pone pegas. La ley siempre es interpretable y se puede hacer de forma moderada y facilitadora o bien extremadamente restrictiva. En ambos casos es legal. En determinados sitios, las cosas solo terminan saliendo a base de tener que picar mucha piedra, de rehacer las cosas 20 veces, con lo que se eternizan los procedimientos… Hay gente que haciendo las cosas bien, se le para todo, te vienen al despacho y no sabemos qué contestarles. Estamos intentado cambiar la dinámica, pero no es fácil.
—¿Hay ovejas negras?
—No sé si tanto, pero sí hay funcionarios, muy pocos, a los que les falta consciencia y que quizá no son conscientes de la importancia de sus actos y que están muy cómodos sin tener que dar explicaciones. Negar que haya una situación de emergencia con la que está cayendo… En fin, no lo veo correcto.
—¿No parece que tenga fácil solución?
—No es fácil. Es complejo cambiar la actitud y dinámicas de hace 15 o 20 años. En eso estamos y para eso estamos.
—Antes me habló de herencia y mochilas del pasado. ¿Sus compañeros de gobierno han actuado condicionados por dicha herencia?
—No me consta. El PP y el PSOE llevan desde el inicio de la democracia, y tiene mucha historia a sus espaldas, buena y mala. Existe que a veces te pueden decir, presidente, alcalde, mírate esto bien, con cariño, que viene de tal o cual persona. Puedes o no hacer caso, harás una cosa u otra. No he he visto nada de esto en el Consell. Tengo muy buena percepción de Vicent Marí. Creo que es un gran presidente.
—Se le ve cómodo gobernando con el PP.
—Sí, la verdad es que sí. En una negociación siempre hay un punto de desconfianza, pero la verdad es que no tengo nada que decir, los dos éramos conscientes de que no podía ser un gobierno de compartimentos estancos como en la pasada legislatura. Vicent Marí es mi interlocutor, firmé un pacto con él y me ha demostrado ser una persona razonable y sensata.
—¿Qué han hecho los conselleres del PP que usted no hubiera hecho?
—[Se lo piensa]… Antes nos reuníamos cada día a las 07.30 y ahora lo hacemos tres veces por semana. Lo hablamos todo y las decisiones importantes se toman conjuntamente. Cada uno tiene su estilo, pero no tengo nada que decir.
—¿Ve peligro de que Ciudadanos pueda ser fagocitado por el PP?
—No, la verdad es que no percibo eso riesgo. Yo quiero hacer un buen trabajo como conseller y espero que ese trabajo sea reconocido. No me quita el sueño. Con la covid todo es más complicado y estamos al principio y ya se ven cosas, como por ejemplo el trabajo con el taxi. Nadie le había metido mano y nosotros nos podríamos haber puesto de perfil porque es un tema complicado.
—¿No parece que sea tan idílica la situación en Sant Antoni, el otro gobierno en el que participa Ciudadanos?
—No estoy en el día a día, pero sí parece una relación un poco más compleja. Confío en que se puedan resolver las diferencias. Es más complicado un gobierno a tres que uno a dos. Apuesto por la sensatez, ya a través del conflicto no se logra nada.
—¿Ha visto muchas ineficiencias en la administración?
—Cuando llegué y vi cómo estaba montado todo, me llevé las manos a la cabeza. Está todo agarrado con pinzas a nivel informático. No había suficiente seguridad. Las copias de seguridad de un servidor se hacían en el mismo servidor… No es mediático pero era un desastre. No podías acceder con clave PIN, ni teníamos pasarela de pago, faltaban cosas esenciales que no son mediáticas pero que son muy importantes.
—¿Es tan importante que Ibiza cuente con un Centre Bit?
—Absolutamente prioritario y estratégico. No entiendo por qué nadie había apostado por él, siento envidia de Menorca en este sentido. Aquí con un sector económico más potente y con el apoyo del sector privado ha de jugar un papel muy importante de apoyo a la innovación y al emprendimiento si se monta como toca.
—¿Y cómo toca montarlo?
—Ha de ser un espacio que funcione a los emprendedores como un andador para un bebé: le ha de ayudar a ponerse en pie, a caminar y luego a correr en solitario. Al decidir el Govern rehabilitar la Escuela de Artes nos liberó ese edificio de sa Coma. Nosotros hemos puesto a disposición del Govern un terreno de 5.000 metros y la demolición del edificio. Será una inversión con un retorno seguro para toda la economía de Ibiza. Mi única explicación es que los anteriores gobiernos no le dieron valor a este proyecto cuando apostar por la innovación es un objetivo universal.
—¿Mallorca nos roba?
—Con los números en la mano, por ejemplo en la financiación del transporte público, es inevitable no sentirse agraviado. Se ha de revisar el modelo de financiación y disponer de uno transparente y equitativo que ponga fin a las injusticias. No sé cómo se hicieron los cálculos para que Menorca saliera mejor parada, con menos población pero sí más territorio, en la financiación del transporte público. No se entiende que el Govern balear no sea el primer interesado en corregir estas injusticias. No tenemos sentimiento balear y si no cambiamos de una vez este tipo de cosas no cambiará.