Agentes de la Policía Nacional y de la Policía Foral, en una operación conjunta que se ha saldado con ocho detenidos, han realizado la mayor aprehensión de speed (sulfato de anfetamina) registrada hasta ahora en España al incautarse de 175,5 kilos de esta sustancia estupefaciente.
Además, los agentes se han incautado de 100.000 pastillas de MDMA (éxtasis), 270 kilos de marihuana y más de cuatro kilos de éxtasis cristalizado, entre otras drogas, según detalló hoy en conferencia de prensa el delegado del Gobierno en Navarra, José Luis Arasti, y responsables de la Policía Nacional y Foral.
Las ocho personas, de nacionalidad española y sin antecedentes policiales, han sido detenidas como presuntos miembros de una organización criminal que controlaba la distribución de las drogas en el noroeste de España y que disponía de fuertes conexiones con Países Bajos, desde donde importaban la sustancia.
El principal responsable del grupo no solo viajaba a nutrir de droga de síntesis el norte de España, sino que además realizaba con frecuencia algún viaje a Madrid y también a Ibiza, donde todo apunta a que estaría abriendo un nuevo mercado.
El valor de la droga incautada se sitúa en torno a los cuatro millones de euros y se estima que podrían estar traficando cerca de 500 kilos mensuales.
Se trata de un grupo «muy peligroso», en palabras del comisario principal de la unidad de drogas y crimen organizado de la comisaría general de la Policía Judicial del Cuerpo Nacional de Policía, Santos Bernal, quien, al igual que el jefe de la Policía Foral, Juan Carlos Zapico, ha puesto en valor la colaboración policial.
La organización, según la comisaria de la brigada provincial de policía judicial de Policía Nacional, Nuria Mazo, se caracteriza por las medidas de seguridad empleadas y la sofisticación técnica, entre la que destaca el uso de vehículos con compartimentos estancos, conocidos como «caletas». Unos mecanismos complejos para cuya apertura en algún caso han precisado la colaboración de los detenidos, ha apuntado.
Los investigadores lograron identificar a los miembros que conformaban el entramado criminal, uno de los cuales residía en Benicarló (Castellón), donde habían establecido una base de operaciones para nutrir y distribuir la sustancia estupefaciente en la costa levantina.
Distribuían en varios puntos al mismo tiempo, de modo que, una vez que salía cargado de Cataluña hacia Navarra, solía hacer paradas en localidades como Zaragoza o Logroño, entre otras, suministrando tanto drogas de síntesis como cocaína y marihuana. Tras la actuación de Tudela, continuó la investigación y se pudo detectar que el principal responsable del grupo no solo viajaba a nutrir de droga de síntesis el norte de España, sino que además realizaba con frecuencia algún viaje a Madrid e, incluso, a Ibiza, donde pudiera estar abriendo un nuevo mercado.