El pleno municipal aprobó ayer por mayoría una moción del grupo Unidas-Podemos en la que solicita al Govern balear que regule la actividad y las nuevas licencias para las salas de juegos y casas de apuestas en Vila, que se establezcan unas estrictas restricciones en este sector y que se mantenga la distancia mínima de 600 metros con respecto a los centros escolares, así como que se reconozca la ludopatía como una enfermedad en el sistema público de salud.
El concejal Aitor Morrás, que recibió numerosas críticas por parte de la oposición, indicó que es «muy preocupante» el incremento del número de usuarios en casas de apuestas, partidas de póker o casinos, y que se trata de «un trastorno médico y psicológico que incide mucho en sectores precarios», por lo que es necesario, además de las restricciones, «que se establezca una distancia mínima de 600 metros entre estas salas y los centros educativos». Morrás también reclamó al Govern que ponga en marcha «centros para un ocio digno de la juventud, así como aumentar las inspecciones para impedir el acceso de los menores a las salas de juegos».
«Cambien los caminos»
El concejal de Ciudadanos Roberto Algaba criticó lo que considera una incongruencia del equipo de gobierno «porque hace dos meses votaron en contra de que los caminos escolares seguros pasaran al lado de las casas de apuestas, pero por fin se han dado cuenta de que esto es un problemón». Algaba pidió al concejal que se cambien los caminos escolares trazados en el pavimento para que pasen por otros sitios, y no por delante mismo de las salas de juegos. «Usted puede hacerlo», dijo, y aseguró que algunos de los caminos pasan a escasos metros de las salas de tragaperras.
La concejala de Urbanismo, Elena López, afirmó, por su parte, que el problema de la ludopatía «nos preocupa a todos», y recriminó a Algaba «porque usted no quiere que la ciudad se adapte a las personas sino que las personas nos adaptemos a la ciudad». «Si los niños no pueden pasar por delante de una sala de juegos, vamos a quitar las casas de apuestas, pero no vamos a desviar los caminos escolares», matizó la edil socialista.
«Bicefalia podemita»
Mientras Aitor Morrás criticó lo que denominó el «vaivén» de Ciudadanos y su «trilerismo político», asegurando que este partido «no pretende acabar con el juego y con los problemas que causa en tantas familias», el concejal Algaba recalcó las contradicciones del equipo de gobierno en distintos episodios: «Consejos vendo que para mí no tengo», ironizó el edil de Cs, que llamó a los concejales del PSOE y UP «abanderados de utopías y vendedores de humo».
El edil de Cs criticó asimismo la «bicefalia podemita, que con una cabeza dicen una cosa y con la otra la enmiendan», en alusión a la actitud de este partido en la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, entre otros temas: «Primero dicen una cosa y luego matan a las cabras de es Vedrà; en Sant Josep abogan por el urbanismo sostenible pero luego dan luz verde a un hotel en pleno parque natural; recurren el realojo de los vecinos del Don Pepe pero van al Consell a que les arreglen los problemas en Cala de Bou, y también en Sant Josep facilitan con su voto que un fondo buitre pueda construir 12 villas de lujo en Cala Vedella, y esto es pura incongruencia».