Ayer, un día después de Reyes, arrancaron las rebajas de invierno, las primeras en esta época pandémica. Aunque las fechas navideñas ya han pasado, las tradiciones continúan. Y es que las rebajas de invierno se han convertido en un fecha señalada en los calendarios de muchos consumidores, que retrasan algunas de sus compras hasta la llegada de las rebajas de enero.
Así un año más, la calle Bartolomé Roselló se llenó de vida y movimiento. Peatones cargados de bolsas paran ayer sus miradas en los escaparates que muestran los porcentajes de sus ofertas, mientras esquivan a quienes esperan pacientemente su turno en la acera antes de poder entrar en su establecimiento favorito. Quienes aprovechan las rebajas esperan aguantando el frío de enero en la misma cola que quienes se disponen a cambiar esos regalos que los Reyes Magos no supieron acertar. Es el caso de Sara, que aunque este año no tenga presupuesto para las rebajas se dispone a buscar una talla más adecuada para ella del jersey que le trajo su rey, Gaspar. En la misma fila de la tienda de una de las grandes cadenas está Nicole, que va «a ver que hay», sin un presupuesto definido. Ella dice ser más de comprar online durante todo el año, pero no ha querido desperdiciar la ocasión de echar un vistazo a las ofertas.
Pero no solo en Bartolomé Roselló hay rebajas y no solo las grandes cadenas ofrecen buenas ofertas en estas fechas. El pequeño y mediano comercio de Ibiza también están ahí, con rebajas de las de siempre. De las de verdad. De las que se hacen de manera real sobre el stock remanente tras la campaña de Navidad, sin sacar material distinto para vender en rebajas. La presidenta de la asociación de comerciantes del Eixample de Vila, Encarna Planells, también enfatiza en la variedad que ofrece el pequeño y mediano comercio de la ciudad respecto a la oferta de las grandes cadenas: «En esta zona, Eixample, se puede vestir a todas las personas de todas las edades».
Según Planells, la campaña de Navidad, pese a las circunstancias, no ha sido mala del todo «ha habido una buena afluencia de gente que se ha dedicado más a comprar regalos y menos ropa de fiesta. Las expectativas no eran muy optimistas, pero al final ha habido algo de movimiento».
Sobre las expectativas que tienen ante las rebajas se muestra más escéptica: «Ya hace unos años que el impacto de las rebajas ya no es el que era. Pienso que tendremos una venta continuada de productos de necesidad; ahora que empieza a hacer frío se venderá más ropa de abrigo».
En Gatzara, la tienda de Encarna, no hay cola pero sí hay cierto ajetreo. Como en Pictro, donde Jordi Masallera comenta con resignación lo atípico de la temporada: «La gente se ha explayado menos, como era de esperar». En cuanto a las rebajas tampoco se muestra excesivamente optimista y afirma que «este año va a ser algo muy selectivo, al menos para el pequeño comercio», recuerda que este año ha habido rebajas y ofertas casi contínuamente, por lo que considera que «la época de rebajas se ha diluído un poco, no se va a poder compara con otros años».
En la misma zona, en la calle Castilla, la encargada de La Sirena afirma que el buen ambiente que se ve en la tienda se debe a que se han juntado los cambios y devoluciones con las rebajas. Coincide con Ecarna en que la campaña navideña ha ido mejor de lo esperado «no se ha viajado tanto este año y se ha notado». En cuanto las expectativas ante las rebajas considera que se notará el boom de las primeras semanas y después se relajará un poco.
Kevin está eligiendo unas zapatillas en la tienda de la calle Castilla, tiene un presupuesto de 200 euros para gastar en las rebajas «más o menos como cada año». Un poco menos presupuesto tiene Pilar, que calcula gastarse entre 100 y 150 euros. Ha esperado a las rebajas para hacer algunas compras para su pequeño, David, «que crece muy rápido y ya se le ha quedado todo pequeño».