Ni la pandemia mundial ha conseguido frenar el ritmo incesante de las obras que construyen el que será el complejo hotelero Six Senses Ibiza.
El mamotreto que se alza en lo alto del acantilado próximo a Cala Xuclà es bien visible desde varios puntos de la carretera que conduce a Portinatx. Nada queda ya del antiguo Club Vista Bahía que poco a poco se transforma en lo que será un complejo de lujo, con unas vistas espectaculares, en un lugar inmejorable de nuestra costa norte. Al hotel se accede por el la calle Camí de sa Torre, nombre que le viene dado porque muy cerca, prácticamente pegada al lugar donde se llevan a cabo las obras del hotel, hay una torre de defensa, la torre de Portinatx, que se cae a trozos.
Bien patrimonial
La torre es un bien patrimonial de valor incalculable y es propiedad de la misma cadena hotelera que construye el hotel, Six Senses. Según explica el alcalde de Sant Joan, Antoni Marí Carraca, el Ayuntamiento logró llegar con la propiedad a un acuerdo verbal para recibir la cesión de la torre de Portinatx. Según la propiedad la voluntad del hotel Six Senses Ibiza «es acordar un convenio regulador con el Ayuntamiento de Sant Joan para su uso y disfrute público. El proceso se encuentra en fase de redacción de borrador del convenio», apuntan. En cualquier caso, mientras esta supuesta cesión para que la torre «pueda ser disfrutada y visitada» por todo el mundo se materializa, lo que sí ha tenido que hacer el Ayuntamiento es acudir a su auxilio para evitar que termine por los suelos.
Hace unos años la puerta de acceso estaba cerrada, prácticamente tapiada, y era imposible entrar en su interior. Pero ahora mismo la puerta está reventada y cualquiera puede entrar y pasear por la maltrecha edificación, con el peligro que ello conlleva, ya que tanto las escaleras en forma de caracol que acceden a lo alto de la torre, como las paredes interiores están en muy mal estado.
Además, es evidente la utilización de la torre como refugio para personas sin techo, ya que hay restos de mantas y de víveres por el suelo. El año pasado, el Ayuntamiento y Consell llegaron a un acuerdo para restaurar la torre, gracias a la línea de subvenciones para Bienes de Interés Cultural (BIC) que sacó el Consell d'Eivissa. El proyecto de rehabilitación que presentó el Ayuntamiento tenía un coste total de 217.800 euros, de los que el Consell aporta 98.209 en forma de subvención y el resto lo aporta el Ayuntamiento. Eso sí, la rehabilitación se tenía que llevar a cabo entre los años 2020 y 2021.
Dado que el año pasado el Ayuntamiento no tuvo oportunidad de arreglar ni una piedra de la estructura, sólo le queda este año para poder dejarla en condiciones y evitar que se siga degradando. De hecho, en estos momentos el Ayuntamiento está en pleno proceso de licitación de dichas obras. Según afirma el propio Carraca, el Ayuntamiento «debía de actuar de forma subsidiaria» todo y que tendrían que haber sido los dueños de la misma los que se encargaran de rehabilitarla, pero al haber un acuerdo verbal con la propiedad, el Ayuntamiento tiene capacidad de poder recibir la subvención del Consell para actuar y evitar que la torre se caiga. Es decir, los mismos propietarios del terreno que tanto dinero y tantos esfuerzos están poniendo estos años para levantar pegada a la torre un complejo hotelero de lujo, han sido incapaces de salvaguardar una estructura que forma parte del sistema defensivo de la costa de Ibiza y que data del siglo XVIII.
La inversión
Desde la propiedad no aclaran cuál es el importe exacto de la inversión que les supone la construcción del Six Senses Ibiza Hotel. «El proyecto representa una inversión relevante», aseguran, para a continuación justificar que generará «350 empleos directos, cuyas primera contrataciones ya se han iniciado, además de un volumen importante de empleo indirecto para profesionales y empresas de las islas». Y explican que, además, se priorizan las contrataciones de las empresas de Sant Joan. Pero el hecho es que el maltrecho Camí de sa Torre está plagado estos días de decenas de furgonetas y coches de empresas que participan en la construcción del hotel y muchas de ellas, por no decir la gran mayoría, son empresas de suministros de la Península.