Unas 70 personas se concentraron ayer, sin autorización, en Vara de Rey para exigir la puesta en libertad de Pablo Hasel, encarcelado el pasado martes por delitos de enaltecimiento del terrorismo e injurias a la Corona en las letras de sus canciones. Un amplio cordón policial controlaba antes de las 19.00 horas los accesos al paseo, donde alrededor de medio centenar de personas de todas las edades se dieron cita con reivindicaciones en contra de la Corona y a favor de la libertad de expresión. No se produjeron altercados ni provocaciones más allá de una puntual rotura de un retrato del Rey emérito por parte de un joven solitario ante la mirada del dispositivo de la Policía Nacional. Entre los manifestantes se encontraban figuras del panorama político ibicenco como Aitor Morras, Óscar Rodríguez o Bernat Joan.
Cánticos como ‘els carrers seran sempre nostres', ‘Ibiza será la tumba del fascismo' (también se entonó la misma versión con Sant Josep), o ‘Pablo Hasel Llibertat' se entonaron entre las intervenciones de un espontáneo que se autodenominó poeta y que hizo sus proclamas antiborbónicas, más que antimonárquicas y pancartas con lemas como ‘Hasel absolución, Borbón a prisión' o ‘Rapear no es delito'.
Así, Ibiza se demostró capaz de manifestarse por la libertad de este rapero y por la libertad de expresión sin necesidad de violencia ni quema de mobiliario urbano.
La ley mordaza ha sido un error legislativo que debe revertirse y que tenía una finalidad política muy concreta: acallar la crítica y atemorizar a los que desean expresar discordancia, aunque sea de forma grosera. Ahora bien, que la lucha por esa liberta se personifique en un niñato consentido como Pablo Hasél me parece patético. Un tío con un serio problema de ego, tendencia violenta y cuya argumentación suele frecuentar el concepto de pegar tiros en la nuca. Este ha trabajado poco como para erigirse en defensor del trabajador, trabajador al que seguramente sus acólitos le han quemado la moto en una de sus "luchas por la libertad".