La generación de residuos infecciosos en los hospitales y centros sanitarios de Balears, tanto públicos como privados, se incrementó en un 400 % entre enero de 2020 y enero de 2021. Sólo en los tres meses comprendidos entre octubre de 2020 y enero de 2021, el aumento fue del 49 %, coincidiendo, respectivamente, con el final de la segunda ola de contagios de la COVID-19 y la plenitud de la tercera.
El director general de Residus, Sebastià Sansó, ha explicado a este periódico que «la pandemia ha supuesto un reto importante en la gestión de los residuos sanitarios, sobre todo de los infecciosos, que reciben un tratamiento diferenciado y específico».
Este tipo de residuos son los que potencialmente pueden presentar un riesgo de infección y se engloban en el llamado grupo 3: elementos de protección individual, batas, mascarillas, guantes, jeringuillas, agujas, equipos intravenosos, material cortante usado, sangre y hemoderivados.
Concretamente, Balears produjo el pasado octubre 147 toneladas de residuos infecciosos. En enero se alcanzó la punta de 218 toneladas, un incremento de casi el 50 %.
Sansó señala que «estos desechos son introducidos en contenedores específicos y son sometidos a un proceso denominado autoclave, que, a través de presión y temperatura, los tritura y desinfecta. Entonces ya pueden ser tratados como residuos de rechazo y ser incinerados».
En Balears, tres empresas se encargan de la recogida, gestión y tratamiento de los residuos infecciosos: Adalmo, con ámbito en Mallorca y Menorca; Ca na Negreta, en las Pitiüses; y Consenur, en diferentes localizaciones. Adalmo tiene la capacidad de aplicar el autoclave. Ca na Negreta envía los residuos de las Pitiüses a Adalmo; y Consenur, los traslada hasta la Península.
El director general indica que «la empresa Adalmo ha tenido que ampliar sus turnos de trabajo y, de manera muy puntual, se ha visto en la necesidad de trasladar residuos infecciosos a la Península. Sin embargo, las empresas gestoras han ido cumpliendo y no se han registrado problemas de almacenamiento en los hospitales, tal como ha ocurrido en algunas zonas de la Península. Por los diversos servicios de inspección, no constan en Balears situaciones de este tipo. Ha habido capacidad de reacción ante una situación imprevista y complicada. Sí se ha producido alguna mala praxis de manera puntual, pero, en general, la gestión ha sido correcta».
Para Sansó, «la gestión de residuos sanitarios e infecciosos ha funcionado, pero no cabe duda de que la pandemia ha supuesto todo un desafío. Como en todo tipo de residuos, las políticas de gestión deben apuntar a la prevención y la reducción. Es de esperar que, con la reducción de la pandemia, los niveles de generación de residuos infecciosos se normalicen tras esta situación de excepcionalidad».
Elevadas presiones y altas temperaturas
El procedimiento más habitual de tratamiento de los residuos infecciosos es la esterilización en plantas específicas con el proceso denominado autoclave. Se les inyectan elevadas presiones y vapor a alta temperatura para conseguir que estos residuos se conviertan en materia inerte. A partir de aquí, los residuos son tratados y llevados a incineración, pues se han convertido en desechos asimilables a los sólidos urbanos convencionales.