La periodista burgalesa afincada en Ibiza desde hace tiempo Montse Monsalve sigue recibiendo multitud de alegrías con su libro Bitácora de una distopia. Tras el éxito de su primera edición, la editorial Arán Ediciones ya le ha confirmado una segunda tirada que se pondrá a la venta durante esta semana y que, además, llegará ampliada con diez nuevos artículos y dos nuevos poemas.
En este sentido, la propia Monsalve explicó ayer a Periódico de Ibiza y Formentera que la intención es seguir aportando «una dosis de humor y empatía» ante una situación tan grave como la que estamos viviendo desde que apareció en nuestras vidas el coronavirus. Para ello, el libro sigue contando con las fotografías de Erika Barrachina, su vecina con la que salía a aplaudir «y que ha sabido plasmar a la perfección la Ibiza más solitaria de esos meses», Juan Carlos Flórez y Lorena Portero. Además, la portada ha sido creada por el prestigioso artista visual vallisoletano Miguel Vallinas y el prólogo lo ha escrito la directora de Arán Ediciones, Marta Jiménez, quien también lo ha actualizado para la ocasión.
La obra ha conseguido enganchar al público como demuestra que la primera edición fue todo un éxito, vendiéndose muy rápidamente los 500 ejemplares que se editaron. «Estoy muy contenta con la aceptación que ha tenido Bitácora de una distopía porque se ha vendido en 40 librerías de toda España, en la tienda online de Arán Ediciones y muchísimos ejemplares en Aranda de Duero, mi pueblo natal, pero también porque lo ha comprado gente que habitualmente no lee y eso ha generado hábito de lectura en personas que aprecio y que he conocido a lo largo de mi vida», aseguró ayer Monsalve con su eterna sonrisa en la playa de Talamanca.
«Escribir todos aquellos artículos cada día en el periódico fue una forma de desahogo, de catarsis, porque una vez que me ponía delante del teclado y plasmaba todos aquellos pensamientos negativos sentía como conseguía esfurmarlos del día a día»
Desgraciadamente, la presentación de esta segunda edición tendrá que esperar. La periodista ya hizo una primera en Ibiza y ahora estaba pendiente de la confirmación del Ayuntamiento de Aranda de Duero para hacerlo en abril en la Plaza Mayor, pero debido a las restricciones impuestas para frenar el avance del coronavirus no ha podido ser posible y está previsto que se celebre en mayo. «La decisión es completamente entendible por la situación que estamos viviendo y eso solo hace que aumenten mi ilusión y mis ganas de presentar el libro en mi pueblo, donde mi madre lo ha compartido con mucha pasión y donde podré reencontrarme con mi familia y con esa tribu de la que llevo un año escribiendo y a la que echo mucho de menos».
99 días, 99 artículos
El libro Bitácora de una distopía es el resultado de 99 días en los que Montse Monsalve escribió 99 artículos en Periódico de Ibiza y Formentera . Una especie de diario de cuarentena en el que habló a todos los lectores con humor, cercanía y sinceridad de como vivió el confinamiento. «Cuando lo veo con perspectiva sigo pensando lo mismo que cuando salió la primera edición, que soy una afortunada por estar sana y porque lo único malo que viví fue el tener que trabajar 12 horas diarias provocando que tuviera poca concentración para leer novelas».
Es por ello que la obra en un principio no estaba concebida como un libro sino como un diario en el que volcar las inquietudes, observaciones, reflexiones e incluso sus miedos en el día a día del confinamiento. Algo que, según sus palabras, nunca había experimentado.
«Creo que para mí escribir todos aquellos artículos cada día en el periódico fue una forma de desahogo, de catarsis, porque una vez que me ponía delante del teclado y plasmaba en la hoja en blanco todos aquellos pensamientos negativos, sentía como conseguía esfumarlos del día a día».
Así, Monsalve que incluso llegó a imaginarse un confinamiento antes de que se decretara, habla en sus artículos de temas cercanos que nos ha descubierto la pandemia «como los ‘policías de balcón', la importancia de los amigos, los detalles con la pareja, las pequeñas cosas que hacen la vida diferente como hacer unas torrijas un poco secas para el edificio entero o preocuparse más por lo que de verdad importa y a apreciar mucho más el tiempo que tenemos y liberarse de la culpa», concluye.