¿Se puede aislar a Vox en las instituciones? Según Més per Mallorca, sí. Tanto en una reunión de la ejecutiva como en su comparecencia semanal ante los medios, el partido ecosoberanista planteó avanzar hacia lo que llamó «cordón sanitario» y que pasaría por llegar a acuerdos con el resto de partidos para «frenar el fascismo y el discurso del odio».
Para el portavoz adjunto del grupo parlamentario de Més y dirigente de su ejecutiva, «lo que está pasando en la campaña de Madrid hace más necesario que nunca» una «reflexión colectiva» que incluya a partidos políticos («sin Vox, claro», precisó), grupos sociales y medios de comunicación. Ferrà apostó por reunirse con «plataformas antifascistas» y luego establecer una «mesa de diálogo social».
Es la tercera vez que Més plantea al resto de grupos «un cordón sanitario». Según el diputado ecosoberanista, «esperemos que nos hagan más caso». Apuntó que, pase lo que pase, su grupo no intervendrá en los debates de ninguna propuesta que Vox lleve al Parlament.
No hay respuesta unitaria
Ni el PSIB ni el PP –aunque con puntos de vista muy diferentes– ven factible un «cordón sanitario» de ese tipo. «Lo que está pasando en Madrid es lamentable pero ya dijimos en su momento que no lo vemos posible», dijo el diputado Antoni Costa. Más crítico se mostró otra fuente del PP que completó lo dicho: «Que hagan un frente por las vacunas y se dejen de chorradas».
La socialista Silvia Cano criticó «el discurso fascista» de Vox, pero dijo que «una cosa es retuitear sus mensajes en las redes y dar publicidad a lo que quieren y otra que hagamos como si no existieran». Para Cano, «el Parlament está para debatir». Y añadió: «Sólo faltaba que nosotros calláramos para que hablaran ellos».
A Lina Pons (PI) le costó responder a la pregunta. «Es que sólo respondiendo ya les das aire», dijo la portavoz insularista.
Desde Ciudadanos (Cs), Patricia Guasp aseguró que «todo el mundo sabe que estamos muy alejados de Vox, que es un partido de ultraderecha» y que «más que por un cordón sanitario, estoy por debatir y rebatir».
Esperança Sanz, de Podemos, fue la que más receptiva se mostró. Pero situó el debate más allá de Vox. «Es el PP y Cs quienes tienen que decidir si quieren gobernar con la ultraderecha».
Campos enfurece con la idea
El dirigente de Vox Jorge Campos dedicó casi la totalidad de su comparecencia semanal a responder a Més. Lo hizo acompañado de la diputada Idoia Ribas. «Si les ocurre algo a nuestros militantes y simpatizantes, haré responsable al PSIB, a Podemos, a Més y a los medios de comunicación que nos ponen en la diana y se refieren a nosotros como ultraderechistas», dijo.
Como Ferrà comparó a Vox con «las ratas ante las que hay que actuar» (igual que hace unos días un diputado de Vox se refirió a las «cucarachas» de Memoria Democràtica), Campos dijo que sólo esperaba una desautorización y criticó su «pacto con amigos de Bildu».