Paola Grau, una joven modelo residente en Cataluña, ha venido denunciando en los últimos días a través de las redes sociales (cuenta con 10.400 seguidores en Instagram) las pésimas condiciones en las que se encuentran las personas confinadas en el hotel puente de Ibiza o bien por ser positivos en covid o bien por haber sido contactos estrechos de algún positivo.
La odisea de Paola empezó el martes, nada más llegar a Ibiza para realizar un trabajo de un par de jornadas en la isla. Esa misma noche empezó a encontrarse mal y se personó en el hospital de Can Misses. «Me echaron de mala manera. Me dijeron que me fuera a casa, que me tomara algo y que llamara por teléfono».
Como no tenía posibilidad de ir a ninguna casa, finalmente le atendieron y le remitieron sa la zona de viajeros para hacerse una PCR. «Allí no me la quisieron hacer y me mandaron a la carpa, y en la carpa lo mismo, se negaron a hacerme la prueba y me volvieron a enviar a la zona de viajeros», y todo esto con la maleta a rastras, con fiebre y evidentes síntomas de la enfermedad.
Finalmente logró que le hicieran la PCR y, tras pasar unas cinco horas encerrada en una habitación con otras dos personas, la joven modelo fue trasladada al hotel puente en una ambulancia.
Una vez allí, según relata Paola Grau, la cosa no fue a mejor. A la escasa o nula atención que reciben los confinados hay que sumarle la comida que les facilitan. «En primer lugar hay que adivinar lo que es porque no te lo dicen», explica, «y como no sabes lo que es tampoco sabes si eres alérgico o no a lo que te ponen». Con este panorama y con un mínimo de 9 días de confinamiento por delante «el primer día me puse a llorar», relata.
Luego, como tiene conocidos en la isla, hizo un llamamiento para que le trajeran comida y agua, «porque aquí sólo nos dan una botella de litro y medio para todo el día».
También ha podido solventar el tema del ocio en el hotel «porque me han traído libros, pero los que no tienen conocidos en la isla lo deben pasar fatal».
Tras tres jornadas de cuarentena, asegura que «estoy con fiebre, con mareos, con tos, sin olfato, sin gusto... en definitiva estoy enferma y me están tratando fatal».