El propietario de la torre de Can Pere Mosson, Jean Marcel Rouff, descubrió Ibiza en la década de los 60. En octubre de 2016 adquirió la finca de Can Pere Mosson, dos meses antes de que uno de los peores temporales registrados en la isla provocara el derrumbe de su centenaria torre. Ahora, tras la reconstrucción de este bien cultural, la bucólica imagen del poblado de Balàfia vuelve a estar al completo.
Justo después de la caída de la torre, los técnicos y responsables políticos de entonces aseguraron que serían necesarios unos 500 mil euros para recuperar este elemento. Finalmente, la rehabilitación ha costado 320 mil euros, de los que el Consell ha sufragado 104 mil. Estudios históricos o arqueológicos han sido necesarios para ejecutar unas obras que comenzaron en enero de 2019.
Inicialmente, los trabajos consistieron en la retirada selectiva de los escombros para continuar después con un refuerzo estructural de la base que resistió al temporal, tan solo el 20 por ciento de la centenaria torre.
El coordinador del proyecto Xicu Colomar explicó ayer que, para ejecutar la reconstrucción, «afortunadamente» contaban con un estudio previo de este elemento cultural en el que se indicaban las medidas y volúmenes originales. Además, pudieron utilizarse algunas piedras de la torre original que quedaron en buen estado tras el derrumbe.
Este elemento databa del siglo XVI y había sido declarado en 1996 Bien de Interés Cultural con la tipología de conjunto histórico. Situado en el poblado de Balàfia, conformaba una agrupación de viviendas rurales utilizada siglos atrás por los campesinos de la zona para resguardarse de las invasiones enemigas. Antes del temporal, este enclave se había convertido en una de las imágenes más captadas por las cámaras de turistas y residentes.
Tras el desastre, desde el Consell de Ibiza se dudó sobre cómo podía afrontarse la reconstrucción de una torre prácticamente derruida, a pesar de que las valoraciones técnicas previas señalaban que su estado de conservación no era preocupante.
Meses después del derrumbe, la propiedad presentó al Consell un proyecto de rehabilitación integral de la finca con el objetivo de abrir un agroturismo. «Hay un trull y una fuente y en principio se permitirá visitar la torre. La propiedad está más que contenta por haberla podido reconstruir», reconoció Colomar, quien añadió que el proyecto ha sido para él todo un reto personal.
Durante estos últimos años, las obras no han estado exentas de polémicas. Colomar recordó que a comienzos de 2020 algunos ciudadanos entraron sin permiso en la propiedad y después denunciaron públicamente el uso de materiales no autorizados en los trabajos de reconstrucción.
El coordinador destacó ayer el «esfuerzo» que los propietarios han realizado en los últimos años para que la finca recupere todo su esplendor. También valoró la ayuda económica recibida, «bastante considerable», aunque reconoció las dificultades existentes para llevar a cabo todos los trámites.
En el acto de presentación de la nueva torre, la consellera de Patrimonio, Sara Ramón, recordó que la aportación de la institución insular ha sido posible gracias a la línea de ayudas para el mantenimiento y recuperación de bienes de interés cultural. Según señaló, esta ayuda exclusiva para BICs con tipología de monumento es «una reclamación que realizaban los propietarios de torres de defensa».
La consellera también reiteró que una de las prioridades esta legislatura ha sido la puesta en valor del patrimonio, que se añade a otros atractivos turísticos de Ibiza.
Desde el Consell recordaron además que estas construcciones han sufrido un importante deterioro puesto que sólo se utilizaban en ocasiones «muy puntuales» y han estado abandonadas durante años. La lluvia, humedad y otros factores externos han erosionado durante años estas edificaciones. «Hoy estamos muy contentos por haber recuperado la silueta de Balàfia que vuelve a tener esta torre emblemática», concluyo Ramón.
Cuando en mayo de 2019 el Consell autorizó la restauración, desde la institución informaron que la parte que iba a ser rehabilitada iba a ser soportada con pilares metálicos para no cargar partes con poca estabilidad. Además, estaba previsto aplicar una vuelta nueva de hormigón ligero reproduciendo el encofrado de carrizo original. Tampoco iba a reconstruirse la alcoba moderna que estaba instalada en la parte superior de la torre.