Las asociaciones Padres por la Verdad y Biólogos por la Verdad iniciaron ayer una campaña de información para intentar evitar que las familias de Ibiza vacunen a sus hijos menores de edad contra el COVID-19. Esta acción, que llevarán a cabo tanto en colegios e institutos como en centros sanitarios, la dirigen Jordi Torres y Loli Peñafiel, quienes señalaron que el objetivo es que los adultos «reflexionen» sobre los «riesgos» que correrán sus hijos en caso de ser vacunados.
Torres recordó que desde que se declaró la pandemia, en marzo de 2020, «los niños no han sufrido la enfermedad de forma grave». Añadió que «cuando esto ha sucedido, es porque tenían otras enfermedades previas». De ahí que se preguntara «qué sentido tiene someterles ahora a una vacuna experimental de la que no se conocen las consecuencias ni a corto, ni a medio, ni a largo plazo».
De un modo similar se pronunció Loli Peñafiel, quien ha tenido en su familia una experiencia negativa de la vacunación. «Mi padre», relató, «era una persona sana y activa que, en cuanto se vacunó, comenzó a sentirse mal y a tener problemas de tensión y de corazón. Poco después empezó con los síntomas de asfixia. Acabó ingresado en la clínica Vilás y allí le detectaron un pequeño nódulo en el pulmón que, por culpa de la vacuna, se ha extendido de forma muy agresiva. Ahora está desahuciado y lo estamos tratando con medicina alternativa». Esta experiencia la lleva a rechazar totalmente la vacunación contra el COVID-19, pero sobre todo en los niños pues, según explicó, «en el balance riesgo/beneficio, el riesgo es mucho mayor».
Parar la vacunación infantil
Tanto Peñafiel como Torres señalaron que la vacuna es «un experimento génico de consecuencias desconocidas». En su opinión, los adultos «pueden hacer lo que quieran y ser coherentes». Sin embargo, indicó Peñafiel, «la vacunación infantil hay que pararla» porque las vacunas «ni siquiera están protegiendo». «Hay muchas familias desinformadas», añadió, «que van a vacunar a sus hijos sin conocer las consecuencias y porque el Estado está haciendo una campaña brutal. A estas familias es a las que tenemos que llegar de alguna manera, explicarles que esto es un experimento que no funciona y que puede tener consecuencias en sus hijos para toda la vida».
Peñafiel, por otro lado, recordó que la vacunación «no es obligatoria» en España. Por ello calificó de «vergonzosa» la presión que se está realizando para que la población se vacune. Y más cuando, recordó, «las farmacéuticas no serán responsables de las consecuencias». También denunció que los niños son uno de los colectivos más afectados por la pandemia pues, si bien no sufren la enfermedad de forma leve, sí que están padeciendo las consecuencias de las medidas adoptadas para hacer frente a la enfermedad: «Se pasan el día en el colegio con la mascarilla puesta. La llevan incluso en el patio y en gimnasia. Esto les produce problemas de salud y psicológicos. No tiene ningún sentido. No pueden hacer vida normal desde hace tiempo y ahora, además, pretenden que les vacunen con una vacuna experimental».
Jordi Torres, por su parte, insistió en que el objetivo de estas asociaciones «no es convencer a los adultos de lo que tienen que hacer» con respecto a la vacuna. «Los mayores ya sabemos lo que tenemos que hacer y hemos de ser coherentes», abundó, «pero no puedes obligar a los niños a vacunarse cuando ni siquiera sabes qué consecuencias tendrá esta vacuna». Torres indicó que si, a pesar de todo, las familias deciden vacunar a sus hijos, lo más conveniente es que «vayan al pediatra, que les explique las consecuencias y que les ponga por escrito que el niño debe ser vacunado». «No encontrarán a ningún pediatra dispuesto a hacerlo», concluyó.