El atleta Javier Soto Rey impartió ayer una lección de vida y deporte a los estudiantes del CEIP Portal Nou que escucharon su conferencia en el marco del Programa d'Esport Inclusiu que organiza el Consell d'Eivissa. Acompañado por una intérprete en lengua de signos, la intervención del atleta nacido en la localidad guipuzcoana de Hondarribia pero criado en Segovia, dejó a todos con la boca abierta.
«Siempre me encantó el fútbol, el atletismo, el baloncesto, el tenis o la natación.... pero me decanté por el atletismo porque al ser individual no necesito entenderme con tanta gente y ahora que me he retirado intento devolverle todo lo que me ha dado promocionando el deporte inclusivo por todo el mundo como conferenciante o como director técnico de la Federación Española de Deportes para Sordos», comenzó Soto Rey ante una audiencia tremendamente atenta.
A sus 42 años puede presumir de uno de los mejores palmarés de la historia en 800 y 1.500 metros lisos. Ha acumulado 200 medallas y 90 trofeos, siendo 14 veces Campeón del Mundo y codeándose con atletas sin discapacidad por España y Europa. Además, tiene el récord del Mundo de 1.000 metros lisos y los de Europa de 800 lisos, 1.500 lisos al aire libre y pista cubierta.
Unos récords a los que el vasco no da excesivo valor. Tal y como lo explicó ayer, se los toma como una lección de vida que transmitir a los demás. «El deporte es la parte más importante de mi vida porque después de tantos años he descubierto que es la única asignatura en la que una persona sorda está en las mismas condiciones que una que oye y porque gracias a él soy uno más dentro de esta sociedad».
«Hay que seguir estudiando»
A pesar de los valores del deporte, Soto Rey dejó claro a los estudiantes la importancia de seguir estudiando «siendo la vida un cincuenta por ciento de ambas cosas».
«Yo era buen deportista que mejoraba año tras año y ganaba carreras y medallas, pero tomé la decisión de compaginarlo con los estudios de Bachillerato, la Selectividad y Universidad, y aunque pasé momentos duros, gracias a mi familia me demostré a mi mismo y al resto que una persona sorda puede licenciarse en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, sacarse títulos de entrenador nacional de atletismo, ser monitor nacional de la Real Federación Española de Natación e, incluso, obtener el doctorado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte con calificación de sobresaliente Cum Laude».
Además, recordó a los estudiantes que si se pone empeño, todo se puede conseguir aunque haya barreras que superar. «Cuando yo era pequeño ser sordo era más complicado que ahora, porque tuve profesores que no nos ayudaban o entrenadores que aunque lo intentaban no podían hacerlo porque no sabían el lenguaje de signos y cuando les ibas a leer los labios se lo impedía su bigote, pero ahora todo ha mejorado mucho y yo puedo ser profesor de la Universidad Autónoma de Madrid y en un Master sobre inclusión social de personas con discapacidad siendo sordo y con el apoyo de intérpretes cuando lo necesito».
Además, Soto Rey explicó que ha viajado por muchos países como un turista más. De Europa solo le queda conocer Moldavia y en muchas ocasiones ha ido de mochilero. «Me lo paso genial y disfruto como el que más porque ahora con los móviles puedo hacer fotografías de los autobuses, los servicios o las comidas y así enseñarlas cuando lo necesito para poder hacerme entender».
El problema de la mascarilla
Sin embargo, todos estos avances conseguidos se han visto un poco frenados con la necesidad de emplear mascarilla para evitar los contagios por coronavirus. «Para una persona sorda como yo ahora las barreras son dobles porque antes si alguien no hablaba lengua de signos podíamos leerle los labios si los movía despacio pero ahora eso es imposible y por eso las mascarillas son nuestro enemigo número uno para lograr nuestra plena integración en la sociedad».
A pesar de ello, Javier Soto Rey no pierde la esperanza ni la sonrisa en ningún momento. Porque como les dijo a los estudiantes del CEIP Portal Nou de Vila «nunca olvidéis que la vida es corta y por eso hay que disfrutarla y aprovecharla al máximo».