Helen Watson (1951, Newcastle) no sólo llegó a Ibiza para trabajar en el Consulado Británico durante más de 20 años, también se trasladó a la isla en busca del buen tiempo. Sin darse cuenta, Helen Watson lleva media vida haciendo de las Pitiusas un lugar mejor gracias a los proyectos impulsados por la Asociación de Ibiza y Formentera contra el Cáncer (IFCC). Se trata de una mujer con carácter, incansable y altruista que, durante años, ha mejorado la atención y los tratamientos a los pacientes de cáncer, colaborando estrechamente con el servicio de Oncología de Can Misses.
—Es un placer poder hacerle esta entrevista Helen. ¿Cómo está viviendo esta fecha tan especial para usted?
—Muy bien. Es hermoso ver cómo las diversas asociaciones o entidades conmemoran con distintos actos, durante el fin de semana, el Día Mundial de la Lucha Contra el Cáncer.
—Lleva desde 2009 presidiendo la Asociación Ibiza y Formentera contra el Cáncer y, en la isla, es toda una institución por todas las iniciativas solidarias que se han impulsado desde la entidad. ¿En qué momento decidió coger las riendas de un proyecto tan importante?
—Fue todo muy rápido. Mi idea era jubilarme y no hacer nada, pero mira –afirma entre risas–. Recuerdo que el anterior presidente de la entidad, José Colomar, me convenció para que yo tomara las riendas. Es cierto que antes de esto, yo ya estaba implicada hasta el cuello con la asociación y con la isla. Siempre he dicho que yo no quiero ser importante. Quiero ser útil y, cuando deje de serlo, me apartaré. Afortunadamente, la entidad cuenta con un comité técnico maravilloso. Sin él, no se podría llevar a cabo ningún proyecto.
—Ha destacado su implicación con IFCC y su preocupación por el bienestar general de Ibiza. ¿Qué significa para usted la isla?
—Todo. Menos mi hermana, que vive en Newcastle, toda mi familia reside aquí. Llevo viviendo más tiempo en Ibiza que en Inglaterra, puesto que llegué a la isla con 21 años para trabajar en el consulado británico. No sabía ni dónde estaba Ibiza en el mapa. Yo sólo quería sol y por eso me vine. Me vine sin hablar nada de español, pero decidida a tener un futuro aquí. Y creo que lo he conseguido después de 40 años (risas).
—Por sus venas ya corre sangre ibicenca.
—Totalmente. A mi marido lo conocí aquí. Él trabajaba en el aeropuerto por aquel entonces. Tengo una hija y dos nietos maravillosos que también sienten pasión por la isla.
—La apodan el hada madrina de los enfermos de cáncer, y con razón. ¿De dónde viene ese afán solidario hacia las personas?
—Creo que todo comenzó cuando estuve trabajando para el consulado británico en Ibiza. Recuerdo que muchos turistas venían a pedirme ayuda y, justo ahí, me di cuenta de que me gustaba ayudar a la gente.
—La asociación, aparte de ayudar al enfermo de cáncer y atender sus necesidades, también colabora desde hace años con el Hospital Can Misses. ¿Cómo surgió esta complicidad entre ambas instituciones?
—Simplemente surgió escuchando a los pacientes, conociendo sus necesidades. Enseguida empezamos a recibir quejas cuando estrenaron el nuevo hospital. Sobre todo con el tema de las sillas. Antes, los enfermos tenían que someterse a la quimioterapia sentados en sillones rígidos, no abatibles. Imagínate estar cinco horas de tratamiento así, sin poder levantar tus piernas. Cuando nos enteramos, nos pusimos en contacto con Can Misses y compramos 26 sillas.
—Esta inversión solo fue el comienzo de una relación que se mantiene en el tiempo.
—Así es. Tras esta colaboración hemos impulsado grandes proyectos que todavía continúan en marcha. Entre ellos, la adquisición de varios vehículos para la Unidad de Cuidados Paliativos de Can Misses, la contratación de un fisioterapeuta para la Unidad de Linfedema, la impresión y la difusión de diferentes guías de consejos y cuidados para pacientes oncológicos o la compra de varios equipos dirigidos a la realización de colonoscopias en el Hospital de Formentera.
—¿Cuáles diría que son los proyectos que han marcado un antes y un después tanto para la entidad como para el sistema sanitario en las Pitiusas?
—No tengo ninguna duda al respecto. Estamos muy orgullosos tanto del programa de cribado de cáncer de colon que impulsamos como del servicio de mamografía de detección del cáncer de mama. Y pensar que hace años la asociación pagó un autobús para que fuera a los municipios de Ibiza con el objetivo de captar a gente que se hiciera el cribado de cáncer de mama.
—Imagino que la pandemia habrá paralizado algunos de los eventos previstos por la entidad. ¿Ahora mismo tienen algún proyecto entre manos?
—Es cierto. Tenemos varias iniciativas estancadas por la situación actual. Ojalá muy pronto podamos desarrollar nuevas campañas de sensibilización. Estos dos años y medio están siendo complicados para la entidad porque una gran parte del dinero recaudado es a través de los eventos. Sí, tenemos varios proyectos entre manos, como la implantación de un programa de cribado de cáncer de pulmón en Ibiza, como ya hicimos con el de colón.
—¿En qué punto está la factibilidad de poner en marcha esta herramienta de detección del cáncer de pulmón?
—El mayor porcentaje de pacientes tiene este tipo de cáncer. Le siguen el de colon, próstata y mama. Desde la entidad consideramos que, si se detecta a tiempo y se trata adecuadamente, las posibilidades de recuperación son muy elevadas. Por este motivo, consideramos que es esencial poder llevar a cabo esta iniciativa, pero es complicado.
—¿Qué obstáculos están encontrando desde la asociación para poner en marcha este programa?
—El tiempo, y el cáncer no espera por nadie. Para poder preparar y desarrollar esta herramienta, necesitamos dos años y, cuando esté listo, el Servei de Salut de Balears (IbSalut) tiene que aceptarlo. Una vez desarrollado, desde el Govern pueden decidir que no es necesario este tipo de cribado tras analizar la situación.
—Deduzco que es insuficiente el apoyo que reciben por parte de las administraciones.
—Tengo que ir con pies de plomo, enseguida llaman a la puerta...
—Entiendo. ¿Y en qué punto está la iniciativa de la entidad para desarrollar un registro de tumores?
—Lamentablemente igual que hace 10 años. Es cierto que hace un par de años pagamos a un médico forense para disponer de nuestro propio registro de tumores, pero no duró mucho tiempo. Desde la entidad hemos ofrecido pagar esta herramienta, pero el proyecto se ha estancado. Lo único que queremos es obtener la información adecuada –edad, procedencia y número de pacientes– para trabajar con estos datos y analizar posibles causas.
—¿A qué cree que se debe esta paralización?
—No sé por qué el proyecto se ha estancado. Hace tiempo que pusimos en marcha el desarrollo y la programación del sistema. La aplicación se llama Redecan, pero desde el Govern nos dicen que los datos pertenecientes a Ibiza están en la plataforma que gestionan en Mallorca. Pero, claro, si en la herramienta se registran 2.000 cánceres de mama, yo cómo sé los tumores que pertenecen a pacientes de Ibiza. Es imposible saberlo.
—¿Y cuál es el plan?
—Seguir luchando. Desde la entidad queremos impulsar todos los proyectos que tenemos en mente para ayudar a los pacientes con cáncer. Cada vez que promovemos una mejoría en la salud pública, marco con un tick el proyecto realizado.
—¿Ahora mismo, qué iniciativas completan esa lista aparte de las comentadas anteriormente?
—Durante la pandemia, desde la entidad, somos más de 300 voluntarios. Nos hemos enfocado mucho estamos en ayudar a la gente enferma que no tiene para comer ni para costearse la luz. Intentamos ayudar lo máximo posible, pagándoles dos meses de alquiler o comida. La pandemia ha hecho mella en muchas familias.
—Totalmente, y es muy loable la gran labor realizada por la asociación. Y, valorando el ámbito sanitario, qué necesidades hospitalarias cree que hacen falta cubrir en Can Misses?
—Especialmente la falta de personal en el Servicio de Oncología de Can Misses, puesto que esta unidad no da abasto. Es más, el Jefe del Departamento, Sergio Sánchez, trabaja por cuatro. El tiempo de espera para las revisiones oncológicas está siendo de un año. Ahora mismo, este servicio tiene a dos médicos de baja, uno por covid y, el otro oncólogo, por paternidad. Este efecto dominó ha dejado a Sergio Sánchez prácticamente solo y, si tenemos en cuenta que la tasa de supervivencia ha aumentado entre los pacientes, el hospital debería tener más especialistas.
—¿Alguna otra mejoría?
—Por supuesto. Mejorar la comunicación directa entre el servicio médico y el paciente. Muchas citas se han perdido por la falta de una comunicación efectiva. También reclamamos desde la entidad que Can Misses habilite para los pacientes uno de los aparcamientos públicos del hospital.
—Ha recibido varios premios por su labor social. ¿Cree que ya ha tocado techo?
—Yo no puedo estar más agradecida con la instituciones. En el año 2000, me otorgaron un premio por mi acción social y, hace unos años, me nombraron Miembro del Imperio Británico. La reina Isabel II me concedió la medalla en Buckingham Palace. Ya tengo las mismas que David Beckham. (risas).