La conocida plataforma Salvem Sa Badia de Portmany ha dado un paso trascendental para su futuro. Desde hace algunos días se ha constituido como una asociación formada por 18 personas representativas de distintos ámbitos, aunque todas comparten un objetivo común: conseguir la preservación de la bahía de su municipio. Pepín Valdés (Sant Antoni, 1959) se ha convertido en presidente de este colectivo, pero rechaza cualquier tipo de protagonismo. Su único deseo, al igual que el de sus compañeros, es ver una bahía renovada y protegida y lograr que vuelva a ser el principal reclamo turístico de todo el entorno. Pensando en las futuras generaciones, desde la nueva asociación pretenden que las actividades que allí se desarrollen garanticen además el progreso social y económico de los vecinos de Portmany. Por otra parte, defienden la creación de puntos de encuentro y nuevos cauces de comunicación con las administraciones, trabajando para que la bahía se convierta en un espacio exclusivamente turístico, deportivo y pesquero; seguro para bañistas y libre de ferris. La actividad en la bahía portmanyí debe además poder convivir con la pesca artesanal y el servicio de excursiones marítimas con golondrinas.
— ¿Qué supone la transformación de la plataforma en asociación?
— Es un segundo paso. El primero lo dimos cuando creamos la iniciativa. En aquella ocasión, en una asamblea del Club Náutico, vimos que los problemas no se podían solucionar solamente contando con un pequeño grupo de personas. Después, en nuestra web comenzamos a difundir nuestros objetivos recogidos en las conversaciones mantenidas con casi 20 entidades relacionadas con la bahía. Vimos entonces que no podíamos quedarnos ahí y, para comunicar y crecer, supimos que debíamos crear una asociación, que fija además el marco sobre la entrada de nuevos miembros, empresas o entidades.
— Por lo tanto, es una asociación abierta que recogerá opiniones y sugerencias de todo tipo.
— Sí. Tiene una directiva y asociados y continuaremos trabajando en aquello que ya hemos iniciado hace unos dos años. Debemos empezar a caminar, preparando este año 2022 en nuestra línea habitual y planificando acciones según las ayudas con las que contemos.
— Sin duda, la bahía sufría graves problemas desde hace mucho tiempo, pero la plataforma comenzó su andadura hace relativamente poco. ¿Por qué no lo hizo antes?
— En aquella asamblea planteada por socios del Club se abordaron problemas de tipo medioambiental que nos afectaban, como la amenaza de los sondeos petrolíferos. Nos preguntamos entonces cómo estábamos nosotros y vimos que teníamos problemas muy comunes con otras zonas como el mar Menor. En Sant Antoni, hablamos de la presión que sufría la zona debido a toda la actividad turística que la rodea. Así, pensamos que debíamos trabajar para definir y conseguir qué es lo que queremos para la bahía de Sant Antoni.
— ¿Están satisfechos con los pasos dados por la Administración, entre ellos, una moratoria o la prohibición de que naveguen ferris de más de 65 metros de eslora?
— Sí y no. Hay muchas cosas. Cuando empezamos estábamos en plena moratoria y Puertos, concretamente, no se había pronunciado aún sobre nada relativo al puerto. Unos meses antes presentó su famoso informe planteando sus intenciones, aunque nosotros ya habíamos estado trabajando en estos temas y sabíamos que íbamos a defender unos usos recreativos, pesqueros, turísticos y sin ferris. La bahía tiene un espacio determinado, praderas de posidonia muy deterioradas -que se han reducido de manera considerable en los últimos 20 años- y, por lo tanto, no tiene sentido añadir más presión.
— Entonces, sí se sienten contentos con los últimos pasos adoptados.
— Pero de rebote. No hay ferris porque a las navieras no les interesa. Aun así, hay ahora tres barcos de dos navieras que, según parece, los están arreglando, algo que debería hacerse en un varadero profesional, no en mitad de la bahía. Creemos que las soluciones que nos dieron son a corto plazo. Además, cuando se abrió el puerto, en el BOIB se publicó que Ports iba a realizar una serie de inversiones por valor de más de 3 millones de euros. No sabemos nada de esto y queremos realizar un seguimiento al respecto. En este sentido, debían impulsar medidas medioambientales en la bahía como una limpieza de los fondos, aunque destinaban a ello muy poco dinero.
— Desde el Consell han afirmado que la situación del puerto de Sant Antoni ha provocado que el de Botafoc esté colapsado.
— Como ciudadano creo que no es de recibo que un conseller diga esto, cuando en su día ya hubo mucha polémica por las dimensiones del puerto de Ibiza que se planteó a 50 años y que provocó que muchas asociaciones y personas pelearan para que fuera más pequeño. Al final, se hizo todo lo grande que quisieron y no es de recibo que en el 2022 aseguren que se ha quedado pequeño y que está colapsado debido al de Sant Antoni.
— En 2020 un informe encargado por Autoridad Portuaria rechazaba que los ferris perjudicaban las praderas de posidonia de la bahía.
— Este documento se incluyó en un informe general relativo a la apertura del puerto. No era un estudio como tal, aunque nosotros sí manejamos un informe que había encargado el Club Náutico relativo al estado de todas las praderas e indicaba dónde existía todavía posidonia. Ello nos ha servido para ver que ha desaparecido en los últimos 20 años casi el 50% de la posidonia existente. Por ello, cuando nos hablan de medidas es algo que no aceptamos. ¿Qué medidas?. Es mejor intentar cuidar lo poco que hay.
— Por lo que se desprende de sus palabras, queda mucho por hacer.
— Paralelamente han coincidido muchas cosas. La Ley de posidonia llegó a finales de 2018. La bahía tiene aún praderas y hay que llevar a cabo un trabajo de concienciación importante y no lo están haciendo, ni Medio Ambiente ni Puertos. Espero que la próxima temporada impulsen un servicio de información como el que llevamos a cabo nosotros en verano. Mediante una lancha sugeríamos a los barcos si podían moverse si estaban sobre posidonia. Si queremos agua limpia en la bahía, con toda la economía que surge alrededor, el camino es que no haya ferris y seguir cuidando esta zona que también genera economía. Debemos transformarla y que, cuando alguien nos visite, sepa que es un espacio natural y que no puede interactuar de cualquier forma.
— En Salvem Sa Badia siguen denunciando la presencia de barcos fondeados de manera ilegal y, en temporada, la presencia irregular de más de cien chárter.
— La web ha servido para ir recordando estas cuestiones. Ahora, como asociación, seguiremos luchando contra esto. Temo que será una temporada brutal y si los barcos siguen fondeando sobre posidonia, tendremos un gran trabajo para explicarles que no pueden hacerlo. No sabemos cómo estarán los fondeos de bajo impacto o con qué servicios de información contaremos. Así, todos nos tenemos que poner las pilas y colaborar.