El cineasta ibicenco José Luis Mir, conocido por elaborar distintos documentales sobre temas relacionados con Ibiza, ha dejado de lado las cámaras para escribir el libro que se presenta hoy en el Teatro España de Santa Eulària a partir de las 20.00 horas, Santa Eulalia Ibiza 1971: La rebelión de los hippies.
Según explicó ayer el propio Mir a Periódico de Ibiza y Formentera el libro cuenta un hecho casi desconocido que sucedió desde el mediodía del 16 de julio de 1971 y la madrugada del 17 de julio en Santa Eulària, cuando las fuerzas de orden público tuvieron que desalojar a unos 300 hippies que se habían congregado en el centro del pueblo creando numerosos destrozos.
Una historia que, según contó el autor de libro, llegó casi por casualidad a sus manos. «Todo partió de una historia que me contó un amigo mío que trabajó muchos años en una barbería de Santa Eulària y desde el principio reparé en que sería magnífico darla a conocer a través de un documental pero como empecé a tener problemas para encontrar fotos e imágenes de aquella época y de aquel día al final me líe la manta a la cabeza y me puse a escribir».
El proceso de documentación, según Mir, debió de ser apasionante. «Gracias a mi amigo, que conoce a mucha gente de aquella época y que lo vivió en primera persona, tuve la suerte de poder entrevistar a cerca de una decena de personas que estuvieron allí, tanto vecinos de Santa Eulària como agentes de la autoridad e, incluso uno de los hippies que participaron, y entre todos me permitieron descubrir una historia de la que apenas se dio información durante los días posteriores más allá de una simple página en el Diario de Ibiza de la época».
La historia
Para saber los hechos hay que remontarse al mes de julio de 1971 y a una finca en la zona conocida como el Pla de Novells, a escasos tres kilómetros del pueblo de Santa Eulària y relativamente cerca de donde actualmente está la variante nueva del pueblo de Sant Carles.
Allí, según Mir, vivían de forma pacífica un grupo de hippies o peluts que ocupaban las habitaciones o pajares que les había alquilado el pagès y que estaban dirigidos espiritualmente por su líder, el norteamericano Robert Jack Berg, conocido como El Cristo de los Hippies. Sin embargo, con el paso de los días la situación se fue complicando con la llegada de otros de estos peluts «que empezaron a hacer la vida imposible a los vecinos, robando los huevos de las gallinas y las frutas de los frutales, bañándose en las albercas, bebiendo agua de los pozos y dejándolo todo en muy mal estado».
Todo se desencadenó cuando ante la petición de los vecinos la Guardia Civil procedió a su desalojo a primera hora del 16 de julio y los hippies decidieron marchar hacia el centro de Santa Eulària. Allí, durante horas, en la calle Sant Jaume y alrededores, se vivieron momentos muy tensos ya que ebrios y drogados cortaron el tráfico y provocaron serios destrozos en los comercios y restaurantes hasta que las autoridades decidieron actuar. Tanto que ante la falta de efectivos, «apenas dos miembros de la Policía Local y otros dos de la Guardia Civil», el Gobierno civil decidió mandar al pueblo todos los agentes de la Benemérita y la Policía Armada de la isla «quienes, unidos a muchos vecinos, no tuvieron reparo en usar toda su fuerza para desalojarlos». Incluso, «se llegaron a lanzar disparos al aire con una ametralladora de gran calibre».
Según Mir todo se prolongó hasta buena hora de la madrugada sin daños personales quedando grabado en el recuerdo de unos pocos y ahora, gracias a él, volverá de nuevo a la actualidad gracias a Santa Eulalia Ibiza 1971: La rebelión de los hippies.
El apunte
Ilustraciones de la pintora Yoa Covas
El primer libro de José Luis Mir también cuenta como gran valor añadido con distintas ilustraciones en blanco y negro y carboncillo que ha hecho la artista ibicenca Yoa Covas (Ibiza, 1967).En ellas se pueden ver distintos momentos de lo que sucedió aquel día como, por ejemplo, la comuna hippie que vivía en el Pla de Novells, el cuartel de la Guardia Civil en Santa Eulària o a los peluts sentados en los alrededores del edificio de la benemérita. Incluso, ha recreado al que se conocía como El Cristo de los hippies.