Aunque el día no acompañara, un par de decenas de personas se animó en la mañana de ayer a acercarse al Observatorio de Puig des Molins para intentar avistar al astro rey en toda su magnitud en la jornada de observaciones organizada por la Agrupación Astronómica de Ibiza.
Desafortunadamente, no hubo suerte y, como se preveía por la mañana, el tiempo no acompañó y el sol no se alzó para ser contemplado. De hecho, tal como apuntaron algunos de quienes se pusieron frente al telescopio para ver el cielo, al apuntar hacia nuestra estrella nada más se podía ver una gigantesca mancha naranja.
Para compensarlos del chasco, alrededor de una docena de los asistentes fue invitada a escuchar una charla del secretario de la asociación, Pedro Pérez, sobre el sol, la Vía Láctea, las galaxias y el universo en general.
En dicha conferencia, que duró algo menos de media hora, Pérez resolvió todas las dudas de los allí presentes y dio una serie de datos muy interesantes para los amantes de la materia.
Así, descubrimos que un planeta de nuestro Sistema Solar como Júpiter mide 1.300 veces el tamaño de la Tierra, mientras que el sol lo es 1.300.000 veces y se encuentra a 150 millones de kilómetros. Así, en el caso de que se pudiera viajar, se tardarían unos 20 años en llegar usando un avión comercial.
Tras hablar de las partes del astro rey y ciertos fenómenos que en él se producen –como las manchas solares o las granulaciones–, Pérez desveló que la luz del sol tarda ocho minutos en llegar a la Tierra, por lo que ese es el tiempo que tardaríamos en darnos cuenta de su desaparición, cuando se dé, aunque aún quedan para ello millones de años. También se comparó el tamaño del sol –mediano– con el de otras estrellas vecinas, como la de la constelación de Orión, a la que vemos tal como estaba hace 600 años, pues ese es el tiempo que la luz tarda en recorrer semejante distancia, y no se conoce físicamente una manera más rápida de trasladarse. Otra cosa, resaltó Pérez, sería «literatura».
De entre los niños que asistieron a la charla, dos de 14 años aseguraron que les había parecido interesante. A Darío Recuero, por ejemplo, le gustó «mucho», porque le había resultado «muy informativa». A José Parra, por su parte, lo que más le había atraído eran las explicaciones sobre los agujeros negros, otra fuente de literatura inagotable de la que se habló largo y tendido.