El sector de las estaciones de servicio ha vivido unas semanas de locura con la puesta en marcha de la bonificación de 20 céntimos por litro de combustible. Desde Carburantes Ibiza su administrador, Pedro Matutes (Ibiza, 1971), considera que cualquier medida para rebajar precios es positiva, pero no a costa de estas empresas.
—Es portavoz en Ibiza de la Asociación de Estaciones de Servicio de Baleares. ¿Qué funciones tiene esta patronal y en qué momento se encuentran?
—Principalmente damos apoyo a las estaciones adheridas, que pueden ser el 60% de las existentes en las islas. Además, trabajamos en las novedades normativas con un letrado que nos ayuda a tener una visión jurídica de todo.
—Las problemáticas serán bastante comunes.
—Sí. Ahora mismo existe una gran sensación de preocupación ya que, con el tema de los anticipos, se han basado en los números que registramos el año pasado, cuando había restricciones, menos movilidad y menos ventas. El cálculo, por lo tanto, ha sido muy inferior y el sector está preocupado. Además, hay muchas empresas afectadas por temas de liquidez y llega la época en la que hay que pagar impuestos, lo que supone un desembolso que se agrava con el asunto de las bonificaciones. Con todo, existe bastante preocupación, porque hay endeudamiento y muchos empresarios se han visto obligados a recurrir a pólizas de crédito. La preocupación es grande. Estamos en abril, pensamos que en mayo se incrementará la venta pero, a día de hoy, desconocemos todavía qué formularios o documentos debemos remitir a Hacienda para regularizar las bonificaciones.
—¿Existen otros problemas comunes para el sector en Baleares?
—Efectivamente, en todas las islas tenemos los mismos problemas, pero ahora mismo el tema de las bonificaciones es el que más nos preocupa.
—También les mantendrá en vilo el incremento del precio del combustible.
—Sí, existe una incertidumbre tan grande que no nos atrevemos a decir nada. Nos movemos en función del mercado, de las cotizaciones del barril, y, de un día para otro, hay unas subidas tan estratosféricas que no podemos ni realizar presupuestos incluso a dos días vista. Los clientes los piden y no hay forma de podérselos dar porque no suceden cosas lógicas. Todo está influenciado por el conflicto de Ucrania. Para nosotros, lo mejor es que el precio esté bajo porque lo que nos interesa es que se vendan litros y, si el precio es alto, se retrae el consumo y se resienten las ventas en todas las estaciones de Baleares.
—El encarecimiento es entonces otro motivo de preocupación.
—Mucho y, sin duda, es un agravante más a este problema de liquidez.
—Criticaron la falta de previsión del Gobierno al anunciar la aplicación de las bonificaciones con muy poco tiempo de antelación.
—Los primeros días los vivimos con mucho estrés. Es un Real Decreto que se publica un miércoles por la tarde y los cambios que contemplaba debían aplicarse en día y medio. Dependemos de programas informáticos, que son generales para muchos, y la empresa que nos da servicio, con más de 3.500 estaciones, se saturó. Hubo además colas puesto que, desde que se anunció, mucha gente esperó a que comenzaran las bonificaciones para llenar los depósitos y poder beneficiarse. En los dos primeros días hubo bastantes colas en todas las estaciones, aunque ahora la situación se ha normalizado.
—¿Es verdad que creció el número de ‘sinpas', gente que se iba sin pagar?
—Sí, pero no solo nos ha pasado por el tema de las bonificaciones. Es algo que nos sucede durante todo el año.
—Algunas empresas, por ejemplo de Mallorca, anunciaron que iban a cerrar porque no les salía a cuenta si tenían que adelantar el dinero.
—No tengo constancia de que haya cerrado ninguna gasolinera en Baleares, pero sé de algunas que lo están pasando muy mal. Estás vendiendo por debajo de tus márgenes habituales; ingresas menos de lo que después necesitas para comprar las cubas y muchos han tenido que hablar con las petroleras para aplazar pagos. No llegaban y no tenían dinero para comprar producto y funcionar. Han sido momentos de mucha incertidumbre en los que hemos estado pendientes de los anticipos que tenían que llegar y que, finalmente, han llegado, pero siempre calculados en base a unos litros que no son las cantidades reales de hoy en día. Unos los han recibido más tarde, otros más temprano, pero en Baleares entre el 80 y el 90% de quien ha pedido un anticipo lo ha recibido.
—Se aseguró que algunas gasolineras subieron los precios antes de las bonificaciones.
—En Ibiza y Formentera no creo que nadie subiera precios. Si se incrementan es porque compras más caro. No creo que nadie subiera el precio del monolito para cubrirse en salud. Por parte del Estado, existe además un organismo encargado de controlar que no sucedan estas cosas.
—En definitiva, ¿qué opinión le merece esta medida del Gobierno?
—Mi valoración es que podría haberse hecho de otra manera sin afectar tanto a un sector que siempre resultamos afectados por este tipo de medidas. Al final, ha sido una medida coyuntural que durará hasta el 30 de junio y nosotros, desde la asociación balear y desde otras en distintos puntos del país, apostábamos por una medida estructural. Debemos pensar que casi el 50% del precio del producto son impuestos y hubiera sido más fácil proponer una bajada de impuestos hasta que el precio se hubiera regularizado. Cualquier medida que sea para bajar el precio del monolito, bienvenida sea, pero no a costa de hacer sufrir al sector como está pasando.
—Gasolineras ‘low cost' han pedido acciones al Gobierno para aliviar sus problemas de liquidez.
—Aquí no hay estaciones low cost, que tienen una formas de comprar particulares. Durante mucho tiempo, el mercado les permitía comprar muy barato y no tienen personal ya que son estaciones automatizadas. Ahora, estas subidas tan grandes en los precios del barril les afectaron mucho más. Van en función de los tipos de acuerdos que mantienen para comprar producto.
—Durante la pandemia no se les permitió aplicar ERTE.
—No lo permitieron y nos obligaron también a mantener los horarios previos a la pandemia, a pesar de la reducción de la movilidad. Así, las estaciones abiertas 24 horas tuvieron que seguir abiertas con el coste y gasto que supuso para empresas como la nuestra. Imagino que lo hicieron para que los servicios esenciales no se vieran privados del suministro, pero ello nos perjudicó mucho.
—Con la situación actual, ¿se están cumpliendo las previsiones que manejaban para 2022?
—Durante los primeros tres meses, en nuestras previsiones hemos registrado números similares a los que tuvimos en 2019. Hay que recordar que el año pasado había todavía restricciones a la movilidad, bastantes limitaciones de movimiento, y nosotros contemplamos un crecimiento del 20% y ahora ya nos estamos situando en números similares al 2019.
—¿Tienen previsto abrir más estaciones en las Pitiusas?
—Sí. Hemos presentado proyectos, pero ante la situación actual debemos movernos con pies de plomo. Esperamos que todo se resuelva para impulsar estas nuevas aperturas.
—¿Ven como una amenaza la implantación de los coches eléctricos?
—Es una realidad, aunque creo que actualmente no están desarrollados al completo y no son tan funcionales como pueda serlo un vehículo convencional. Incluso tiene más sentido el híbrido, que va mejorando cada vez, puede hacer más kilómetros y sí es una de las amenazas para el sector, aunque las estaciones también nos estamos adaptando. Estamos instalando puntos de carga rápida con los que recargar el vehículo en un 80% en solo 20 minutos. Hay que irse adaptando a la demanda del mercado. Ya no somos gasolineras, somos estaciones de servicio y debemos ofrecer aquello que la gente nos pide.