Toda la comunidad musulmana de Ibiza y Formentera celebró este sábado una de sus fiestas más sagradas: Eid al-Adha, también conocida como la Fiesta del Cordero o del Sacrificio.
Esta importante fecha marca para los musulmanes su peregrinaje anual a La Meca, siendo un día especial para rezar y ayudar a los necesitados. En su tradición, las familias sacrifican a un animal y dividen la carne en tres partes: una para la familia, otra para los amigos y parientes y otra para los pobres.
Según los preceptos musulmanes, la celebración conmemora un pasaje recogido en el Corán, en el que se muestra la voluntad de Abraham de sacrificar a su hijo Ismael como un acto de obediencia a Dios. Éste intervino para proporcionar al profeta un cordero y que se sacrificara al animal en su lugar.
Para la comunidad musulmana en las Pitiusas, la celebración de este año es más especial, si cabe, puesto que, después de dos años de pandemia, muchos han podido viajar en esta ocasión para festejar Eid al-Adha con sus familias. Es el caso de Abdulaziz Haouari, representante de la comunidad en Santa Eulària, que pasará este día en Marruecos.
En Santa Eulària, además de los rezos especiales previstos en las mezquitas durante la jornada de este sábado, muchos musulmanes acudieron por la tarde al polideportivo municipal para celebrar con amigos y otros miembros de la comunidad esta fecha tan señalada. También el resto de mezquitas de Ibiza se llenaron de fieles.
Al celebrarse este año en plena temporada turística, otros miembros de la comunidad pitiusa tuvieron que combinar las celebraciones de Eid al-Adha con su jornada laboral. Es el caso de Fátima que no pudo librar en su puesto de trabajo, aunque reconoce que, para ella, el de este sábado fue un día especial y diferente.
«Quienes no trabajaron, se levantaron y desayunaron pasteles con la familia y luego acudieron a la mezquita para rezar. Muchos además se juntaron con familiares y amigos para matar el cordero y preparar después toda la comida. También, la mayoría estrenó ropa nueva», explicó.
Zefzaf Abdullah, otro miembro de la comunidad musulmana en Ibiza, también pudo viajar este año a Marruecos para disfrutar de la celebración religiosa y destacó la importancia de esta fecha para todos los musulmanes.
Normalidad
Después de dos años marcados por la pandemia, la comunidad musulmana en las Pitiusas ha podido celebrar sus fiestas más sagradas con absoluta normalidad. Las restricciones decretadas o el cierre de fronteras y, por ende, la imposibilidad de viajar a sus ciudades de origen, habían alterado estas importantes celebraciones religiosas.
En abril y con el comienzo del Ramadán, desde Santa Eulària destacaban que en el municipio «fácilmente podemos llegar a los 600 o más». Creada hace más de 20 años, aseguraban también que la asociación está perfectamente integrada en el municipio y valoraban muy positivamente poder volver a juntarse en los rezos, dejando atrás un momento tan duro como la pandemia.
Una sensación similar compartían desde Sant Antoni y desde la comunidad en Vila. Farid destacaba la hospitalidad de la comunidad musulmana animando a todos a visitarles en su nueva mezquita, en la localidad de Portmany. Tras quedarse pequeño su anterior lugar de culto, pudieron comprar el bajo de un local y acondicionarlo como centro de oración.