La actual temporada turística se ha considerado desde el último invierno como la de la recuperación tras el desastre de la pandemia de COVID-19. En los históricos barrios del puerto y de la Marina de Ibiza los números empiezan a cuadrar y algunos de los empresarios con los que ha hablado Periódico de Ibiza y Formentera admiten que la situación es ya similar a la de 2019. Sin embargo, estos empresarios tienen también quejas y, sobre todo, críticas hacia la gestión del Ayuntamiento gobernado por el socialista Rafa Ruiz.
En la sombrerería Bonet, Mariló González, encargada del negocio ha explicado este miércoles que «la temporada empezó muy bien y va bien». «Ahora hay mucha más gente pero es todo más normal», afirmó, «estamos como en 2019. En 2021 tuvimos menos gente pero con un poder adquisitivo más alto». González considera que una de las explicaciones al cambio de turismo en el barrio está en cuestiones como la falta de aparcamientos, la suciedad y las obras en la ciudad. En este sentido, denunció que «la Marina está totalmente desatendida». «Es la entrada principal al casco antiguo», subrayó, «y está abandonada. Hay suciedad por todos los lados. Parece que aquí solo se preocupan de poner multas a las motos mal aparcadas». No quedaron ahí sus quejas pues señaló también al Ayuntamiento por su decisión «incomprensible» de cerrar la Oficina de Turismo del Paseo de Vara de Rey y por no crear más plazas de aparcamiento para residentes y visitantes. «Nos vamos a cargar Ibiza por la falta de comodidad», advirtió a modo de conclusión, «los turistas no van a venir aquí en bicicleta y a nadie le gusta ver todo lleno de obras».
De un modo similar se pronunció Joan Costa, propietario del emblemático restaurante Can Costa y para quien «el modelo a seguir» ha de ser el de Santa Eulària. «A mí me está yendo bien este año», explicó, «aunque va un poco a rachas. Además, la gente no gasta tanto como se dice». En su opinión, el principal problema de la Marina en estos momentos es «la falta de aparcamiento». Costa dijo estar de acuerdo con la idea de que «hay que parar la masificación». Sin embargo, también exigió «soluciones» que vayan más allá de impedir a la gente circular en su vehículo.
«Hasta el parking de pago de es Pratet se queda pequeño», lamentó y puso sobre la mesa la necesidad de que Vila adopte decisiones como la que tomó en su día el Ayuntamiento de Santa Eulària construyendo un aparcamiento «a 50 metros del centro». «Tendría que haber cuatro como el del CETIS en la ciudad», abundó este restaurador que también quiso dejar claro que, en su opinión, la Ibiza de hoy «no tiene nada que ver con la del boom turístico».
En la también emblemática joyería Can Afro, Carolina Bonet reconoció que la temporada turística «está yendo bien». Sin embargo, tanto ella como su hermano Joan indicaron que «aunque hay más gente, se están produciendo menos ventas». «El comercio», añadió Bonet, «va a rachas y nunca sabes con qué te vas a encontrar». «De todos modos», afirmó, «nosotros hemos trabajado bien en junio y julio. No nos podemos quejar».
En el restaurante El Noray, en el puerto, no paran de trabajar a mediodía. Así lo señaló su encargado, Moisés García. Sin embargo, también indicó que aunque están «trabajando como en 2019», la situación este año «no es tampoco como se esperaba». «Decían que lo íbamos a petar y la verdad es que no es para tanto», afirmó. En su opinión, uno de los problemas para que la de 2022 no vaya a ser una temporada de récord es «la inflación». «La gente viene y gasta», explicó, «pero se quejan de los precios y eso que nosotros los hemos subido poco». En cuanto a la falta de aparcamientos, el encargado de El Noray se limitó a señalar que «es un problema de hace años y no se puede hacer nada más que asumirlo».
Más positivo se mostró, finalmente, Vicente Hernández, propietario de Ganesha. «Todo está como siempre», aseguró, «la gente ahora está feliz y quiere salir, sonreír a la vida. Es como si la pandemia no hubiera sucedido». En su opinión, «el barrio está bien». Aunque, eso sí, dejó claro que la Marina «es el único sitio que se salva de Ibiza porque ha sabido mantener su esencia», concluyó este empresario.