La playa de Talamanca acoge cada mañana a decenas de personas que acuden para presenciar el amanecer o apurar los últimos instantes de una noche de fiesta.
Y también hay quienes pasan la noche al raso sobre la arena o van más allá y despliegan su particular acampada con tienda y hasta un ventilador de pie para sobrellevar las temperaturas de las noches tropicales.