El Observatorio de Sostenibilidad de IbizaPreservation presentó ayer, en la sede del Consell d'Eivissa, las conclusiones del Informe de Sostenibilidad Ibiza 2021. Un documento que reveló algunos de los datos más preocupantes para la isla en materia de gestión de los recursos hídricos y en lo referente a la subida continua de población. En este sentido, el informe delata la mala gestión de las aguas residuales de las depuradoras de la isla.
Sin ir más lejos, de las 10 estaciones de depuración de agua que hay en Ibiza, cuatro vierten aguas fecales al mar. Una cantidad que se ha multiplicado desde el año 2020. Estas instalaciones son las que están ubicadas en la ciudad de Ibiza, con un 100% de aguas residuales, la EDAR de Sant Josep, con un 84%, la depuradora de Sant Joan, con un 85%, y la de sa Cala de Sant Vicent, con un 25%. Con estos datos recopilados, el informe revela que el 52% del total de líquido que acaba en el mar es agua deficientemente depurada.
Una situación que se está agravando con el paso del tiempo debido a la subida continua de población, puesto que los recursos hídricos de la isla se encuentran repartidos de manera desigual y están sometidos a una presión humana que, según la coordinadora técnica del Observatorio, Itziar Arratibel, ha aumentado un 11% desde el año 2020. Además, vaticinó, teniendo en cuenta los indicadores testados, que este año el valor de presión será incluso mayor. En este sentido, si al volumen de vertidos que tienen que depurar le sumas que las depuradoras funcionan mal, el resultado del informe es que vierten un exceso de residuos al mar.
Pésima gestión del agua
«El agua es el recurso natural peor gestionado de la isla», señaló Arratibel, durante la presentación. Junto a ella, exponiendo las conclusiones del informe de Sostenibilidad Ibiza 2021, estaban la directora del Observatorio de Sostenibilidad de IbizaPreservation, Inma Saranova, y el conseller de Territorio, Mariano Juan. En esta línea, antes de profundizar más en los detalles de los datos, explicaron que este último informe contó con ciertos cambios. «Se han desarrollado 49 indicadores y se han tenido en cuenta los que tienen una incidencia directa en el ámbito de la isla y aquellos en los que es posible hacer un seguimiento para poder trabajar en su cumplimiento», subrayaron.
Desde el principio, Mariano Juan señaló que este dossier contempla las cuestiones más preocupantes en Ibiza. Las citadas anteriormente como la gestión de los recursos hídricos y la presión humana, pero también la defensa del sector agrario, el reciclaje, la reducción de emisiones y la calidad del agua. Asimismo, Itziar Arratibel puntualizó que algunos de los resultados de este informe han sido «muy preocupantes». Sin ir más lejos, recordó que Ibiza ha estado en prealerta por sequía hidrológica desde octubre de 2020 y que este año es el cuarto consecutivo que se mantiene este estado tras el verano.
Sector primario
Respecto al desarrollo del sector primario, Itziar explicó que Ibiza está registrando menos explotaciones ganaderas que otros años, pero también indicó que ha mejorado la productividad ecológica. Una actividad que ha aumentado en 10 años un 217%. Además, según este informe, Sant Josep ha desbancado a Santa Eulària como el municipio con mayor superficie ecológica. En este sentido, Mariano Juan recordó que desde el Consell d'Eivissa siempre han apostado por este sector con ayudas económicas de 1,3 millones de euros. «La nueva ley de protección, derechos y bienestar de los animales no tiene ninguna sensibilidad con el sector», apuntó Mariano Juan segundos antes de que Itziar explicara más datos sobre la realidad medioambiental de Ibiza.
Asimismo, Itziar subrayó que, pese a los beneficios que tiene la energía solar, se ha reducido un 36% el consumo de energía solar fotovoltaica y ha aumentado el consumo de energía eléctrica un 32%. Además, el informe detalla que también ha incrementado considerablemente el reciclaje de residuos domésticos en un 27%, siendo Sant Josep el municipio con más incidencia.
También reveló un dato que incluso a la propia coordinadora le sorprendió y fue lo poco que ha aumentado el porcentaje relacionado con el transporte de mercancías de gases y líquidos. Según esta experta, solo ha variado un 18% respecto al año 2020. «La dependencia que tiene la isla por las mercancías es tremenda», apuntó. Por último, quiso destacar que, pese al aumento de las emisiones de dióxido de carbono, la calidad del aire es buena. Sin ir más lejos, explicó que, aunque la cantidad de dióxido es difícil de medir, los cuatro millones de turistas que se movieron por la isla han podido generar 395.000 toneladas de CO2.
No obstante, la calidad del agua de baño se ha reducido en un 40%, amenazando las praderas de posidonia oceánica de la isla. «Las praderas de posidonia de Talamanca son las que peor conservación tienen debido al impacto humano», puntualizó Arratibel con preocupación.