Los comerciantes del Mercat Nou afrontan con incertidumbre el futuro. La paralización del proyecto de reforma del edificio, que depende de la aprobación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) preocupa entre los paradistas. Sobre todo porque, a día de hoy, apenas hay información sobre la misma, más allá de las intenciones del Ayuntamiento de Ibiza de modernizar estas instalaciones. La situación se agrava porque se han visto especialmente afectados por las obras de la avenida de Isidor Macabich y algunos de estos comerciantes consideran que la comunicación con el Consistorio no es tan fluida como debiera.
Para la pescadera Carmen Moya, el principal problema ahora es que «el mercado está vacío por la falta de aparcamientos». Considera que el principal responsable de esta situación «es el Ayuntamiento de Eivissa, no solo la concejala de Comercio», en referencia a Desirée Ruiz Mostazo.
Aparcamiento apuntalado
El aparcamiento del inmueble está parcialmente apuntalado y esto ha obligado a anular parte de las plazas de parking. «El problema es que lo apuntalan pero no lo arreglan», lamenta Moya, «lleva así cerca de un año». En su opinión, el Consistorio debería implicarse más en las soluciones a este mercado de abastos, pero «solo vienen a recordarnos nuestras obligaciones». Soluciones como el que se pueda aparcar una o dos horas gratis en el aparcamiento del CETIS «no son suficientes», asegura. «Nos tapan la boca con eso pero la realidad es que esto esta vacío porque no hay aparcamientos».
De un modo similar se pronuncia Rubén Ramis, propietario de Charcutería Ramis.
En su opinión, la falta de clientela debe achacarse ahora tanto a la falta de estacionamientos como a las obras de Isidor Macabich. «Esto ha provocado un descenso de los clientes de un 40% en los últimos meses», asegura. Y considera que, si Vila tiene la intención de ir sacando los coches de la ciudad, será necesario reubicar el Mercat Nou porque «si no se hace, la gente no podrá acceder». Ramis está especialmente preocupado por cómo deberán trabajar los paradistas mientras se lleva a cabo la reforma del mercado. En este sentido, lamenta que el proyecto esté paralizado «desde hace años», pero también la falta de «decisiones firmes» sobre cómo se llevará a cabo o de qué manera podrán seguir trabajando los comerciantes. «De momento», explica, «de lo que más se habla es de instalarnos en una carpa pero, claro, con puestos mucho más pequeños que los actuales y esto nos puede perjudicar mucho».
Falta de aparcamientos
Para este comerciante, es necesario que el Mercat Nou sea «un espacio cómodo para los clientes». Recuerda que estos «quieren aparcar cerca y que las cosas sean más sencillas». «No sé si la opción será hacerlo en otro lado», concluye, «pero aquí ya no hay aparcamientos y eso es un problema para nosotros». Algo más optimista se muestra el también pescadero Vicente Calbet. En su caso, y ante la polémica de los Bonos Patrimonio, asegura que son campañas «que siempre han tenido éxito, las promueva quien las promueva, el Govern, el Consell o el Ayuntamiento». «A nosotros», insiste, «siempre nos han funcionado muy bien».
Sí que admite que la comunicación con el Consistorio en los últimos tiempos tiene fallos y asegura que «ellos hacen las cosas a su manera, sin contar con la colaboración de los comerciantes». No obstante, lo que más le indigna ahora mismo es cómo están afectando las obras de Isidor Macabich al Mercat Nou. En este sentido, se pregunta «cómo es posible que para arreglar 500 metros de calle haga falta todo un año de trabajos». «No tiene sentido», abunda, «se podría hacer en menos tiempo». Sobre el apuntalamiento del parking del Mercat Nou, Calbet tiene claro que era la mejor solución puesto que «la otra era cerrarlo totalmente y eso hubiera sido mucho peor».
Para Calbet, finalmente, es la reforma de las instalaciones la que le tiene más preocupado. Considera que reubicar las paradas mientras se hacen las obras «será la muerte del mercado» porque «se trata de un trabajo en el que se van a ir entre tres y cuatro años». En su opinión, «lo mejor sería hacer un mercado nuevo y empezar de cero». Y es que la propuesta del Ayuntamiento es la de reubicar las paradas en el pabellón deportivo que se pretende levantar en las pistas cercanas al Mercat Nou. «Esto sería la muerte del mercado», concluye, «yo no lo veo viable y este es el miedo que tiene todo el mundo aquí. Comercialmente no es práctico y económicamente no es viable pero es la solución que nos están dando».
Viviendo en Jesús como vivíamos, a lo largo de treinta años mi madre, todos y cada uno de los sábados, bajaba al mercado a hacer la compra. Compraba pescado, carne, charcutería y verdura. Luego la complementaba con otra parada en el supermercado para comprar lo que faltara, como productos de limpieza, por ejemplo. Y compensaba. Compensaba porque encontrabas producto local, de muy buena calidad y a muy buen precio. Y me temo que es ese problema actual: que lo local, la calidad y el precio no abundan. Pero dicho esto, también hay que decir que eran otros tiempos en los que los consumidores comprábamos de otra manera anteponiendo la calidad a la comodidad de comprarlo todo en el mismo sitio aunque luego el pescado venga del Indico o la carne de una macrogranja de la Península. Y ahí el problema es enteramente nuestro. Ni las obras de Isidro Macabich o la presunta falta de aparcamiento. No sabemos.ni comer ni vivir. Vamos cómo gallina sin cabeza a donde las grandes superficies nos llaman y conducen. Creo que el mercado se tiene que reinventar, volver a su esencia y ofrecer lo que no ofrecen otros. Y creo que los consumidores también tenemos que reeducarnos y aprender a vivir de manera más consciente y respetuosa.