Cualquiera que haya pasado alguna vez por el pueblo de Nuestra Señora de Jesús, muy cerca de la ciudad de Ibiza, habrá circulado más de una vez por la calle Cap Martinet. Es sin duda su vía más conocida. Hace intersección con el camino de Cala Llonga, ocupando una distancia de un kilómetro desde la cafetería Canadian hasta el cruce con las calles s'Estanyol, Jesús y sa Llavanera.
Se trata de una calle en la que según la mayor parte de los preguntados por Periódico de Ibiza y Formentera viven «vecinos encantadores». No obstante, de un tiempo a esta parte se ha convertido, según Gert y Marcos, en «una vía muy ajetreada» debido al constante tránsito de vehículos desde la ciudad de Ibiza y la zona de Talamanca.
«Enorme trajín»
«Es sin duda lo peor que tiene esta calle, sobre todo en verano. Hay un enorme trajín de coches, furgonetas, motos, y camiones que en la mayoría de las ocasiones no acaban de respetar la velocidad en vía urbana siendo un verdadero peligro», apuntó Gert.
Además, tal y como destacó a este periódico Rosa María Campos, vecina de la zona desde hace 35 años, «tiene tramos donde no es especialmente cómoda para los transeúntes ni para las personas con diversidad funcional», con aceras muy estrechas en su comienzo, en la zona que da acceso a la iglesia y a un conocido centro infantil. También a algunos restaurantes y cafeterías, aunque posteriormente se ensancha algo más. Otro aspecto negativo es, como explicó Ana Ros, «es que se trata de una zona muy cotizada para construir y eso se nota en que las obras han ido aumentando con el paso de los años», ganando cada vez más espacios a las aceras y provocando «demasiado ruido en según que horas del día». De hecho, solo en apenas un kilómetro hay en marcha un edificio de viviendas de varias alturas y algunos de los vecinos están preocupados, especialmente, por los trabajos que deberían comenzar en breve para la construcción de un nuevo hospital.
Pero no todo es malo en Cap Martinet. La mayoría de los preguntados, vecinos y trabajadores, destacan como positivo la proliferación de comercios muy variados que también «dan vida a la zona, ya que ofrecen todo tipo de servicios».
A lo largo del kilómetro de extensión hay varios supermercados, uno de ellos que abre hasta los domingos por la tarde noche, varias inmobiliarias, una carnicería, cafeterías, restaurantes, una parafarmacia, una tienda de productos ecológicos, una peluquería y algún que otro comercio de esos de toda la vida que aún resiste como puede.
Otros, como se observa en una decena de carteles de se vende o se traspasa, desgraciadamente no han corrido la misma suerte.