Una familia de Ibiza aseguró ayer que se ha abierto una investigación para determinar si hubo o no negligencia médica y mala praxis en un parto atendido el pasado año en el hospital Can Misses y que concluyó con la muerte del bebé.
Elisabet, la madre del pequeño, ha explicado este martes a Periódico de Ibiza y Formentera que se ha iniciado este expediente con el objetivo de investigar lo sucedido, aunque no será hasta dentro de seis meses cuando se conozca el informe final. Durante el proceso, la madre deberá aportar una prueba pericial, además de sus historiales clínicos.
Desde el Área de Salud pitiusa, y aunque nunca valoran este tipo de casos, sí han puntualizado este martes que Salud no ha abierto ninguna investigación y que simplemente se ha continuado con un procedimiento habitual, consecuencia de la reclamación patrimonial presentada por la familia. Así, la Dirección de Gestión y Presupuestos -responsable del proceso- ha nombrado a una instructora, indicando también a la madre la obligación de remitir la pericial y otras pruebas clínicas.
«Es un paso que hay que hacer dentro de la reclamación patrimonial que pusimos. Opino que lo mínimo que pueden hacer es abrir una investigación después de todo lo que pasó», ha considerado este martes Elisabet, quien, a pesar de la puntualización de Salud, insistió en que sí existe una investigación abierta.
Entre los graves errores presuntamente cometidos durante el parto, Elisabet recordó que, al llegar al hospital, no le realizaron una ecografía abdominal, lo que hubiera servido para descubrir que se le estaba desprendiendo la placenta. La prueba se la hicieron cinco horas después, demasiado tarde para el pequeño.
«Llegué con derrames en los ojos y avisé que estaba teniendo la tensión alta, que no me encontraba bien y que sentía mucho dolor abdominal. No me hicieron la ecografía», lamentó Elisabet.
Esta madre ha vuelto este martes a reclamar respuestas y que alguien le explique por qué no le hicieron a tiempo la ecografía que podría haber salvado la vida de su hijo.
Tras denunciar lo sucedido el pasado mes de noviembre, Elisabet reconoció que sigue en tratamiento psicológico.
En todo este tiempo, desde Salud tan solo han contactado con ella y su pareja para informarles del inicio de la investigación. «Sé que va a ser un periodo largo. Va para largo, pero no tenemos prisa, ni yo ni mi familia porque ya lo hemos perdido todo. Vamos a aguantar hasta el final», advirtió. Cuando se conoció la noticia meses atrás, Elisabet ya manifestó que iba a ir «a por todas» para que «se haga justicia».
En noviembre, esta mujer relató a Periódico de Ibiza y Formentera cómo estando en el octavo mes de embarazo, el pasado julio se despertó un día con fuertes dolores abdominales y vómitos, por lo que acudió al hospital Can Misses. «No me lo pensé dos veces porque sabía que algo iba mal», recordó.
En el escrito de la reclamación patrimonial presentada por esta mujer y su pareja, se detalló cómo fue atendida por una matrona y «muy brevemente» por un ginecólogo, cuya homologación en su especialización se ponía en duda en el escrito.
A las 10 de la mañana, 15 minutos después de su ingreso, el corazón del pequeño seguía latiendo, tal como se pudo escuchar a través de monitorización fetal. Según relató Elisabet, los dolores continuaban y fue entonces cuando le suministraron antibióticos -asegurándole que tenía infección de orina- y otros medicamentos para la maduración de los pulmones del bebé. El ginecólogo le llegó a decir que estaba padeciendo un ataque de apendicitis, un hecho que negó después un cirujano del hospital que la visitó.
Tras emplearse de nuevo los monitores para escuchar el corazón del bebé, ya no hubo respuesta. Al principio, le llegaron a afirmar que el latido no se oía porque la máquina no tenía batería. «Me hicieron una cesárea de urgencia a las 15.00 horas. Tenía una hemorragia interna y desprendimiento de placenta y no me hicieron una ecografía abdominal y me dejaron esperando cinco horas. Mi hijo estuvo horas en sufrimiento fetal», lamentó.
La cesárea de urgencia no logró salvar al pequeño, que sufría bradicardia. «Este ginecólogo no apareció durante todo el tiempo en el que estuve ingresada. No dio la cara para nada, me dejó a mi suerte», recordó Elisabet.
Según dijo también esta madre, después del parto tuvo que ser asistida por otro ginecólogo debido a las graves hemorragias sufridas tras la cesárea. «Quiero justicia porque me han matado a mi hijo», exigió.
En la reclamación presentada, la madre recordó que, tras lo sucedido, tuvo que iniciar un tratamiento psicológico por un trastorno ansioso depresivo.
El pasado agosto el abogado de la pareja ya mandó un burofax a los responsables del hospital, sin obtener respuesta. Entre otras consideraciones, en la reclamación se destacó cómo los profesionales que la atendieron no apreciaron la gravedad de lo que estaba sucediendo, terminando todo en un «fatal desenlace».