Un turista con el corazón roto que viajaba a Ibiza el pasado mes de julio tras romper con su novia ahogó sus penas en alcohol mientras esperaba la salida de su vuelo a Ibiza y acabó agrediendo al personal de la aerolínea que le denegó el embarque por su estado de embriaguez.
Kyle Windsor se dedicó a beber en una sala de embarque tras llegar al aeropuerto de Manchester cuatro horas antes de lo previsto para «dar una vuelta por las tiendas libres de impuestos», según asegura el MailOnline.
El personal de tierra de Jet2 fue avisado por otros turistas del estado de embriaguez del joven de 27 años y no le permitieron subir al avión cuando se presentó en la puerta de embarque, cosa que no se tomó nada bien. A continuación Windsor empujó al asistente de atención al pasajero Roy Franklin y le hizo chocar contra una barrera metálica antes de gritar a su colega Sarah McLean: «Tú, escoria gorda», mientras ella intentaba calmarle. El acusado fue detenido más tarde y trasladado a la comisaría de Cheadle Hill, donde fue registrado momento en que los agentes encontraron una pequeña bolsa de polvo blanco que, según las pruebas realizadas, era cocaína. Fue interrogado al día siguiente y no hizo ningún comentario".
Kyle Windsor, de 27 años y residente en Fazakerley (Liverpool), admitió frente a las autoridades haber cometido agresión común, comportamiento amenazador, embriaguez y alteración del orden público y posesión de cocaína. En las últimas horas se le impuso una multa de 189 libras y 453 libras en concepto de costas, y se le ordenó realizar diez días de actividades de rehabilitación como parte de una condena de seis meses de trabajos en beneficio de la comunidad, según informa ese portal.
En una declaración a la policía, Franklin declaró: «Me sentí decepcionado por encontrarme en esta situación. Lo sentí por los pasajeros y por mis compañeros, pero especialmente por mis compañeras por el lenguaje utilizado. Este incidente se debió exclusivamente al alcohol. Llevo poco más de cuatro meses trabajando en el aeropuerto con Jet2 y para mí ha sido la primera vez. Vengo a trabajar para ayudar a la gente, no para que me agredan».
Por su parte, la otra trabajadora agredida añadió: «No debería tener que venir a trabajar y ser amenazada por cumplir con mis obligaciones. Tengo la obligación de proteger a mis compañeros, a los pasajeros y al avión. Este incidente fue presenciado por muchos niños pequeños y esto sin duda habría tenido un efecto negativo en su experiencia de vacaciones».