Propietarios de los apartamentos Don Pepe están con la mosca detrás de la oreja. El principal motivo es la tardanza en la firma del convenio para la permuta de sus pisos, declarados en ruina, por otros nuevos que se construirán en Can Raspalls. «Se nos dijo que se firmaría entre diciembre y enero y ya estamos en febrero. No lo entiendo», afirma Anisa Mohamed, una de las vecinas desalojadas de sus viviendas el 17 de diciembre de 2021. Su inquietud va más allá ya que no se fía de las promesas que le han hecho hasta el momento en cuanto a la permuta de su vivienda. «Se nos ha dicho que era una permuta y para mí esto es una cosa por otra y punto. Mi casa está todavía de pie, es una vivienda digna, no se ha caído. Yo pedí, como todos, una licencia para arreglar la fachada y ya sabéis lo que ha pasado. Ves que todo se va alargando, que los plazos no se cumplen, pero que las instituciones se vayan tirando la pelota la una a la otra cuando no te hace gracia y tampoco te da confianza», añade Anisa.
El conseller balear de Vivienda, Josep Marí Ribas Agustinet, tampoco despejó las dudas este viernes sobre cuándo estará listo el convenio. «Seguimos trabajando. Estamos avanzando en el proyecto de lo que construiremos. Se ha decidido hace poco el lugar y la recalificación y ahora se tiene que hacer un proyecto mimetizado con lo que hay al lado, no podemos hacer más altura. Nos gustaría que el tipo de viviendas también formara parte del proyecto. No se trata tanto de correr como de avanzar seriamente», apuntó. Y sobre si la permuta les costará dinero a los vecinos de los Don Pepe tampoco aclaró nada: «Estamos negociando ahora y hasta tener el proyecto básico no sabremos el coste de lo nuevo. No puedo avanzar más».
No pagarán más
El temor de muchos vecinos es tener que pagar por sus nuevos hogares, algo a lo que Anisa Mohamed se niega. «Yo y muchos vecinos tenemos miedo de que nos pidan equis dinero. Yo no voy a pagar un duro porque ya pagué las costas de IVA de las hipotecas en su momento, en 2004 y en 2007, porque la cambié de banco. Como comprenderás, estaría bonito que ahora que nos echan a la calle a ver si la permuta lleva letra pequeña, cuando todo esto ya lo hemos pagado», avisa Mohamed.
Anisa, a pesar de no vivir en su casa desde hace más de un año, continúa pagando su hipoteca, como muchos otros vecinos. «La hipoteca la seguiré pagando porque esa es mi casa hasta que no firme un papel de que nuestra permuta nos sale a coste cero por todo el daño que se nos ha hecho durante dos años», reclama. Y añade: «Yo no he pedido nada nuevo, no es mi problema. Que no me vengan con excusas. ¿De dónde sacamos el dinero? Hay gente que tiene hipotecas muy grandes, que compraron su vivienda dos o tres años antes de que pasara esto».
Ella no ha vuelto a la que era (y sigue siendo) su casa en un bajo del edificio A, el desalojado. «No puedo volver, sólo de pensarlo me pongo nerviosa, me quedo sin fuerzas en las rodillas. Trabajo en Citubo y cuando llego a la rotonda para coger el desvío tengo la sensación de que voy a mi casa y los ojos se me llenan de lágrimas», explica Anisa. Toda esta situación ha provocado que tenga diagnosticada una ansiedad depresiva. «Estoy con tratamiento y he tenido ayuda psicológica. Y muchos vecinos también están de psicólogos, no solo yo», apunta.
Retraso en el alquiler
Anisa Mohamed también denuncia que el pago por parte del Ayuntamiento de Sant Josep del alquiler de sus viviendas no llega cuando toca. «La ayuda es trimestral y se supone que tendría que ser anticipada, pero llega con retraso. Esta incertidumbre de que no sabes si va a ser verdad esta permuta, no te deja vivir. Yo no he pedido nada nuevo, no es mi problema. Que no me vengan con excusas». Y tiene un claro mensaje para el conseller de Vivienda, Josep Marí Ribas: «Esto lo empezó usted como alcalde y ahora en Palma está como salvador. Pues hágalo bien, porque qué menos que nos devuelvan nuestra vida. Mi indemnización sería que me devolvieran mi vida».