Con la Semana Santa a la vuelta de la esquina, las zonas turísticas de la isla de Ibiza son estos días un hervidero de trabajadores dando los últimos retoques a unos establecimientos que abrirán sus puertas de forma escalonada a partir de estos días de finales de marzo y el fin de semana del 1 y 2 de abril. A lo largo de dos semanas, el sector comenzará a tantear la que será la temporada turística de 2023 y podrá hacerse ya una idea de si, como todo apunta, volverán batirse los récords de etapas históricas como la del verano de 2019.
El sector turístico ibicenco ha evolucionado en los últimos años y su forma de trabajar tiene poco que ver con la de etapas anteriores, en las que permanecía cerrado a cal y canto prácticamente todo el invierno. Ahora, según destaca el responsable de la CAEB en Ibiza y Formentera, José Antonio Roselló, «estamos en un contexto de inversión permanente para poder estar dentro del mercado». Por eso, el sector turístico, sobre todo el hotelero, realiza buena parte de sus inversiones durante el invierno, de tal manera que puede decirse que «la actividad preparatoria no para». Y lo mismo sucede en la industria auxiliar.
El resultado de esta política empresarial se traduce en unas perspectivas más que positivas. Los hoteleros lo llaman el efecto botella de champán. Los economistas como Roselló prefieren llamarlo «efecto catch up». «Los clientes vienen de una etapa de pandemia en la que se han sentido atenazados ahora sienten la liberación», apunta el responsable de la CAEB, «este efecto explica que las perspectivas para Ibiza y Formentera sean tan buenas».
Por otro lado, prosigue, no se pueden perder de vista las debilidades de nuestra principal industria económica. En este sentido, Roselló apunta peligros como el de pensar que este éxito «es para siempre». Algo que puede provocar que se pierda «la necesaria prudencia que se debe tener en el mundo empresarial por muy bien que vayan las cosas». «El efecto catch up podría ser transitorio», añade, «y eso no significa que después haya una recesión pero sí podríamos entrar en una época de evolución más sostenida».
Debilidades
Otra de las debilidades del sector turístico pitiuso que apunta este experto es la de creer que estas islas «tienen que tender al alto standing». «Eso es muy peligroso», asegura Roselló, «y más preocupante que esa creencia es difundir estos mensajes en medios de comunicación a través de declaraciones y tomas de posición». A juicio de Roselló, que Ibiza y Formentera se vendan como destinaciones de alto lujo puede convertirse en un handicap para el sector porque «los clientes pueden tener una consideración antipática del destino que ahora no tienen». Además, añade, no se puede obviar que «una de las grandes fortalezas de Ibiza es su gran dispersión por tipos de turismo y eso es algo curioso». Por ello considera que considerar que la «evolución natural» es el turismo de alto standing «es una equivocación».
Las preocupaciones
En el horizonte del éxito, Roselló, no obstante, también señala «nubarrones» a tener en cuenta como puede ser la crisis inflacionista pero, sobre todo, la situación del sector bancario en el contexto bursátil y en el de la gestión de los bancos centrales. En este sentido, el responsable de la CAEB recuerda que buena parte de las empresas turísticas de Ibiza y Formentera «están en proceso de inversión y mejora permanente», lo que podría verse afectado «si los bancos tienen que cortar el crédito para sostener la confianza en el sistema bancario».
Desde la Pimeef, Alfonso Rojo coincide en la idea de que el sector turístico «lleva todo el invierno poniéndose las pilas». La previsión para la Semana Santa «es buena», apunta el presidente de la patronal y destaca como puntos fuertes de la industria turística pitiusa que «la oferta está muy consolidada, es muy profesional y está bien dimensionada». Factores negativos como la masificación no preocupan a Alfonso Rojo, quien considera que «se produce solo en puntas muy concretas de la temporada alta». En su opinión, fuera de esos momentos «Ibiza y Formentera siguen siendo destinos que se pueden disfrutar en plenitud» y que «pueden asumir perfectamente» esos picos de saturación.
En el barrio de la Marina, uno de los lugares turísticos más emblemáticos de la isla, Carolina Boned señala que se aprecia «desde hace un par semanas» una gran actividad en la calle.
Los propietarios y trabajadores de los establecimientos dan ya los últimos retoques para la reapertura, aunque, asegura, «aquí ya se considera que ha comenzado la temporada turística porque ya ha abierto el bar La Estrella, que es el que da el pistoletazo de salida». Las perspectivas en la Marina para 2023 «son muy buenas». «Ibiza es atractiva en todos los sentidos», concluye esta vocal de la Asociación de Comerciantes del histórico barrio, «la gente sigue viniendo y ya lo vemos estos días, que ya hay familias de la Península paseando por la Marina. Ahora solo hace falta que el Ayuntamiento se ponga en serio a arreglar los problemas del barrio como la falta de limpieza o de seguridad porque han de planteárselo bien», según concluyeron.