El doctor en Arqueología Marcus Heinrich Hermanns puso ayer en valor los dos pecios existentes en la bahía de Portmany, «que siempre han llamado la atención y que desde los años 60 han jugado un papel importante en la historiografía arqueológica de España. Uno de ellos, el Grum de Sal, fue uno de los primeros en estudiarse con la metodología arqueológica de la época».
Así lo aseguró el experto en la charla que impartió ayer en el Club Náutico de Sant Antoni dentro de los actos de conmemoración del 50 aniversario de la entidad. Hermanns abordó en esta ocasión la perspectiva arqueológica marítima en la bahía de Portmany, contemplando diferentes aspectos entre el ser humano y el medio marino y costero.
El prestigioso arqueólogo de origen alemán inició su intervención con una detallada descripción de la toponimia de la zona para abordar después el paisaje marítimo, centrándose en el aspecto del puerto o de los fondeaderos de la bahía, así como en los hallazgos arqueológicos localizados en el lugar.
Según Hermanns, la posición estratégica de Ibiza a lo largo de la historia resultó enriquecida por los fondeaderos existentes y, sobre todo, por dos grandes bahías: la de Vila y la de Portmany. «A lo largo de la historia ello ha causado la existencia de un rico patrimonio sumergido», afirmó.
Precisamente, sobre la denominación del puerto de Sant Antoni como Portus Magnus, el prestigioso doctor en Arqueología recordó que, en contra de lo que muchos creen, el uso de este topónimo pudo ser constatado por primera vez en época medieval frente a otros puertos mediterráneos donde este término era empleado ya en periodo romano.
«Los dos puertos, el de Vila y Sant Antoni, jugaron un papel importante a la par, aunque el de Ibiza está más cerca de Es Freus y, sobre todo, de las Salinas, el gran recurso que tuvo la isla de Ibiza a lo largo del tiempo en el ámbito comercial. En relación a otros topónimos, el de Sa Punta de ses Portes ya se conocía en época árabe y ello nos hace pensar en la importancia que tenía ese paso», puntualizó.
Pecios
En relación a los pecios, Hermanns recordó que el de Cap Negret «lamentablemente todavía no está localizado», aunque sí han sido detectados objetos procedentes de la nave. En Sant Antoni, además, se han encontrado restos arqueológicos de fondeaderos, anclas de almirantazgo y trozos de cerámica hallados en el mismo puerto de Sant Antoni, lo que hace pensar en la relevancia de esta zona al haber también nacimientos de agua. «Todo ello lo colocaría a la misma altura de importancia, sin querer valorar un yacimiento más que otro porque todo nos da una imagen de conjunto», insistió.
Sobre el Grum de Sal, el arqueólogo explicó que la última intervención fue llevada a cabo en 2013 para determinar el estado del pecio. «En su momento, lo tapamos con geotextil y sacos de arena para tenerlo bien conservado y valdría la pena volver para ver en qué estado está», señaló.
El descubrimiento del pecio de Es Cap Negret permitiría a los investigadores despejar dudas como las relativas a la arquitectura naval del barco. Hermanns recordó también que, según la historia, en el año 80 a.C se produjeron enfrentamientos entre diferentes grupos políticos de Roma y se habla de la pérdida de una pequeña flota de barcos al oeste de Ebusus. Así, «estaría bien» poder identificar alguna nave que, muy probablemente, podría haberse hundido cerca de Es Amunts y que estaría relacionada con este acontecimiento histórico, apuntó el conferenciante.
El arqueólogo también manifestó que la cultura y el turismo son compatibles, siempre que se den determinadas particularidades en el ámbito turístico y el patrimonio sea divulgado para que los visitantes puedan apreciarlo, convirtiéndose en un reclamo más.