Socorristas de Sant Josep denunciaron a través del servicio Línea Verde, que puso en marcha el Ayuntamiento, el mal estado de las playas de la localidad y la imprudencia de los turistas que visitan estas zonas. En este sentido, según uno de los socorristas que ayer vigilaba Cala Bol Nou, conocida como Sa Caleta, el gran aumento en el fondeo de embarcaciones y las malas prácticas que destrozan los fondos marinos están provocando, entre otras cosas, el enturbiamiento del agua convirtiendo estas playas en auténticos «estanques».
Sin ir más lejos, ayer Sa Caleta parecía una alberca llena de decenas de cañas que son habituales en ríos y torrentes. «Aquí se observa claramente el daño que causan las anclas de los barcos en las praderas de posidonia y en la calidad del mar», destacó el socorrista C. M. a Periódico de Ibiza y Formentera resaltando que el alquiler de embarcaciones se realiza a personas sin licencia que no saben cómo fondear o entrar a las calas.
Al mismo tiempo su compañero de caseta en esta playa de Sant Josep explicaba que la utilización de las motos de agua hasta la orilla está «deteriorando el estado del mar» porque utilizan un tipo de combustible que mezcla gasolina y aceite, y son residuos que se quedan en el agua. A esto hay que sumarle, según C. M., la saturación turística y la presión insostenible que sufre la costa de Sant Josep.
Además, indicó que otra de las incidencias denunciadas a través del servicio Línea Verde fue la rotura de la cuerda ubicada bajo la enorme piedra caliza irregular que hay en esta playa. «Al estar rota, los turistas acceden al perímetro con sus toallas y se tumban a tomar el sol cuando hay una señal que advierte del peligro por ser una zona con posibles desprendimientos», apuntó este socorrista con indignación resaltando la imprudencia de muchos de los turistas. Cabe recordar que en 2022 hubo un desprendimiento en esta playa, obligando a ampliar el perímetro de seguridad. Además, este trabajador también denunció el comportamiento incívico de algunos visitantes que destruyen los parajes y socavan la convivencia tirando vasos de cristal e incluso los globos con óxido nitroso que inhalan y luego desechan por la playa. «Vengo una hora antes a trabajar y retiro todos los desperdicios que quedan en la arena y en el agua antes de que comiencen a venir los bañistas», subrayó con malestar este socorrista.
Patrulla marítima
En esta misma línea explicaron que, aunque han avisado en reiteradas ocasiones a la patrulla marítima de la Policía Local del municipio tras algunas irregularidades en la zona, no se han personado en el lugar, aunque reconocieron que esta temporada el servicio Línea Verde está gestionando mejor las incidencias interpuestas. Lo que sí se ha llevado a cabo, según estos trabajadores, ha sido el precinto en la zona donde se halla el acantilado de la cala y el yacimiento arqueológico. En este sentido, los socorristas explicaron ayer que, debido a la saturación y la insensatez de los visitantes, se precintó también el túnel horadado en dicho acantilado en el que tantas fotos se realizan los turistas diariamente. «Era un peligro porque la gente apura demasiado a la hora de hacerse un selfie», explicaron. Por su parte, desde el Ayuntamiento de Sant Josep manifestaron que el precinto en la zona del acantilado se lleva manteniendo desde el año pasado para prevenir el riesgo de desprendimientos. «A Ibiza le quedan 10 años de vida, se la están cargando entre todos y reventará», apuntaron los socorristas.
Muy cerca, en Cala Jondal, la situación era similar: un mar estancado y revuelto, cuyas aguas desplazaban de un lugar a otro varias cañas y desechos. A 200 metros decenas y decenas de embarcaciones fondeaban en el mar, muchas de ellas en la parte donde se encuentra el local Blue Marlin, el cual tiene servicio marítimo para la gente ‘vip' que llega a la isla. «Antes las boyas de amarre de fondeo estaban más cerca. Afortunadamente las han alejado unos metros este año», explicó a este medio la socorrista de esta playa. Junto a ella estaba su compañero, quien resaltó el mal estado de todas las aguas de Sant Josep, especialmente las de Cala Vadella, ya que tuvieron que arreglar esta semana la rotura de la bomba de impulsión de aguas residuales de la zona. «Por la tarde las bombas ya no dan abasto. Hay que tener en cuenta la saturación turística, la temperatura del agua, el fondeo y la materia orgánica flotante, es demasiado», puntualizó.