La Cooperativa Agrícola Sant Antoni arrancó este 1 de septiembre su campaña de compra de algarroba con una marcada diferencia en relación al pasado año: si en 2022 el precio de este producto subió de manera considerable y se llegaron a pagar hasta 1,20 euros el kilo, en esta campaña el precio se reducirá a 0,34 euros el kilo.
En Ibiza, la cooperativa es uno de los principales compradores de algarroba y en sus instalaciones almacena y procesa este fruto para obtener su pulpa y su semilla. Esta última parte, conocida como garroví, es la que marca el precio del fruto del algarrobo.
«El garroví ha bajado mucho y ello ha provocado que descienda también el precio de la algarroba. Al final, la harina derivada de este producto subió tanto que la industria alimentaria dejó de utilizarla», lamentó el gerente de la Cooperativa Agrícola Sant Antoni, Juan Antonio Prats.
Este derivado se utiliza en la elaboración de un conocido espesante, el E-410, así como en otros productos cuyo consumo está muy extendido.
La sorprendente devaluación este año del precio de la algarroba provocará en Ibiza que muchos descarten recoger el fruto: «El payés que lo ha hecho siempre lo seguirá haciendo. El aficionado, es posible que deje de hacerlo, aunque hay que pensar que un año puede obtenerse mucho beneficio y otro, no tanto».
En este 2023, según explicó el gerente, los algarrobos han producido bastante fruto, aunque la sequía ha causado que la algarroba sea más pequeña de lo habitual. «No habrá tantos kilos por este motivo. Esperamos unas 900 toneladas, sabiendo que el fruto se ha reducido y que mucha gente no la recogerá al bajar de precio», reconoció Prats.
Las altas temperaturas han producido también que se adelante la cosecha.
Protocolo
Desde hace algunos años, cabe recordar que el Govern impulsó un protocolo de actuación contra los robos de algarroba en las explotaciones agrarias y en los almacenes de empresas de este subsector. Precisamente, el aumento de precios registrado en ejercicios anteriores provocó oleadas de robos y hurtos en numerosas fincas de Baleares. Para evitar la comercialización de las algarrobas robadas, se impulsó este protocolo que incluía la obligación de cumplimentar diferentes trámites y documentos, tales como un certificado que se expedirá desde las delegaciones comarcales para cada uno de los titulares de las explotaciones con este cultivo.
En el documento aparecerán todas las parcelas existentes y deberá estar firmado por la propia delegación y por la persona que recoge la algarroba en nombre del titular. Además, se establece el contrato alimentario que se aplica a partir de una operación de más de 1.000 euros y que en el caso de la Cooperativa Agrícola de Sant Antoni deberán suscribir quienes no sean socios de la entidad.
Según recordó el gerente, dicho protocolo se mantendrá este año. «En 2022 pensamos que en una ocasión, por lo menos, ejerció un efecto disuasorio porque unas personas que nos trajeron algarroba, además de muy mala manera, se marcharon rápidamente cuando les explicamos todos los papeles que nos tenían que mostrar», concluyó Prats.
Otros cultivos
En relación a la cosecha de almendras, el gerente Juan Antonio Prats lamentó que «este cultivo en concreto está en vías de extinción porque cada año se recogen menos almendras».
Su recolección es un trabajo laborioso y los almendros de Ibiza son demasiado viejos, por lo que producen menos. La xylella tampoco ayuda al crecimiento de este árbol tan tradicional en los campos pitiusos.
«Las acciones que se hacen ahora para replantar almendros deberían haberse hecho hace 20 años», lamentó Prats.
El precio de este producto oscilará este año entre los 60 y 70 céntimos de euros el kilo. En 2022, se recogieron en Ibiza unas 15 toneladas frente a las 300 de años atrás.
El gerente de la Cooperativa explicó además que los cultivos de cereales se han reducido también de manera sorprendente. En concreto, en relación al trigo, la cebada y la avena, se han recogido en total 118.000 kilos frente a los 192.655 de 2022.