Las prisas, la aceleración del día a día y el estrés no suele llevar a nada bueno. Nos hemos acostumbrado a vivir un ritmo frenético en el que un día de rutinas aportan menos de lo que pensamos. Afortunadamente, ya son muchas las personas que eligen echar el freno y descubrir los beneficios del movimiento Slow Life. Un término que se traduce como "vida en calma", un estilo que es más que una moda pasajera o tendencia.
Qué es el Slow Life
El Slow Life surge como un modo de vida que nos plantea reconciliarnos con el presente, saborear cada instante y prestar atención a los ritmos naturales, recuperándonos de la sensibilidad que conlleva el caos frenético que impera en nuestro día a día. Así pues, formar parte del Slow Life conlleva recuperar el control de nuestras vidas, contradiciendo todo aquello que nos pueda crear estrés y angustias prescindibles.
Los beneficios del Slow Life
¿Es necesario que suframos los efectos de la aceleración y el estrés para plantearnos frenar el ritmo? Esta es una cuestión que hace reflexionar en el momento que vivimos. En 2020 vivimos una pandemia que llevó a las personas a tomarse la vida de otra manera, tratando de vivir con más ganas el presente y llenar nuestra vida de detalles. Generalmente, el golpe de realidad llega cuando llevamos mucho tiempo alejados del mundo que nos rodea, y seguramente tú también has tenido la sensación de que la vida te pasa por delante casi sin darte cuenta y has repetido aquello de "no sé ni en qué día vivo".
Tecnología responsable
La tecnología está presente en muchos ámbitos de nuestra vida. En muchos momentos nos permite ahorrar tiempo o mejorar procesos, pero no siempre. Utiliza los aparatos tecnológicos con responsabilidad, pon límites y, sobre todo, no permitas que te controlen los momentos en familia o con tus seres queridos. ¡Silencia el móvil!