La calle Marià Llobet Roman se encuentra en plena ciudad de Ibiza, entre Ignasi Wallis y Fra Vicent Nicolau. Es un tranquilo y pintoresco rincón de Ibiza, que desde la perspectiva de sus residentes, es un lugar residencial, familiar, tranquilo y con conciencia ciudadana. Pero no es solo porque sus propios habitantes lo digan, pues no hubo viandante que no quisiera aportar su granito de arena y poner en relieve esos valores que allí se proclaman. Además, absolutamente todos los usuarios destacaron la tranquilidad.
«No hay mala gente y a parte no hay problemas, está bien», destaca Ismael Jaimez. Este joven vecino, asegura que «toda esta zona hasta Vara de Rey es tranquila» u que incluso en verano «es un poquito más ajetreada pero igual no mucho». Diego, destaca que además de ser «muy tranquilito y bastante residencial», la escuela que da a la vía genera «mucho ambiente».
«Lo tienes todo cerca, al lado por ejemplo está la calle de los dentistas», contaba Cristina, una joven que regresaba a casa tras visitar el Ayuntamiento. Chris Dews fundó el centro ecológico ‘Casita Verde' hace más de treinta años y siempre pasa por esta calle para llegar «al centro del pueblo» y poder realizar sus recados. Eduardo es un canario que lleva 13 años viviendo en esta zona encantadora: «Sobre todo es una zona encantadora por estas fechas que el residente disfruta del silencio, de la tranquilidad y nos preparamos para el pelotazo del turismo». Para él «es como un pueblito, porque nos conocemos todos, hasta a las ratas y hay mucha seguridad».
Coches y peatones
Jesús vive en la calle Madrid, que cruza con esta vía tan agradable para él. «La verdad que esto es genial, tienes Vara de Rey a diez minutos, también es tranquila, no hay gente que pueda parecer extraña o que te pueda hacer algo». Él destaca el privilegio de que puedan convivir los coches con las personas sin conflictos: «Además las calles son bastante amplias por esta zona y se puede caminar bastante tranquilo. Tienes espacio para caminar de un lado a otro, más para allá hay árboles, y la sensación es diferente a cuando vas por las callejuelas demasiado estrechas». Para su perro es «genial» porque además hay un parque aledaño. Jesús además destaca que «hay bastante gente joven alrededor», algo que no resulta «ni bueno ni malo», pero genera dinamismo.
Alfredo sin embargo asegura que sólo tiene una queja y es por los coches: «La única queja sería el tráfico, para las motos si hay bastante para aparcar pero muy poco. aunque el tráfico es caótico para estacionar aquí». Con respecto a la peatonalidad no está tan de acuerdo: «Bueno… si se considera esto una acera ancha será así», pero admite que «lo bueno es que tienes el pasaje para atravesar el colegio y te ahorras bastante camino, tienes un fácil acceso». Otro edificio que destaca aquí es el polideportivo, que a este vecino le «transmite súper buen rollo».
Basura y conciencia
Leongina, trabaja en el servicio de limpieza, y con una actitud sumamente agradable asegura que esta calle «es la que menos está sucia». «Quiero creer que es porque la gente es más consciente, porque la verdad que en Ibiza no hay mucha conciencia. La gente no es capaz de poner la basura dentro del contenedor, es increíble, yo me quedo flipada, dejan la basura por fuera, incluso en medio de la calle, aunque estén vacíos los contenedores».
Ella cuenta que antes de trabajar en esto pensaba que la gente era más consciente pero comprobó que no, y pide responsabilidad: «Sólo es mantener lo que está limpio, porque las calles son nuestras y nosotros las disfrutamos, mi trabajo es limpiarlo, sí, pero el de todos mantenerlas». Reflexiona que «al salir de nuestro portal es tan bonito ver las calles limpias y no con caquitas de perro o latitas de cerveza, es la satisfacción más grande que uno puede tener, y no lo digo como limpiadora, sino como ciudadana».
Al hilo del tema, el mencionado Eduardo quiso lanzar un mensaje a los vecinos: «Que cuidemos la isla entre todos los residentes, que es muy importante, si los perros hacen pipí o caca que lo recojan».
Todo era campo
Isabel y Julia son dos vecinas que se conocen muy bien entre ellas y la zona. «Toda mi vida la he pasado por aquí, Ibiza ha cambiado mucho desde que yo vine, ya llevo 50 años, ¡madre mía!».
Ante la pregunta de cómo era antes, ellas exclaman la respuesta más pronunciada por los mayores: ¡Todo esto era campo!. «Todo el parque que ahora hay coches, todo eso era barro y no había nada, toda esta zona tampoco estaba», aseguran.
El cambio para ellas es «mejor porque no hay tanta mierda, hay aceras, hay peatones y antes no había nada». «Aquí todo el mundo nos conocemos», aseguran. Sonia, hija de una de ellas, asegura que se quedaría siempre a vivir aquí, por le «gusta mucho esta zona».