El ciclo de charlas ‘En el barrio, feminismo a diario' que la Emprendada Feminista ha estado organizado en los últimos meses concluyó este sábado descubriendo datos tan curiosos y desconocidos como que la prostitución en Ibiza estuvo controlada por la propia Universidad, la institución de gobierno local que durante siglos reguló las cuestiones más importantes de la ciudad.
La encargada de desvelarlo fue la historiadora Fanny Tur, todo un «referente» para la Emprendada Feminista, según aseguraron desde el colectivo. En la biblioteca pública de ses Figueretes, Tur dedicó su conferencia a las mujeres de «mala vida» y a los diferentes roles de género implantados en una sociedad como la ibicenca.
Según relató Tur, antiguamente la zona portuaria era la que concentraba más espacios dedicados a la prostitución. Bajo el nombre de ‘camareras', la presencia de prostitutas en determinados enclaves de Ibiza propició que estos lugares fueran bautizados de una determinada manera. Así, ya en la Ibiza medieval eran conocidas en la ciudad unas casas como ‘El lupanar'.
También la toponimia local estuvo muy influenciada por esta actividad y en el primer nomenclátor sobre las calles de Vila, en 1798, aparecía ‘Sa placeta des burdell', situada al final de la calle Alta de sa Penya. Un siglo después, este nombre ya había desaparecido de los callejeros oficiales.
Volviendo a la regulación de la prostitución por parte de la Universidad, Tur explicó que por ley se contemplaba que, visto el continuo tráfico de gente ‘forastera' que llegaba a Ibiza a través del puerto, en la ciudad debía existir un burdel con mujeres «erradas que no se mezclaran con las buenas». Además, se ordenaba que las prostitutas cobraran un sueldo equivalente a dos ‘sous' por trabajo realizado y que los jurados o concejales de entonces, por obligación, las visitaran una vez al mes.
Estas mujeres también debían ser revisadas por los cirujanos de la época para garantizar su salud.
La historiadora relató además cómo eran los castigos si una persona era sorprendida viviendo «amancebada» con su pareja. Dichos castigos eran completamente diferentes si se trataba de un hombre o de una mujer, puesto que ella era expulsada de la ciudad de manera inmediata. «A Ibiza venían mujeres expulsadas de Mallorca porque llevaban ‘mala vida'. Igual era que sólo habían salido a la calle cuando no debían», destacó también.
En su interesante conferencia, la historiadora habló de los roles de género y de mujeres que por cualquier ínfimo motivo eran deshonradas. Así, relató varias historias acontecidas en Ibiza siglos atrás como cuando una joven de Santa Gertrudis estuvo a punto de perder todo su honor porque un chico que la pretendía intentó besarla en la mejilla. Para Tur, era un auténtico «drama» que cualquier situación, incluso inventada en muchas ocasiones, pudiera destrozar la vida de una ibicenca. En este campo, recordó también algunas ‘fuites' que no terminaron demasiado bien.
«Esto que vemos en la actualidad que la gente pone querellas por difamación no es algo nuevo. Hace siglos ya se hacía y la gente acudía a la Justicia porque a un hombre o a una mujer les habían insultado», comentó.
«La mujer era la responsable del honor de la familia, pero quien debía defenderlo era el hombre», explicó Tur, quien señaló que este hecho claramente es ya un posicionamiento de género que ha marcado generaciones. De hecho, las mujeres no tuvieron entidad jurídica hasta no hace demasiado tiempo.
La concejala de Cultura de Vila, Carmen Domínguez, resaltó el interés de este ciclo de conferencias, así como la actividad habitual de la biblioteca de ses Figueretes, con «multitud» de iniciativas para todos los vecinos.
Fanny Tur, por su parte, consideró que el éxito de las conferencias es la prueba de que, desde una biblioteca de barrio como la de ses Figueretes, pueden hacerse grandes cosas «con una gran onda expansiva».