Era mitad del siglo XIX y los ibicencos de la época se encomendaron al Santísimo Cristo del Cementerio para pedir salud y protección ante una epidemia de cólera que acabó con la vida de centenares de personas. Comenzaría así la celebración de un Novenario para, años después, fundar una cofradía que conmemora esta semana sus 134 años de existencia.
Su presidenta Nieves Jiménez se emociona cuando recuerda a todas las personas que, de una u otra manera, han tenido relación con la cofradía durante todo este tiempo. También asegura que la jornada de puertas abiertas organizada este sábado pretende ser el comienzo de un año repleto de actividades que culminará en 2025, año jubilar.
"Son 134 años y no es una fecha redonda, pero comenzamos ese camino hacia los 135", insiste.
Transmitir la gran devoción que sienten todos los cofrades es otro de los objetivos de este día tan especial. Para conmemorar este 'cumpleaños', durante la jornada de puertas abiertas los asistentes disfrutan de conciertos y visitas guiadas por la iglesia de Santo Domingo, pudiendo además descubrir algunos históricos documentos como el primer libro de cuentas de la cofradía que data de 1890.
Nieves explica que fue el obispo de Sión, Jaime Cardona Tur, quien propuso aquel año la creación de la cofradía "porque ya había mucha devoción al Santísimo Cristo". De hecho, este prelado legó a esta agrupación religiosa su cruz pectoral, una joya que todos los años se muestra durante el Novenario.
Entre otros datos históricos, la presidenta relata cómo la imagen original del Santísimo Cristo fue quemada en 1936 y sus cenizas arrojadas por las murallas. Una pequeña fotografía de la cara de este Cristo preside la entrada del despacho de la sacristía. Años después, según el libro de cuentas de la cofradía ibicenca, un vecino de la isla emigrado a Argentina, Vicente Guasch Marí, costearía la figura actual.
Además de mostrar decenas de faldones que los fieles han ido regalando al Cristo durante estas décadas, la presidenta destaca también cómo su Banda de Cornetas y Tambores se fundó a finales de los años 70, siendo la más antigua de Baleares.
Álvaro, de 24 años, es uno de los costaleros más jóvenes de la cofradía, aunque "llevo viniendo desde que era muy pequeño". Durante la mañana, atiende uno de los puestos instalados detrás de El Convent con motivo de esta jornada de celebración. Fotos antiguas de los cofrades e incluso un maniquí luciendo el hábito con el que procesionan en Semana Santa se exponen ante los visitantes.
También Fany y María atienden otro de los puestos. Mientras que la primera tiene relación con la cofradía desde siempre, María sólo lleva dos años en la agrupación y ya es costalera de la imagen del Ecce Homo. "No son todos los días que se cumplen 134 años", señala Fany en relación a la efeméride.
Ella recuerda cómo sus tíos, Vicente y Catalina, se ocupaban del mantenimiento de la iglesia de El Convent y sus padres son de Dalt Vila. En cuanto dejaron a las mujeres procesionar, Fany no se lo pensó dos veces y comenzó a salir en el Santo Entierro "y el traje que llevo es el de mi tío y eso que la ropa ya debe tener 60 años".
La falta de relevo generacional y la difícil accesibilidad a la parroquia de Sant Pere son los grandes retos actuales para esta agrupación, según considera la presidenta, quien confía en que poco a poco más personas se interesen por unirse a la cofradía más antigua de Ibiza y la segunda de Baleares.
"Nuestra imagen siempre ha sido muy venerada", concluye.