En torno a las 14.00 horas una nube empezó a divisarse desde Sant Antoni por encima de los montes del centro de la isla. Una nube que cada vez era mayor. Lo que no tardó en llegar fue el olor a plástico quemado. Ahí la gente de Sant Antoni empezó a preguntarse que qué se estaba quemado. Algunos ya tenían la respuesta: Citubo.
La columna de humo de Citubo no tardó en llegar a la bahía de Portmany arrastrada por el viento. Una nube que con los minutos se convirtió en una especie de niebla que, sobre todo, venía cargada de ese fuerte olor. En poco más de media hora desde el inicio del fuego, el humo ya estaba sobre la bahía y hacía ya mucho más tiempo que se podía divisar desde Sant Antoni y Cala de Bou.
Tan fuerte era el olor, que muchos vecinos no dudaron en taparse la boca y la nariz cuando se asomaban a las terrazas a ver la escena o al moverse por la calle camino de sus coches y casas. Los que tenían las ventanas abiertas corrieron a cerrarlas para evitar que el olor a plástico quemado se colase en sus viviendas.
El humo también ensombreció el sol, y la claridad de la mañana portmanyina dio paso a un inicio de la tarde mucho más gris, mientras el humo seguía llegando a la espera de que los bomberos lograsen controlar el virulento incendio.