Hace tiempo que se terminaron los calificativos para describir la situación por la que atraviesa el Consell de Formentera, por la irresponsabilidad sin límites de Llorenç Córdoba, un sujeto que ha demostrado con creces ser indigno de presidir la institución. No es porque le venga grande, que le viene; sino que todo le importa tres bledos, excepto seguir cobrando su abultada nómina mes tras mes. Lo demás, ni le atañe ni le afecta. No va con él.
Él solito originó la crisis y si de Córdoba depende, no quedará piedra sobre piedra en Formentera, antes de abandonar el cargo. Es su sustento y lo único que le mueve. Toda la ciudadanía ha podido comprobar lo que decía al principio y lo que dice ahora; lo que les dijo a sus compañeros de Sa Unió y que todos hemos podido leer y escuchar. Todo se reduce al vil metal. Por eso ahí sigue. Y ahí seguirá si no lo echan con una moción de censura.
Oírle decir que no piensa dimitir «a no ser que yo sea el problema y mi renuncia la solución a esta crisis», ya no escandaliza a nadie. Es una demostración más, la enésima, de su desfachatez ilimitada. Sin partido, sin gobierno y sin el menor crédito político, pretende seguir siendo el presidente del Consell de Formentera. ¿A razón de qué? ¿De que en junio de 2023 ganó una votación que a día de hoy no tendría más votos a favor que el suyo propio? Esta situación es de locos, pero él, como quien oye llover. Con él no va.
Su último intento de convencer a todos los partidos políticos con representación en el Consell, para unirse en un gobierno de concentración presidido por él mismo, oferta que Córdoba califica de «nada partidista», ha fracasado. Lógicamente. Otro disparate urdido en la absoluta desesperación. La solución pasa por echarle como sea.
De ahí que haya que observar con esperanza la iniciativa de Gent per Formentera, que busca apoyos para presentar una moción de censura que permita desalojar al mariscal de la presidencia que mantiene secuestrada; y con ella a toda la institución insular. Se me antoja la única salida viable, dadas las circunstancias, para recuperar el control del Consell por parte de los partidos que conforman el pleno.
AHORA O NUNCA
Alejandra Ferrer tiene en su mano poner de acuerdo a PSOE y Sa Unió al completo, no sólo Compromís. La solución debe pasar por todos los partidos y no debería excluirse a nadie, pues la situación es crítica y a todos atañe resolverla. Y el PP debería abstenerse o votar a favor, por el bien de los ciudadanos de Formentera. Hoy por hoy, es la única salida posible para deshacerse de Llorenç Córdoba, con quien ya no se puede contar absolutamente para nada.
Sólo lamento que los consellers de Sa Unió no dieran el paso de dejar el equipo de gobierno insular mucho antes, pues estaba claro que Córdoba no iba a ceder jamás. A ese nivel de degeneración y desquicie político ha llegado su ignominiosa presidencia. Pero hasta aquí ha llegado la broma.
Compromís, PP, PSOE y GxF deben alcanzar un acuerdo como sea, con las cesiones que haya que hacer, pues siempre será mejor que prolongar una situación de parálisis y colapso absoluto, sin precedentes. Y mejor será que todos asuman que la catastrófica situación que se vive en la Pitiusa del sur, no la arregla nadie de fuera. Las apelaciones a cambios legislativos de urgencia, suenan a ciencia ficción, Matrix, puro surrealismo. O lo solucionan en Formentera o que con su pan se lo coman. ¡A la salud de Llorenç Córdoba!