Ramon van der Hooft (Países Bajos, 1983) es el presidente de la Asociación de Náutica de Ibiza y Formentera, integrada en Pimeef, y ocupa el puesto de director general en The Boating Group, un grupo que representa a varias empresas de la náutica recreativa. Ramón Van Der Hooft, que llegó a Ibiza en 2006, se considera un «apasionado» de la náutica y, por eso, aunque augura un horizonte de «incertidumbre» en la isla para el sector del chárter náutico destaca, durante esta entrevista en el puerto de Marina Botafoch, que seguirá luchando contra el intrusismo en el sector y por el futuro de la navegación recreativa en Ibiza.
—¿Cómo ha empezado la temporada turística en Ibiza para el sector del chárter náutico? ¿Qué previsiones tiene para los próximos meses?
—Nuestro objetivo es poder igualar la temporada del año pasado, aunque reconozco que no fue precisamente buena, sino atípica. Sí que tuvimos dos temporadas muy buenas en la postpandemia, sobre todo en 2022 con un año récord de salidas. No había ocio nocturno en Ibiza y lo único que se permitía hacer era salir en barco; nos beneficiamos de esta situación. Teníamos claro que en 2023 iba a ser difícil igualar o superar la temporada anterior, además también nos afectó la falta de personal por el problema de la vivienda y el incremento de los costes tanto a nivel de salarios como a la hora de pagar materiales y las cuotas de amarre; el IPC ha subido en todo y en cuestión de dos años hemos visto un aumento de costes de entre un 20 y un 30%.
—En estos dos años, ¿el sector ha subido sus tarifas?
—Hemos ido subiendo las tarifas del alquiler de embarcaciones, pero no hemos podido igualar el porcentaje de gasto. Como mucho hemos podido subir en dos años entre un 5 y un 10 % las tarifas. Los márgenes son cada vez más reducidos y tienes que hacer más salidas para poder llegar. Si no haces entre 80 y 100 salidas durante la temporada, con los costes actuales que hay, no llegas a cubrir todos los gastos.
—¿Se han llegado a cerrar empresas tras este incremento de costes?
—De momento no, pero no me cabe duda de que si este año se repite una temporada parecida a la anterior algunas empresas no se van a poder mantener. El año pasado teníamos reservas porque tuvimos dos años buenos y muchas empresas pudieron contemplar esa bajada, pero luego los inviernos son duros porque hay que continuar con el ciclo de mantenimiento y de gastos. Ya hemos visto que muchas empresas han empezado a recortar en mantenimiento preventivo y es una mala señal porque te la juegues a la ruleta rusa con un barco que, quizás, no está en las mejores condiciones para empezar la temporada. De momento no, pero no me cabe duda de que si este año se repite una temporada parecida a la anterior algunas empresas no se van a poder mantener. El año pasado teníamos reservas porque tuvimos dos años buenos y muchas empresas pudieron contemplar esa bajada, pero luego los inviernos son duros porque hay que continuar con el ciclo de mantenimiento y de gastos. Ya hemos visto que muchas empresas han empezado a recortar en mantenimiento preventivo y es una mala señal porque te la juegues a la ruleta rusa con un barco que, quizás, no está en las mejores condiciones para empezar la temporada.
—¿Y se ha recortado también en personal este año?
—Al contrario, en lugar de recortar, hemos tenido que ampliar los contratos. Con las temporadas actuales, que son tres o cuatro meses, los compromisos que tienes que tener con tu personal es de seis a ocho meses porque, si no ofreces este contrato estable, no consigues contratar a trabajadores. Yo soy partidario de contratos de más de seis meses, pero si no tienes trabajo los meses de pre y postemporada, como son abril, mayo y octubre, asumes unas pérdidas que esperas recuperar en julio y agosto.
—¿Y cómo han resultado en la isla abril y mayo para el sector?
—Me atrevo a decir que el 80% o el 90% de las empresas de chárter en los meses de abril y mayo han tenido pérdidas; la mía la primera. Yo gestiono una flota de 25 barcos y tengo 35 personas en nómina sólo a nivel de tripulación. Por lo tanto, no me compensa si saco de media un barco a navegar durante cinco días porque ese gasto que tengo no lo puedo compensar con la facturación. Esta situación, que es algo que tenemos que asumir, provoca mucha incertidumbre porque nosotros, al contrario que los hoteles y las villas, no empezamos a llenar nuestros calendarios después de navidades como hacen ellos, que en marzo o abril tienen el 90% de las reservas hechas.
—¿Cuántas reservas tenéis en estos momentos para la temporada?
—Algunas sí se hacen antes, pero por regla general más del 50 % de las reservas se hacen cuando el turista ya está aquí porque somos el último atractivo; el último eslabón que se añade a la experiencia en Ibiza. Todo empieza con vuelos y alojamientos, y nosotros estamos detrás de los restaurantes, discotecas y todo ese tipo de ocio. Lo último que la gente añade a sus vacaciones son estas salidas en barco. Sin ir más lejos, estamos entrando en julio con calendarios que están a menos de un 50 % de ocupación. Todavía tenemos que vender en temporada la mitad de las reservas, así que confiamos en que, una vez llegue esa ola de gente, el teléfono vuelva a sonar y la gente se anime a salir en barco.
—¿Ha cambiado el perfil de clientes en los últimos años que utilizan el chárter náutico en Ibiza?
—Sí. Hemos visto una bajada en lo que llamamos week chárter, que son las estancias largas donde la gente pernocta. En este sentido, es difícil hablar de un porcentaje, pero hablé con el director de este puerto deportivo y me dijo que en la gasolinera se ha facturado este año un 15 % menos que el año pasado; el gasto de gasolina de las embarcaciones es un barómetro fiable y un buen indicador porque viene reflejada la actividad de los barcos, especialmente la operatividad de las lanchas a motor, ya que en Ibiza la mayor parte de la flota corresponde a estos barcos. El perfil de la clientela siempre depende del tamaño de las esloras. Por ejemplo, en meses como abril, mayo o finales de septiembre tienes más grupos de amigos.
—¿Qué ganancias ha tenido el sector durante la pretemporada?
—Si me baso en las charlas con compañeros de otras empresas, puedo decir que lamentablemente la pretemporada se ha traducido entre un 10 y un 15 % inferior de ganancias este año con respecto al año anterior, que no fue un año bueno tampoco. En la pre y postemporada tienes más grupos de amigos y más incentivos por parte de las empresas, y trabajamos mejor de jueves a domingo porque los lunes, martes y miércoles suelen ser muy flojitos. En julio y agosto, cuando el turismo cambia un poco, vienen más familias con estancias más largas y empezamos a trabajar mejor porque recibimos un turismo más familiar, aunque es verdad que la pernoctación se ha reducido mucho.
—Y su empresa náutica, ¿qué tipo de embarcaciones gestiona?
—Gestionamos embarcaciones que van desde los 12 metros hasta los 24 metros; operamos con esloras medianas, ya que todas las esloras inferiores a 10 metros las considero embarcaciones pequeñas. Mientras que los barcos de más de 24 metros de eslora ya son grandes. Mi mercado no son las pequeñas ni las grandes esloras, pero está claro que las esloras inferiores a 10 metros están sufriendo que la clase media alta está desapareciendo en Ibiza. Por este motivo, las esloras medianas son las que mejor funcionan en la pre y postemporada.
—¿Qué tipo de salidas náuticas son las más habituales?
—Las salidas diarias especialmente; sobre todo realizamos el recorrido clásico que es ir a Formentera, aunque tengamos mucho más litoral. Mucha gente que repite en Ibiza nos piden experiencias diferentes, como, por ejemplo, ir hacia Tagomago o hacia el este de la isla y luego pasar por el norte. También está toda la costa de Poniente e incluso dentro de Formentera tenemos más mundo que Ses Illetes. Nos gusta que la gente nos pida experiencias distintas, además estos diferentes recorridos hacen que la presión sobre el litoral se reparta más.
—¿Diría que esta presión aumenta cada año?
—Sí, pero es consecuencia del gran intrusismo que padecemos porque los barcos que estamos dentro de los puertos deportivos no causamos esta saturación del litoral. Todos los barcos amarrados en los puertos son los mismos que hace 10 o 20 años porque las plazas no han aumentado. Sin ir más lejos, si el 90 % de todos los barcos de recreo saliese de los puertos deportivos y se repartiera por todas las calas de Ibiza, la isla podría asumir toda esa presión perfectamente. Lo que pasa es que sufrimos mucho intrusismo dentro de la isla y también desde la Península; esto supone que Ibiza soporte mucha actividad de chárter, ya que estas embarcaciones se quedan dos meses faenando en nuestras aguas sin asumir todo ese gasto que tenemos nosotros.
—¿Esta actividad que realizan desde la Península empresas o particulares es legal?
—Lamentablemente es legal porque el Govern no exige que estas embarcaciones de recreo tengan puerto base en la isla, sólo basta con que estos barcos estén registrados correctamente en lista sexta y hayan firmado una declaración responsable, adjuntando una tasa económica que es de tan sólo unos 100 euros. Todo esto les permite realizar esta actividad; eso sí, de base, no está permitido hacer todo el embarque y desembarque en el litoral.
—¿Y lo cumplen?
—No. Algunas embarcaciones realizan el embarque y desembarque en el litoral y en los canales de navegación, y no está permitido. Sin ir más lejos, ahora en la playa de Talamanca hay una campaña de control de esta actividad de chárter entre el Ayuntamiento de Vila, Policía Local y Guardia Civil.
—¿Se han impuesto muchas sanciones a través de esta campaña de control?
—Creo que hace dos o tres semanas levantaron ocho actas.
—¿Cuáles serían todos los gastos que este sector tiene que asumir?
—El amarre sería uno, pero también el mantenimiento del barco, el coste de los mecánicos náuticos y el de la tripulación; es muy complicado sobrevivir a todo esto en Ibiza. Además, sufrimos las consecuencias que traen las cortas concesiones portuarias autorizadas por la APB; los concesionarios están pagando unos cánones muy altos e incluso se pelean entre ellos por culpa del desequilibrio que existe entre la oferta y la demanda. Ellos hacen ofertas económicas desorbitadas a la APB para poder quedarse con la concesión.
—¿Cómo ha vivido este sector el cambio de empresa concesionaria en el puerto de Ibiza?
—Había cinco o siete empresas interesadas en la concesión que querían llevarse el gato al agua, pero el que ha ganado ha puesto una suma desorbitada encima de la mesa. Después le dice a los usuarios que tiene que aplicar un aumento considerable en las tarifas para que le salgan los números. Además, en los pliegos, como la concesión es corta, la APB no exige ningún tipo de mejora en las instalaciones del puerto. En nuestro caso, como usuarios que somos, estamos al final de la cadena; estamos arrinconados y no nos queda otra que ceder. Es más, hay muchas embarcaciones de base que se han ido del puerto de Ibiza porque allí ha estallado una bomba porque siempre ha sido un puerto muy vinculado a la náutica social y al usuario ibicenco.
—El director del Náutico Ibiza, Vicent Canals, señaló que se habían marchado más de 20 barcos por el aumento de las tarifas de los amarres.
—Está claro que esto ha generado mucho malestar e incluso hay gente que ha optado por marcharse o vender su barco ante la gran falta de amarres en los puertos deportivos de la isla. Es cierto que hay empresas que optan por tener parte de su flota fondeando y no quieren saber nada de los precios de los amarres en los puertos. Aquí en Marina Botafoch se ve mucho cómo hay barcos viejos que están en venta, pero lo compran personas que no disponen de amarres.
—¿Es posible que los puertos deportivos de la isla amplíen sus amarres?
—No hay manera. Por parte de Ports de les Illes Balears ya hicieron un informe en el que determinaban que no iban a ampliar los espejos de agua en los puertos deportivos. Dependemos de la APB y estamos a la espera de un Plan Especial que actualmente está en trámite, pero tampoco se prevé ningún aumento de espejos de agua para tener nuevas instalaciones. Como mucho, si los ferris de Formentera al final vienen a la zona 4, que es el muelle Ro-Ro de Ibiza, allí nos vamos a pelear entre todos por un uso nuevo en esta zona.
—¿Qué soluciones hay ante esta falta de amarres en la isla?
—Para las esloras pequeñas hay soluciones como el servicio organizado de marina seca, rampas y aparcamiento; esto permite dejar los barcos en tierra de forma segura en unos 100 metros cuadrados de espacio. Además, puedes poner varios barcos en custodia. Luego, con esloras más grandes, estas soluciones ya no son viables porque esta custodia se complica mucho. No obstante, se podría rediseñar el puerto de tal manera que, sin ampliar ni destinar más metros cuadrados a las instalaciones portuarias o deportivas, sí podamos ampliar el número de barcos que podamos abastecer.
—Lleva tiempo luchando para impulsar soluciones ante los problemas del sector.
—La verdad es que sí porque, aunque no haya nacido aquí, me considero un ibicenco más que quiere luchar por estas aguas y este litoral para que las personas que vivimos aquí tengamos la posibilidad de disfrutar del mar. Siempre digo lo mismo, el problema de la saturación de las calas no viene desde los puertos, sino del intrusismo y de la actividad que realizan las empresas que vienen de fuera.
—¿Cuántos amarres considera que harían falta para cubrir la demanda actual?
—Habría que analizar el alcance, pero, si no me equivoco, aquí en el puerto de Botafoch hay una lista de espera de 300 embarcaciones de recreo. Por lo tanto, si tuviese que decir una cifra, creo que harían falta entre 300 y 500 amarres más, que es la capacidad de un puerto como éste. Si tuviéramos un puerto deportivo más en la isla, lo llenamos sin falta. Además, al tener más espacio, también mejoraría el desequilibrio que tenemos entre la oferta y la demanda porque con más oferta los concesionarios no pujarían tanto y no condicionaría las tarifas, que se mantendrían en unos niveles más asumibles. También es importante señalar que la concesión acaba en 2025 y no se puede descartar que de un día para otro el sector se encuentre con un incremento de gastos de más de un 30 % de golpe; es inasumible, pero hay tanta lista de espera que si no aceptas las condiciones, otro lo hará.
—¿Esta empresa concesionaria está a la altura de lo que prometió?
—Para nada. Creo que si decides cobrar estas tarifas, las instalaciones tienen que estar a la altura de lo que estás pidiendo, pero no es el caso. El único, quizás, con un buen servicio sea el Puerto Deportivo Marina Santa Eulària a nivel de instalaciones porque está bastante mejor que otros puertos como el de Botafoch o el Port Nàutic Ibiza. Muchas veces llega el nuevo concesionario sin tener ningún plan de mejora para las instalaciones con dos botes de pintura y un incremento de un 30 % en las tarifas sin justificar. Por ejemplo, las instalaciones de este puerto siguen siendo las mismas que hace 10 años con la diferencia de que antes estaban mejor y la gente pagaba menos de la mitad.
—¿Cuál es el precio medio a la hora de alquilar una embarcación de recreo?
—El barco suele costar lo mismo para una pareja que para un grupo de amigos porque el gasto de la tripulación es el mismo. En mi empresa, por ejemplo, nos movemos entre los 1.000 y 5.000 euros por salida diaria: 5.000 euros en el caso de esloras grandes y para las esloras pequeñas durante la temporada unos 2.000 euros. A ver cómo se desarrolla este verano; al final de la temporada sabremos si ha merecido la pena o sufriremos pérdidas, sin embargo, intentamos ser optimistas porque en breve arrancarán seis buenas semanas.