Este sábado Talamanca despedirá a uno de sus lugares más emblemáticos: la cafetería Atlanta. Después de 40 años al frente del local, Manuel Hernández, Manolo, se jubila, marcando el final de una era para este bar que ha sido un punto de referencia en la comunidad.
Manolo comenzó su relación con el Atlanta en 1984, el día en que la cafetería abrió sus puertas. Por aquel entonces, él trabajaba en el cercano hotel Victoria, que se hizo con el local a apenas unos metros de distancia, y fue testigo de la inauguración del Atlanta. Poco tiempo después, tomó el timón del establecimiento, y desde entonces, ha sido el alma y el corazón del bar. «El bar es como una familia», comenta Manolo, reflejando el vínculo que ha construido con su equipo y con la clientela a lo largo de estas décadas.
Durante estos 40 años, Manolo no ha estado solo. Su esposa, Loli, ha sido su compañera incondicional en esta travesía, y sus hijos, Alexis y Borja, también han sido parte fundamental del negocio familiar. A ellos se suman empleados que han trabajado codo a codo con Manolo durante años, como Inma, Trini, Rosana, Paco, Asun, Emma, y Carmen, que ha estado al mando de la cocina. Este equipo ha convertido al Atlanta en más que un simple bar; lo han transformado en un lugar de encuentro y en un segundo hogar para muchos.
Manolo lleva trabajando en la hostelería desde los 14 años, acumulando medio siglo de experiencia en el sector. Su carrera incluye un largo recorrido por hoteles como el Victoria, la gestión de establecimientos como el Izay, el Bon Sol, y el bar del Campo de fútbol de Jesús. Sin embargo, es en el Atlanta donde ha dejado su huella más profunda. «En esta nueva etapa voy a disfrutar de la vida junto a Loli y toda mi familia», afirma Manolo con una mezcla de nostalgia y alegría ante el cambio que está por venir.
La despedida del Atlanta será un evento cargado de emoción y recuerdos. A partir de las 17 horas de este sábado, amigos, familiares y clientes se reunirán para celebrar los 40 años de historia del bar y la carrera de Manolo. Como no podría ser de otra manera, el himno no oficial del Atlanta, ‘la canción de los helicópteros', es decir, Another Brick in the Wall de Pink Floyd, resonará por última vez en el local, seguido de una ronda final de chupitos de anís en honor a Manolo y su merecida jubilación.
El cierre del Atlanta no solo marca el fin de un ciclo para Manolo y su familia, sino también para la comunidad de Talamanca, que durante cuatro décadas ha encontrado en este bar un lugar de encuentro, risas y buenos momentos. Con la jubilación de Manolo, Talamanca pierde uno de sus referentes, pero los recuerdos y las historias vividas en el Atlanta perdurarán en la memoria de todos aquellos que lo consideraron su segundo hogar. «Dan ganas de llorar», «nos quedamos huérfanos» o «le echaremos mucho de menos» son solo algunos de los comentarios de los clientes de Manolo que demuestran el cariño que el hostelero se ha ganado a través de los años.